El 23-J en España será recordado como el día en que la ultraderecha fue derrotada en las urnas. El Partido Popular pagó cara su alianza con Vox que perdió 19 escaños y la amenaza sostenida por encuestas y medios de comunicación comerciales quedó conjurada por el voto.
Por María Eugenia Waldhüter
Aunque el Partido Popular (PP) obtuvo la mayor cantidad de votos al lograr 136 escaños el número es insuficiente para la conformación del Gobierno. La derrota de sus aliados fascistas le restó votos y en la suma no alcanza a los 176 escaños que le daría una mayoría necesaria para lograr la investidura de Gobierno. Por su parte, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), obtuvo 122 escaños pero es altamente probable que buena parte de sus aliados acuerden un respaldo al PSOE.
En este momento toda la atención se concentra en Catalunya ya que de las negociaciones con Junts per Catalunya dependerá la continuidad de una fuerza de centro izquierda en el gobierno del Estado español. Jesús González Pazos, activista político e internacionalista del País Vasco, analizó los resultados y conversó con Marcha. “La derecha pese a contar con todo el respaldo mediático, con todas las encuestas a su favor que le daban una mayoría absoluta, pese a todo eso ha sido derrotada, frenada en seco”, afirmó.
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¿Qué escenario dejan estos resultados?
Las elecciones celebradas este domingo 23 de julio en el Estado español dejaron un escenario endiablado, unas elecciones inconclusas, por decirlo de alguna forma. La derecha ha sido frenada, la ultraderecha se ha hundido en gran medida y las fuerzas progresistas han salvado estas elecciones cuando todas las encuestas y todos los medios de comunicación han estado trabajando en su contra.
Este resultado es nuevamente una posibilidad de gobierno de las fuerzas progresistas pero también una imposibilidad absoluta de las fuerzas de la ultraderecha por formar gobierno. La unión del PP y de Vox no da para tener una mayoría, ya no absoluta, sino una mayoría simple, con lo cual el escenario al día de hoy es que las fuerzas progresistas del Estado español han conseguido frenar el avance de la ultraderecha española y esta se ha llevado un fuerte golpe en sus aspiraciones de volver a controlar el gobierno central.
Es relativamente poca la diferencia entre los votos obtenidos por la derecha y la centro izquierda. ¿De qué habla una tan estrecha distancia entre las fuerzas progresistas y la ultraderecha?
Nos habla de un Estado español fracturado, dividido casi por la mitad. A un lado las fuerzas que sustentaron el anterior gobierno de Pedro Sánchez, que hay que recordar que no solamente es el progresismo sino también son las fuerzas soberanistas, especialmente vascas y catalanas. Y por otro lado, los que contaban a su favor con todos los medios de comunicación, y este es un elemento que me parece importante subrayar, una tendencia actual en la mayoría de los países donde la ultraderecha consigue dominar los escenarios mediáticos, consigue imponer su marco discursivo, sus análisis políticos e ideológicos y eso también supone un retroceso de las fuerzas progresistas al asumir, en gran medida, esos marcos discursivos.
Esta es la realidad que en este momento se da en el Estado español, pero hay otra posiblemente oculta en el marco internacional que nos habla de la fuerza importante de los partidos políticos que responden a las naciones sin Estado, hablamos de Catalunya, de Galicia y de Esukal Herria. En estos momentos no es posible un gobierno progresista en el Estado español sin contar con las fuerzas soberanistas, en su mayoría fuerzas de izquierda catalanas, vascas y gallegas. Hasta tal punto que este escenario endiablado en estos momentos está en manos del ex presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, que se encuentra exiliado desde 2017 en Bélgica por haber convocado un referéndum por el derecho de autodeterminación del pueblo catalán.
La división de los resultados paradójicamente está en manos de una fuerza catalana, Junts per Catalunya, cuyo fundador es Puigdemont. En sus manos está la decisión del futuro gobierno, es decir, la decisión sobre si el Estado español va a tener un gobierno progresista o va a tener que verse abocado quizás, a unas nuevas elecciones. Ese es un poco el escenario que dibuja esta estrecha diferencia entre las fuerzas progresistas y la ultraderecha.
