Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Miguel Ángel Sandoval

Para un observador poco atento o desconocedor de la historia nacional, lo que ocurre en los últimos días a nivel de las relaciones internacionales y sus quehaceres diplomáticos, se remite de manera simple a las figuras de moda durante la guerra fría o de la época del conflicto armado en la región centroamericana. Pero en realidad hay algo mucho más profundo que se mueve y que amerita que se le reflexione con detenimiento, y, sobre todo, con profundidad.

En dos o tres apartados de mi crónica “Esperando la primavera” sobre los días que van del 25J al 20 A, señalo con claridad el rol de la OEA y por supuesto el rol de los EEUU en el derrocamiento del gobierno de Jacobo Árbenz. De igual manera, señaló con claridad el rol jugado por la organización continental en las agresiones a varios gobiernos, o los apoyos que recibieron los golpes de estado legalizados en países como Brasil con Dilma Rousseff o Mel Zelaya en Honduras, y otros.

No podría dejar de mencionar la invasión de los EEUU en República Dominicana para derrocar a un gobierno popular. Menos la invasión en Panamá. Y otras intervenciones, que llevan a muchos colegas a decir, con razón no lo niego, que el carácter del imperialismo no se modifica, o que la OEA es un instrumento del gobierno de los EEUU para la defensa de los intereses de este, antes que para la democracia en el continente. En fin, la discusión es de fondo.

Ocurre que, en nuestro país, la intervención del año 1954 para derrocar al gobierno de Jacobo Árbenz y con ello la primavera democrática, fue organizada, dirigida, financiada por el gobierno de los EEUU, y para ello se apoyó en los padres o abuelos del actual pacto de corruptos. De eso no quedan muchas dudas, salvo las normales en los análisis que tratan de la memoria histórica y sus recovecos. De la misma forma, se apoyó sin reservas el modelo económico que es el responsable de la miseria nacional de hoy y que urge modificar.

Para ello, el gobierno de los EEUU apoyó a la coalición de sectores económicos que tienen la mayor responsabilidad del estado actual de Guatemala, que, para ser concretos, se pinta de cuerpo entero en el libro de Juan Alberto Fuentes Nigth sobre economía atrapada por elites que medran a la sombra de gobiernos corruptos y alianzas espurias. Es por ello que planteo que hace falta que se explore sobre nuevas alianzas en nuestro país, si se quiere encontrar nuevas vetas que luchen en serio por la democracia y contra la herencia de la cual los vecinos del norte son absolutamente corresponsables.

El rol de la OEA es menos discutible. En la historia nacional el recuerdo de Caracas en el fatídico año de 1954, tiene a una OEA y los países que la integran, facilitando en términos diplomáticos la invasión-intervención-golpe de estado en Guatemala. Solo la voz del canciller de la dignidad, Guillermo Toriello, resonó en la sala exigiendo el cese de la intervención extranjera en nuestro país.  Los países que en 1954 condenaron al régimen guatemalteco, ahora asumen otra postura y claman por el respeto al derecho soberano del pueblo guatemalteco, que por la vía electoral define su rumbo, como antes en los gobiernos de Arévalo y Árbenz lo hicieron, solo que en plena guerra fría. Pero hoy, el rol de la OEA en la transición de un gobierno a otro es positivo, a pesar de la reticencia por sus antecedentes, pero hay que convenir que para un gobierno como el actual, la presencia de la OEA ha sido lo más odioso y detestable del mundo.

En otras palabras, no olvidamos y la memoria de nuestro país tiene estos hechos en lo profundo de su historia. De la misma manera, si somos capaces de entender que no hay más la guerra fría, que ahora los parámetros son otros, y que, en un mundo multipolar, las relaciones internacionales se miran de otra manera. Es cierto que los EEUU pretenden ser la potencia hegemónica, y acaso lo sean, pero no por mucho tiempo más. Hay otras fuerzas que apuntan hacia la diputa del control o de la hegemonía internacional. Y no me extiendo en esto pues es de todos conocido.

Ahora bien, con todas las explicaciones que se pueden hacer, hay un hecho claro: en esta región del planeta, y para la buenas relaciones entre vecinos:  es importante entender que los EEUU si juegan un rol de importancia con las características que sabemos, en un mundo que no es el de la guerra fría y tampoco es el de la gran contradicción  este-oeste, o socialismo-capitalismo Es otra fase de la historia y de la geopolítica, en la cual hace falta imaginar nuevas relaciones y nuevas alianzas entre países.

Y ello Tiene que ver con una disyuntiva que aparece con claridad: el apoyo de los EE. UU. a los que salieron beneficiados por la intervención del año 1954, ha generado una crisis sin solución en el último medio siglo. Ahora puede ser un momento de inflexión, en donde se pueda encontrar un nuevo rumbo a las relaciones entre los dos países. Hay un hecho nuevo, y es que la victoria electoral de Bernardo Arévalo y su partido Semilla, abre las posibilidades de nuevas alianzas que también se perfilan en un continente que no es el de las dictaduras militares, y un país, el nuestro, que ya no es el de la guerra fría. Es claro que Bernardo Arévalo cuenta hoy, con el apoyo explícito del gobierno de los EEUU. A diferencia del momento del fin de la primavera en 1954.

Es claro que no estoy suponiendo que los EEUU modificaron su naturaleza de manera determinante para nuestros intereses nacionales, y que ahora son una perita en dulce, como se dice, pero si afirmo que ahora tienen que hacer las relaciones con otros países, tomando en cuenta el entorno mundial y la predica de la democracia liberal en toda su extensión. No podría verse el tema limitado a una sola variable. Y en ello el análisis debe de estar en el centro de nuestras acciones o determinaciones como país.

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