Créditos: Emilio Morales.
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El 20 de enero próximo, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) convocará a las Elecciones Generales del 2023 y será la segunda vez que las personas migrantes guatemaltecas que residen en Estados Unidos, podrán votar. Sin embargo, su voto nuevamente estará limitado ya que solo podrán incidir en la elección para el presidente y vicepresidente, y no en las diputaciones y alcaldías municipales.

Este mecanismo tuvo resultados desastrosos en 2019, al dejar a la vista las falencias de un proceso excluyente, ya que no se realizó con la atención adecuada. ¿Se repetirá el resultado en 2023 o el voto en el extranjero podrá dar un vuelco a la jugada política en Guatemala que, hasta ahora, ha blindado a los corruptos para asegurar su permanencia en el poder?

Por Prensa Comunitaria

La primera vez que la población guatemalteca pudo emitir un voto en el extranjero fue en Estados Unidos, en 2019. En esa ocasión, la Cancillería de Guatemala y el Tribunal Supremo Electoral (TSE) gastaron 47 millones de quetzales, equivalentes a unos 5.9 millones de dólares, para que las 80 mil 608 personas empadronadas (30 mil 075 mujeres y 50 mil 533 hombres), de los más de 3 millones que residen en ese país, pudieran emitir el sufragio.

Pero el ejercicio fue un fracaso, pues votaron únicamente, 734 personas, una cifra casi nula de votos. Como resultado de la baja participación, cada voto costó, aproximadamente, 64 mil quetzales al gobierno guatemalteco.

En Guatemala, el voto en el extranjero como lo ha denominado el TSE, dista mucho de ser inclusivo y sobre todo accesible.

El escritor sobre ciencia política contemporánea mexicana y uno de los estudiosos del voto en el extranjero, Alan Wall, considera que existen tres modalidades básicas para emitir el sufragio: ya sea por correo, de forma personal en la locación extranjera y el voto por correo electrónico. Para el caso de Guatemala, en 2019, la votación en el extranjero se realizó de manera presencial y continuará siendo de la misma forma para los comicios de 2023.

“Sabemos que las condiciones políticas y sociales de los países determinan en muchos sentidos las modalidades y la misma ambigüedad para sancionar legalmente el voto, lo mismo que la capacidad económica para diseñar una infraestructura de punta para el proceso electoral. Casos especiales son países como México con una población densa de migrantes documentados e indocumentados que radican en Estados Unidos, y Colombia, en donde el problema del desplazamiento forzado es severo por los efectos de las luchas internas entre las fuerzas paramilitares y las FARC”, refirió el senado de la República Legislativa de México, de la LVIII Legislatura, sobre el impacto de esta modalidad de voto, de acuerdo a ejemplos de otros países de Latinoamérica.

Otro de los aspectos que ha sido criticado es el uso excesivo de recursos en aspectos innecesarios, desde el alquiler en hoteles de lujo para que las personas empadronadas llegaran a emitir su voto hasta excesos en comidas y reuniones previas. Al respecto, analistas guatemaltecos especialistas en el tema, aseguran que se debería invertir en campañas de empadronamiento, en campañas cívicas en donde se explique la importancia del voto y sobre todo se informe del proceso para poder emitir el sufragio.

El acuerdo 274 del TSE para la legalización del voto en el extranjero, demuestra que quienes formularon la propuesta solamente están interesados en utilizarlo con el fin de acumular participación para la elección de los binomios presidenciales, dejando de lado la representatividad de la población migrante en el Congreso de la República, alcaldías municipales y diputaciones del Parlamento Centroamericano (PARLACEN), una población que representa, aproximadamente, a más de 3 millones de personas que viven, en su mayoría, en Estados Unidos, según datos del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (CONAMIGUA) y la Cancillería.

¿Por qué no votan los guatemaltecos en el extranjero?

En países como Guatemala, en donde la democracia es relativamente joven y, sobre todo, tiene un Estado de Derecho inestable debido a la corrupción, impunidad, despojo, acumulación excesiva de riqueza y la contrastante pobreza, inseguridad, violencia y desempleo, fue arriesgado asumir que el abstencionismo que ya se ha mostrado como un síntoma de inconformidad dentro del territorio, no se iba a repetir en el extranjero.

Los migrantes guatemaltecos, específicamente, quienes viven en Estados Unidos, son grandes aportadores a la economía de Guatemala, representando en 2021 el 16% del Producto Interno Bruto (PIB); en 2022 con 18%; y con proyecciones a aumentar hasta un 19% en 2023, de acuerdo al Banco de Guatemala (BANGUAT).

Créditos: FUNDESA, 2022.

La mayoría de connacionales que viven en Estados Unidos migraron a edades muy tempranas, creando así una desvinculación directa con su país natal. Mucho se ha hablado de las causas de la migración forzada, la principal es la falta de empleo, la violencia e incluso la inestabilidad política. Guatemala ha tenido un declive democrático y de manera más marcada, en los últimos 10 años, lo cual ha incrementado el número de personas que se han radicado en el norte, mayoritariamente.

Estos datos coinciden con las cifras reportadas por el Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) respecto a migrantes expulsados por Estados Unidos; solo en 2022, 40 mil 713 personas retornaron al país, un dato que aumentó en comparación a 2021, con 17 mil 806.