Mencionas la incidencia de las encuestas de la mano de las empresas de comunicación masiva y el modo en el que buscaron formar opinión poniendo a la ultraderecha encabezando las tendencias electorales. ¿Hay resistencia u organización ante el avance del fascismo? ¿En qué sectores lo identificas?
Los resultados de estas elecciones demuestran la resistencia y organización contra el fascismo. La derecha pese a contar con todo el respaldo mediático, con todas las encuestas a su favor que le daban una mayoría absoluta, pese a todo eso ha sido derrotada, frenada en seco. Lo cual demuestra que esto no solo es mérito del Partido Socialista del actual presidente Pedro Sánchez, sino que también demuestra que ha habido una movilización de los sectores y organizaciones sociales y populares en el Estado español para frenar ese avance del fascismo.
El movimiento feminista ha estado muy activo pero también los movimientos barriales, los movimientos por la salud pública, en muchos lugares del Estado español, hay que reconocer que especialmente en los sectores urbanos, ha estado permanentemente en movilización para frenar el fascismo. Yo que hablo desde Euskal Herría puedo decir que aquí la consigna, en gran medida, además de defender los derechos del pueblo vasco, ha sido defender el antifascismo, avanzar en contra de la ultraderecha y de su imposición en el Estado español.
Ese discurso claro de izquierda antifascistas ha calado hasta tal punto que, por ejemplo, en el País Vasco la fuerza de izquierda Euskal Herria Bildu, la fuerza feminista, ecologista, soberanista, antifascista es la gran vencedora en estos comicios en este territorio. Además, ha dicho claramente que va a seguir aportando en Madrid en la medida que esté en su mano frenar cualquier gobierno de derecha. Esto nos demuestra que hay resistencia, que hay organizaciones sociales, políticas populares y sindicales organizadas que ven con mucha claridad la amenaza fascista y se encuentran en una decisión firme por combatirla.
Como decías, hoy está en manos de Junts per Catalunya definir el destino del gobierno central. ¿Cuáles son los desafíos de hoy en adelante?
Pensando a futuro los desafíos son enormes. Esa estrechísima diferencia entre el bloque progresista y las derechas habla de que hay que seguir enfrentando el fascismo. Yo creo que ese es el gran reto en el Estado español, en mi país en Euskal Herría, y es el gran reto en Europa.
Al fascismo no se le puede blanquear, no se puede jugar con sus cartas, al fascismo hay que combatirlo siempre y en todo lugar, pero no solamente en el día de las elecciones, hay que combatirlo en el día a día desde los movimientos populares, desde el feminismo, desde el ecologismo, desde el soberanismo de izquierda, desde los ámbitos laborales, desde las barriadas hay que combatir el discurso fascista.
Jesús González Pazos, activista político e internacionalista del País Vasco
El gran éxito de la ultraderecha en Europa, lo he dicho ya, ha sido imponer su marco discursivo, a ese marco hay que hacer frente día a día. Yo creo que ese es el gran desafío, por supuesto en el marco estrictamente político vamos a ver lo que ocurre, vamos a ver si es posible construir acuerdos para un nuevo gobierno de progreso en el Estado español que dé continuidad a los avances conseguidos durante estos últimos cuatro años y los pueda profundizar, ese es otro reto importante. Al PSOE hay que estar empujándolo y forzando a tomar medidas cada vez más progresistas.
La alternativa a todo esto serían una nuevas elecciones que, vendrían a ser al día de hoy como un suicidio, tanto para las fuerzas progresistas como para la derecha. Nadie pronostica con meridiana claridad qué podría ocurrir en unas nuevas elecciones con un electorado altamente cansado, por eso, en este momento lo que se articula en el marco estrictamente político es construir un nuevo gobierno de progreso, vamos a ver si es posible, pero insisto, creo que al fascismo, a la ultraderecha hay que combatirla día a día no solamente en el día de las elecciones.
Publicado originalmente vía Marcha.