Por Miguel Ángel Sandoval
Históricamente la defensa de la democracia en nuestros países ha sido principalmente en el ámbito de las declaraciones. Tanto las elites internas como la denominada “comunidad internacional” que no es más que los EEUU, sus aliados de la OTAN y como corifeos, un montón de paisitos, salvo aquellos que tienen alguna distancia o reservas con la potencia del norte. Es el caso de México, Brasil, Argentina, ocasionalmente Chile o Colombia. Y Cuba que opta por no emitir opinión sobre temas internos de otros países. Tienen sus razones. También se encuentra el mecanismo de la OEA que a decir verdad tiene que entender el cambio que se está operando en nuestro país desde el 25J.
Pero ahora el caso guatemalteco se disparó en la atención de las cancillerías del continente y más allá por lo grosero de las violaciones al proceso electoral que tuvo el 25J su primer momento, y que sigue en los días posteriores, a pesar de sendas declaraciones de la CC y del TSE. Ello porque las señales de alarma o alerta ya se habían encendido con la cancelación de varias candidaturas y partidos. Por ello, y por los informes producidos por diversas misiones de observación en la jornada del 25J, es que el acoso posterior del MP en dirección al TSE y el partido Semilla, colmaron el vaso de los observadores. ¿Pero, por qué?
Uno de los temas que se discute a nivel continental es la presencia de un nuevo movimiento pendular que, de los gobiernos abiertamente derechistas, ahora hay un movimiento hacia a izquierda, aunque en el caso guatemalteco preferiría decir progresista, ante el envenenamiento que han ocasionado a los términos del debate político ideológico. Así, hay particularmente en el sur del continente, gobiernos como el de Lula en Brasil, Boric en Chile, o Petro en Colombia, que cambiaron el mapa político continental. Ello con la presencia a nuestra frontera norte del gobierno de las 4 transformaciones o cuarta transformación de AMLO-
Pero en la región centroamericana, de donde nuestro país es integrante fundamental, existe una especie de tendencia hacia formas de autoritarismo que pone en cuestión, no solo la democracia de cada uno de los países, sino la influencia y los intereses determinantes de los EEUU en la región. Ese puede ser el principal tema que se debate entre quienes están en favor de fortalecer los procesos democráticos en la región.
Como se sabe, Guatemala es de hecho la última frontera sur de los EEUU y ello no es algo menor. Por esa razón, el tema chapín no es ajeno a los intereses de su principal socio comercial, y el destino de los miles de migrantes que utiliza el territorio guatemalteco como la última escala para viajar hacia el país del norte. Eso explica, al menos en parte, un nivel de los problemas. Pues el otro componente de la relación compleja que tiene nuestro país con su socio del norte, es todo lo relacionado con el narcotráfico. Es por ello que la continuidad del pacto de corruptos, sin controles, pero, sobre todo, sin ninguna legitimidad, abriría la puerta a conflictos como los que la región vivió hace años y ello no forma parte de los intereses de nadie en la actualidad.
Sabiendo de ello, para dar un ejemplo, la diplomacia chapina intentó, por la vía de visitas y concesiones innecesarias, satisfacer a su gran aliado, a efecto que este no insistiera mucho en las falencias democráticas y los abusos en diversos temas vinculadas a la ejecutoria del pacto de corruptos. Eso es lo que explica los viajes a Ucrania o Taiwán, o la violación del acuerdo de fundación del estado de Israel y Palestina, al modificar y violar flagrantemente el estatuto de Jerusalén.
Pero ni las visitas “diplomáticas” engañabobos ni otras medidas sin mucho sentido, fueron capaces de ocultar el fenómeno de las migraciones, del narcotráfico y de manera reciente, que nos lleva a escribir estas líneas, el proceso electoral lleno de ilegalidades, de acoso judicial inventado, de intentos de un golpe técnico o con vaselina, desviaron la atención de los observadores de los EUU y de toda la región. No era posible mantener por mucho tiempo el engaño, ni pasar de noche por las burdas maniobras electorales para imponer al candidato oficial y dejar fuera quien estimaran necesario, pero que no gustara a la argolla del pacto de corruptos en este periodo, ha recaído en la figura presidencial.
Adicional a ello, había que tener un punto de apoyo en lo que desde el norte se entiende como una visión contraria la democracia liberal y por ello, ante la evidencia de la pérdida total de influencia en Nicaragua, por razones distintas a la deriva autoritaria y caricaturesca del gobierno de Ortega-Murillo, o la proclamada nueva soberanía de El Salvador, para los EEUU era indispensable apoyar un proceso democrático en Guatemala, para evitar escenarios semejantes a los de Nicaragua o El Salvador, o un escenario de conflicto como en la década de los 80. En gran medida eso explica que el socio del norte haya sido, hasta hoy, y luego del agotamiento de los viajes y concesiones, un factor clave en la disuasión de medidas seriamente antidemocráticas, como el golpe técnico o con vaselina que se venía fraguando.
Y un tema que ha pasado apercibido, se encuentra en torno a la presencia China en la región pues ya sentó sus reales en Nicaragua o el Salvador, que lo intenta con Honduras, pero que puede tener en nuestro país un freno por la presencia fuerte de los intereses de los EEUU. Es un tema a discutirse, en donde interviene la soberanía nacional, y lo que se entienda como autonomía para realizar sus alianzas diplomáticas o comerciales en el plano internacional.
Estas son algunas de las razones por las que la democracia guatemalteca ha encontrado aliados insospechados en los últimas semanas y días. Como podría ser la alianza entre demócratas y republicanos en el congreso de los EEUU para exigir respeto por los resultados electorales. Y como vemos, si hay razones para que las elecciones en dos rondas que van del 25J al 20A, estén bajo una fuerte vigilancia internacional pues los factores que intervienen en allá no son pocos ni de poca monta. Se trata de definiciones estratégicas que la alianza histórica con el pacto de corruptos no garantizaba en nada, y que ahora seguramente van a explorar con la persona que ocupe la presidencia a partir del 20A.
Es un tema que desde hace algunos años se ha planteado. Tiene que ver con una disyuntiva que aparece con claridad: el apoyo de los EEUU a los que salieron beneficiados por la intervención del año 1954, ha generado una crisis sin solución en el último medio siglo y ahora puede ser un momento de inflexión en donde se pueda encontrar un nuevo rumbo a las relaciones entre los dos países. Hay un hecho nuevo y es que ante le eventual y probable victoria electoral de Bernardo Arévalo y su partido Semilla, las posibilidades de nuevas alianzas se perfilan en un continente y un país que ya no es el de la guerra fría, y que es una región que busca su desarrollo como nunca antes en la historia reciente.
Hay un dato de suma importancia en este análisis. Hoy es por la vía de las urnas, de los votos, de las proclamas democráticas que se puede intentar una especie de nuevo acuerdo o nuevos entendimientos. Se asiste en nuestro país, desde el 25J, a un renacimiento democrático, en defensa del voto, de la democracia, de la libertad de organización, y todo lo que en los últimos años había presentado recaídas notables.