Resultados electorales y magia -1-

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval

Es un título provocador y espero que provoque reflexión, pues en época de elecciones aparecen muchos magos y un amplio territorio para las fórmulas mágicas. No es difícil escuchar a expertos en comunicación decir que una elección se gana si hay una canción bonita, o un slogan atractivo. Hay un pequeño porcentaje de razón en ello pues una cancioncita pegajosa algo puede hacer, de la misma manera que un bonito slogan, pero es necesario ser un poco más serio.

Una cancioncita bien hecha, para entrar en el gusto de la gente debería saturar las radios del país, escucharse mañana, tarde y noche, todos los días de la campaña y solo así tendría la atención de mucha gente. Lo mismo con un slogan publicitario. Solo el efecto de lo acumulado, reiterado, es lo que permite que algo sea conocido. Lo demás es mentirita de expertos.

Aquí hay otro tema que se supone debería ser parte de las herramientas de una campaña exitosa. Es lo financiero. Solo pensar en el costo de un spot en radio o en TV, nos puede permitir entender las cifras en millones que es necesario contar para poder pautar publicidad en tiempos de campaña, además, de los tiempos más buscados por el auditorio. No es nada casual que los partidos con más recursos pongan la música electoral, los slogans y las caras de los candidatos. Aquí es notable la garra con la que los políticos tradicionales, defienden la pauta privada antes que, al financiamiento por parte del Estado, como ocurre en otros países.

Pero lo que no se puede ver de manera superficial es el trabajo de organización en el país entero. Esto es algo que escribí en otro artículo publicado en estos días. Es el caso de un partido progresista que como apuesta electoral parte con 50 planillas para alcalde, en un país en donde hay 340 municipios. Es obvio que ello dice de los resultados que se pueden alcanzar. A continuación, está el tema del día de las votaciones. Si hay solo 50 planillas para alcalde, parecería normal inferir que solo hay organización en 50 municipios, y siguiendo este razonamiento, habrá fiscales de mesa en 50 municipios, o menos. Y con ello es realmente un acto de magia impedir que alguien use mal los votos de esa fuerza política. O en esas condiciones es difícil alegar fraude si no hubo quien contara los votos.

Todos estos temas tocados solo al paso de forma muy superficial, son los datos que en cualquier circunstancia se debe analizar cuando se mira el resultado de las elecciones en un país como el nuestro. A manera de ejemplo, si un partido compite en 300 municipios y otro en 50, el resultado debe favorecer al que tiene trabajo en 300 municipios. Mientras que el que tiene trabajo organizativo solo en 50 pues no puede esperar milagros. 

Pero estos son aspectos puramente cuantitativos. Faltan otros temas. Es el caso de quien es conocido socialmente y quién no. Es la ventaja con la cual contó un personaje como el expresidente Morales, que por un programa de dudosa calidad pero que tenía años en el aire por los canales abiertos de la TV, era alguien conocido en los pueblos más remotos. No discuto aquí sus propuestas, sus alianzas, sus financistas, su escaso trabajo, etc. Solo el hecho de ser alguien conocido en un momento de rechazo generalizado a las figuras políticas del país. Por ello, en parte, sus resultados.  En esas condiciones la situación para las fuerzas progresistas, generalmente marginales, sin recursos financieros, sin organización en la mayoría de regiones del país, no pueden esperar, como con varita mágica, resultados favorables.

Todo lo apuntado, sin mencionar siquiera todo el paquete clientelar que se utiliza en los procesos electorales. Camisetas, gorras, bolsas de alimentos, láminas, dinero en efectivo, control de empleos en fincas, empresas, gobiernos municipales, y un largo etcétera. Y si se agrega el rol de las instituciones electorales, de justicia o represivas, pues la magia se termina.  Pienso en la cancelación de partidos y candidatos de manera antojadiza, ilegal, antidemocrática. Lo vimos en 2019 y ahora en 2023, aunque ya lo habíamos visto.

Esto es lo que permite afirmar que la magia no existe en las elecciones, pues lo que hay son factores objetivos que están mucho más allá de los pensamientos mágicos de algunos dirigentes o cuadros de los partidos que esperan milagros en lugar de hacer trabajo de base durante años y años. Este es un llamado a la reflexión, al análisis, que permitan entender de que está construido el proceso electoral y toda la ingeniería que entra en su desarrollo.

No es gritar en una plaza, y decir que los progresistas somos los mejores y los más dignos. La realidad es otra y mucho más compleja. Se trata de posicionar temas de la agenda nacional, luchar en todos los espacios de forma cotidiana, tender puentes, construir alianzas, como una manera de hacer política, y no solo en los 60 o 90 días que dura el proceso electoral. Es por ello que los resultados, desangelados y sin magia, los veremos en un poco más de un mes. Será el castigo por la ausencia de trabajo de base, de organización, de estructuras partidarias reales, de recursos de todo tipo y de las maniobras legales, espurias, pero ejercidas desde el poder.

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