Créditos: Prensa Comunitaria
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Por Miguel Ángel Sandoval

Las leyes de la dictadura Ortega/Murillo son prodigas. Luego del destierro y desnacionalización de 222 nicaragüenses que salieron de la prisión para convertirse en apátridas, el régimen condena a 94 personas más a la perdida de la nacionalidad, confirma el destierro y ojo: les confisca bienes. Casas, empresas, acciones, etcétera. En total 316 personas despojadas. Una piñata total. La ignominia.

En 1990 la piñata. Casas, autos, fincas, empresas, pasaron a lo que aún era gobierno sandinista que había perdido las elecciones. Justificaron el robo de muchas de esas propiedades. Las cosas son distintas. Es una dictadura, que “legalmente” les roba a combatientes contra la dictadura de Somoza, sus bienes.

Es por ello una piñata II. Ahora contra los opositores políticos, a los desterrados, a los expatriados, los deja sin bienes, con seguridad para premiar a los jueces, diputados, achichincles, y toda esa ralea de enterradores de la democracia de ese país centroamericano, que un día, hace varias décadas, fue una clarinada para todos. El tiempo paso, los muchachos envejecieron y ahora unos dictadores, cuya más grande hazaña fue enterrar la democracia en ese país.

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