El olor de la comida en el fuego, música de marimba, la niñez jugando, los mejores productos de la cosecha en la mesa, B´oj y cacao, chuntos y elotes, la convivencia de familiares y amigos, son la base de las fiestas de fin de año en las comunidades.
Por Juan Bautista Xol
En algunas comunidades de El Estor, Izabal, cada 15 de diciembre, se sabe de llegada de la Navidad cuando los abuelos ejecutan las primeras melodías de la marimba, mientras que los feligreses católicos empiezan a organizar las posadas; de esa manera la comunidad sabe que tienen que alistarse para ir a sus parcelas para escoger los mejores ayotes, malangas, ñame y otros frutos, que acompañados con el jugo de caña fermentada, ofrecen en sus mesas cuando conviven con sus invitados.
Las fiestas navideñas se han vuelto una costumbre para gran parte del pueblo Q’eqchi’, aunque hay familias que se guían por el calendario Maya para medir las celebraciones, se unen a la celebración de estas fiestas. Los guías espirituales se preparan para realizar ceremonias Maya en la Navidad o Año Nuevo.

Antonia Cuz, una mujer Q’eqchi’, cuenta que en estas fechas acostumbran hacer tamales de cerdo o de pollo, los que acompañan con una bebida especial, que se prepara con cacao molido en piedra, la comida tiene que prepararse en abundancia, para que en la mesa que comparten con sus invitados se sientan en familia, comentó.
“Para estas fiestas preparamos los tamales colados y las tortillas calientitas porque que es lo tradicional para nosotros, también molemos el cacao para la bebida y esperar la Noche Buena y Navidad, para convivir con nuestros invitados. Hay familias que preparan comidas diferentes o ponen en sus mesas uvas, manzanas y otras frutas, pero lo que preparamos nosotros es lo que nuestros abuelos compartían para estas fechas, concluyó.

La convivencia en las fiestas navideñas es la costumbre de los abuelos
Vicente Tun, una persona mayor de la comunidad de Marcajam, dijo que sus abuelos acostumbraban quemar morteros nueve días antes de la Navidad, para luego convivir en alegría el fruto de sus cultivos, como una forma de agradecer a la naturaleza y con Dios por permitir llegar a celebrar las fiestas de fin de año.
“Hasta ahora llevamos la costumbre de compartir con nuestros invitados el fruto de nuestras tierras, como lo hacían nuestros abuelos. Las señoras preparan el caldo de chunto (pavo) o de gallina criolla, para disfrutarlo con nuestros hijos y amigos en el medio del primero de enero, es decir en el Año Nuevo”, dijo.
Bebidas como el jugo de caña o B’oj y el cacao son tradicionales en estas fiestas Credito: Juan Bautista Xol
Lo espiritual tiene su lugar importante en las comunidades
La ceremonia Maya también ha sido parte de las fiestas navideñas porque hay familias que reciben la navidad y año nuevo celebrándolas.
José Cu, un guía espiritual en el área sur de El Estor, Izabal, contó que la ceremonia se hace justo en el Año Nuevo, porque muchos cristianos salen de sus casas en busca de trabajo, de estudio o algún otro reto que se propongan, es por ellos que pedimos la iluminación de su camino, dijo.
“Las candelas de seis colores que representan la cruz cósmica son la base necesaria para esta ceremonia, el incienso, la panela, el puro, la ruda, una planta medicinal que se utiliza para reprender las malas energías, son las que se utilizan para esta ceremonia para que la persona que se haya propuesto alguna meta lo logré, también es importante que el fuego se encienda justo a las 11 de la noche para terminar a la media noche y así juntos disfrutar de una comida preparada por las familias, en este caso el bendecido caldo de chunto”, concluyó.
