Créditos: Nelton Rivera.
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Por Paolina Albani

Cada 11 de octubre se conmemora el “Día Internacional de las Niñas”. En Guatemala, las niñas y adolescentes entre 10 y 19 años representan el 10% de la población total del país, pero sus vidas siguen estando marcadas por las violencias, la desigualdad en el acceso de sus derechos, el racismo, la discriminación, la pobreza, la exclusión y la desigualdad de género.

Recientemente, el Fondo de Población de las Naciones Unidas  (UNFPA) publicó un pequeño informe sobre la situación de las niñas y adolescentes en Guatemala que deja ver cómo un contexto adverso ha moldeado sus vidas. El Movimiento de Mujeres Indígenas Tz´ununija´ también ha señalado las brechas que existen entre niñas indígenas y no indígenas.

Según el Movimiento de Mujeres Indígenas Tz´ununija´, la diferencia para atender y proteger los derechos de personas no indígenas e indígenas es evidente. Por ejemplo, el Estado invierte USD$0.4 diarios en cada indígena y USD$0.9 diarios en cada no indígena. La pobreza afecta al 75% de indígenas y solo al 36% de no indígenas. Por otro lado, dice el informe, la desnutrición crónica impacta a un 58% de esta población en comparación con el 38% de quienes no se reconocen indígenas y, finalmente, solo 15% de los diputados y funcionarios públicos de alto rango pertenecen a los pueblos originarios.

Brecha educativa 

Para empezar, el UNFPA estima que el 5.3% de las niñas entre 10 y 19 años es analfabeta, y por ello, solo alcanzan a estudiar siete años en promedio. La brecha educativa es menor, de 6.2 años de estudio, en niñas indígenas que viven en hogares pobres.

Al menos el 21.8% de las niñas pobres no asisten a la escuela frente a un 11.5% de niños no pobres. Y quienes asisten a la escuela, tienen un limitado acceso al uso de internet por un 50%. Por ejemplo, 16% de adolescentes de Alta Verapaz tienen acceso a internet frente a 67% de adolescentes que viven en la capital.

Víctimas de violencias 

En 2021, 1 840 adolescentes, de 15 a 19 años; y 138 niñas, de 10 a 14 años, fueron víctimas de algún tipo de violencia intrafamiliar, de acuerdo a la organización. El 55% de los casos denunciados son del área rural.

Alta Verapaz, Guatemala y Retalhuleu son los tres departamentos con mayores denuncias de violencia intrafamiliar, física, psicológica y sexual.

Las niñas de 10 a 14 años, representan el 11.7% y, las adolescentes de 15 a 19 años, un 26.4% de la Población Económicamente Activa (PEA). En 2021, dice la UNFPA, 770 mil 538 adolescentes dijeron trabajar o tener intención de hacerlo, y 283 082 niñas, entre los 10 y 14 años, realizaban actividades que les generaban ingresos económicos.

De enero a diciembre de 2021, 1 974 niñas no acompañadas fueron retornadas de México y EE.UU. Siendo un 25% de la niñez migrante no acompañada que ha sido regresada al país. El 58.2% de las niñas migrantes pertenecen a pueblos originarios y la mayoría de ellas migra para sobrevivir.

Maternidad y matrimonio forzado 

Según el Observatorio para la Salud Reproductiva y Sexual (OSAR) de enero a agosto de 2022, 45 172 adolescentes, de 15 a 19 años; y 1 457 niñas, de 10 a 14 han sido madres. En ese mismo período nacieron 46 629 bebés. Huehuetenango, Alta Verapaz y Guatemala son los departamentos con índices más altos de embarazos en menores de edad.

El 25 de mayo de este año, la diputada Andrea Villagrán, del partido BIEN, expuso que de 5 724 casos de violación sexual en menores de 14 años, han sido atendidos en las Clínicas de Violencia Sexual, el Ministerio Público solo había registrado 24 casos.

La maternidad temprana también está vinculada con el acceso a la educación, pues de las mujeres que fueron madres en la adolescencia, solo el 2% de ellas logran conseguir un título universitario, frente al 9% de quienes se convirtieron en madres después de los 20 años.

Esta misma brecha se ve reflejada en lo salarial. Las mujeres que fueron madres antes de los 20 ganan 30% menos que las que fueron madres después de esa edad.

Además, las niñas y adolescentes se enfrentan al matrimonio infantil o la unión forzada y, con ello, a problemas de salud que les pueden costar la vida.

“Cuando una niña llega a la adolescencia puede ser erróneamente considerada, por su familia y comunidad, como si estuviera lista para el matrimonio, el embarazo y el parto. Así es como muchas de ellas pueden estar casadas y obligadas a abandonar la escuela. Son vulnerables a sufrir enfermedades e incluso a un parto prematuro. Sin educación, en mal estado de salud y con poco o ningún control sobre su propio cuerpo, su futuro se ve en riesgo y no puede desarrollar su potencial”, refiere el UNFPA.

Sin leyes para proteger a la niñez

Los esfuerzos para mejorar la situación y protección de las niñas han ganado poco interés en el Congreso que, hasta ahora, solo ha aprobado políticas próvida, que son regresivas y han frenado la educación sexual y reproductiva, y ha criminalizado a las personas LGBTIQ.

El año pasado, el gobierno decidió reducir a una quinta parte el presupuesto para los programas de planificación familiar para destinarlo a la compra de vehículos.

Las propuestas de partidos de izquierda para despenalizar el aborto en niñas víctimas de violencia sexual y leyes para la prevención de embarazos y muertes maternas, han quedado archivadas.

En el marco del Día Internacional de la Niña, la bancada de Semilla promovió la iniciativa 6090, Ley Angelina, que busca reformar el Código Penal y el Código Procesal Penal, a favor de las niñas sobrevivientes de violencia sexual.

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