En las proyecciones para las Elecciones Generales de 2023, se planteaba ampliar la participación a los cinco países en donde más guatemaltecos viven (México, Canadá, Belice y Honduras, además de Estados Unidos, principalmente). Para ello, la Cancillería había hablado de habilitar 39 centros de votación. Lo cierto es que, a seis meses de los comicios electorales, el voto en el extranjero sigue sin tener un plan claro y sin ser una prioridad para este gobierno, como ha ocurrido en administraciones anteriores. Así lo corrobora una de nuestras fuentes.

Un voto fracasado por falta de una estrategia

Prensa Comunitaria tuvo comunicación con un diplomático de carrera que fue funcionario en la Embajada de Guatemala en Estados Unidos, quien prefirió no ser nombrado. Según su punto de vista, son casi 4 millones de personas las que viven en el extranjero y la cifra está próxima a aumentar a casi 5 millones de personas.

Conforme a las proyecciones del último censo poblacional realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2018, para el 2022 la población guatemalteca alcanzaría las 17 millones 357 mil 88 personas dentro del territorio nacional. Si a esto se suman los casi 4 millones de guatemaltecos que viven fuera del territorio, el total daría un aproximado de 21 millones de personas, las cuales tienen derecho a elegir y ser electas.

Créditos: INE, 2022.

Sin embargo, el voto en el extranjero está habilitado únicamente para Estados Unidos, dejando de lado a casi un millón de guatemaltecos que viven en otros países.

A decir del exfuncionario, no existe una estrategia para captar el voto extranjero de manera masiva y serán muchos los recursos que el TSE erogará sin éxito.

“El problema no es que los migrantes voten, el problema es que su participación es nada (734 votos en la elección pasada) porque la estrategia del TSE es cara e inútil. No tenemos una red consular masiva y además deberían de habilitar parques, escuelas, no solo consulados, para captar ese voto. El consulado conoce dónde vive la mayoría de guatemaltecos, entonces habría que montar centros de votación en esos lugares, utilizando infraestructura pública de Estados Unidos como escuelas, parques, etc., para lo cual, por supuesto debe pedirse permiso a las autoridades de ese país”, dijo.

La primera elección en el extranjero se celebró en 2019, la de 2023 será la segunda. El padrón creció un poco, pero es nada en comparación con los 4 millones de guatemaltecos que viven allá, de los cuales 3 millones son mayores de edad. En poco tiempo llegará a 5 millones, advirtió el exfuncionario.

Según datos del TSE, en Estados Unidos, hasta el 5 de enero de este año, del actual padrón electoral van 80 mil 622 personas migrantes empadronadas en Estados Unidos, que representa el 1.18% del padrón general.

Este conteo existe gracias al Registro Nacional de las Personas (RENAP), la Cancillería y el TSE, pero ninguna de las tres instituciones ha establecido campañas para promover el empadronamiento y votación masiva de los migrantes. Además, los pocos esfuerzos por difundir el mensaje no se han realizado en idiomas mayas, pese a que son las personas de los pueblos indígenas quienes, mayoritariamente, han migrado.

Créditos: MINEX, 2022.

Guatemala produce una cantidad masiva de migrantes, más que ningún otro país de la región norte de Centroamérica. Este hecho debería hacer repensar a las autoridades en cómo posibilitar a la comunidad migrante su derecho a elegir.

Implicaciones de la diáspora guatemalteca en las elecciones de 2023

Si la comunidad migrante lograra crear un engranaje entre ciudadanía, gobierno y población, sin duda podría generar el suficiente peso para nombrar a los siguientes gobernantes, ya que el respaldo sería masivo teniendo en cuenta la cantidad de personas que pueden votar.

Por ejemplo, en las elecciones de 2011, el voto de 2 millones de guatemaltecos decidió la llegada al poder de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, una cifra menor a la de los migrantes fuera del territorio.

Ese peso podría dar a la comunidad migrante el poder de tomar decisiones que impacten el destino del país. No solo porque representa una de las cinco fuerzas económicas que mantienen a flote a Guatemala, sino porque ese mismo poder y aporte económico podría ayudar a construir y consensuar políticas públicas progresistas (como el derecho universal a la salud, educación, el cese de la violencia y la generación de empleo que repercuten en el desarraigo), elegir representantes directos como lo son los diputados. Por estos motivos, los migrantes deberían ser una prioridad en el plan de un país incluyente.

Esta coordinación podría generar, además, resultados sorprendentes e inusitados. Cabe recordar que, en 2019, pese a la baja participación, la candidata de izquierda, por el partido Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), Thelma Cabrera, fue quien obtuvo la mayoría de los votos en el extranjero. Cabrera es una mujer indígena, maya Mam, quien a lo largo de su carrera política ha sido defensora de los derechos de los pueblos originarios y de los recursos naturales, a través del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA).

Créditos: Elaboración propia con datos del TSE, 2019.

En 2023 se llevarán a cabo las elecciones generales de Guatemala y se espera lograr un voto masivo o al menos un voto consciente desde el exterior. ¿Podemos esperar un cambio y una mejora en la inclusión de las personas migrantes en las decisiones políticas del país? Solo queda esperar.

 

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