Créditos: Nelson Chen
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Con este artículo iniciamos una serie de entregas que tienen la intención de comentar distintos eventos de la guerra interna en el país. El deseo que las anima va dedicado a los lectores jóvenes y no tan jóvenes de Prensa Comunitaria.

Por Gilberto Morales

Generalmente, al empezar a referirse a los eventos de una época histórica se plantea de inmediato el problema de su periodización. ¿Cuándo efectivamente se inicia la historia reciente en Guatemala: ¿con la llamada Revolución Liberal, con la llegada de la United Fruit Company a finales del siglo diecinueve o con la consolidación del cultivo y exportación del café?

De acuerdo con los intereses de algunos historiadores o de aquellos que, como es en este caso, pretenden narrar etapas históricas las mismas están sujetas a la discrecionalidad de los mismos.

En la historia reciente del país hay un evento que, por sus resultados no puede soslayarse: la guerra interna, que se desarrolló en el país desde la década de los 60, hasta sus años finales en la década del 90. Sin duda, una de sus causas ideológicas, sociales y económicas, fue la Revolución de Octubre de 1944, con el derrocamiento del gobierno de Jacobo Árbenz Guzmán.

No obstante este aserto, la Revolución de Octubre, de la que el gobierno del mencionado coronel fue el segundo período gubernamental, no puede ser explicada si no se aclara qué fue lo que cambió ese movimiento social y de dónde adquiere merecidamente su nombre. Realizó el intento, el único hasta la fecha, de transformar la forma de la propiedad de la tierra y con ello la estructura de la sociedad guatemalteca. Esta razón nos obliga a dar una mirada sobre el derrocado régimen anterior, el del general Jorge Ubico Castañeda.

Su vida militar

Jorge Ubico Castañeda surge de la clase acomodada.  Su padre, abogado de profesión, estuvo al servicio del gobierno de Manuel Estrada Cabrera en su condición de presidente de la Asamblea Nacional Legislativa, lo que permitió a su retoño, el futuro dictador, estudiar en los mejores colegios nacionales y del extranjero.

Sus orígenes también hay que buscarlos en el ejército nacional y están en su papel de funcionario del gobierno del ya mencionado Estrada Cabrera, en Tactic, Alta Verapaz, como jefe político y como gobernador de Retalhuleu, lugares en donde se labró a pulso el falso prestigio de ser un hombre cruel, muy en el espíritu del régimen gubernamental al que representaba.

En 1922 durante un año, en el período presidencial de Manuel María Orellana, fue jefe de la policía secreta, lo que contribuyó sin duda alguna a relacionarse directamente, porque no le podía ser desconocidos dado su rango y a sus atribuciones laborales, con los métodos policiacos que subyugaban a los guatemaltecos de la época, tanto en lo que se refería al control de la población, así como al tratamiento de los presos políticos mediante de procesos de tortura realizados en las ergástulas.

Su participación política

Más tarde, a la muerte de Manuel María Orellana, quien fuera sucedido como presidente provisional por Lázaro Chacón, Ubico se inicia en el ámbito de la política nacional al participar como candidato a la presidencia de la República en la campaña de 1928 en la que fuera derrotado por el presidente en funciones. No fue mucho el tiempo en que se retira a la dirección de sus fincas ya que José María Orellana –otro Orellana, primo del anterior-, dirige un golpe de Estado en contra del régimen gubernamental, el 16 de diciembre de 1930.

El gobierno de este último no fue reconocido por los Estados Unidos a instancias de la United Fruit Company, que era propietaria de grandes extensiones de tierra gracias a la solícita política de los diferentes gobiernos que hacía concesiones territoriales desde finales del siglo diecinueve en los inicios del régimen de Manuel Estrada Cabrera, y de su influencia en los medios políticos gringos, atributo de todas las empresas nacionales y aquellas empresas gringas instaladas en otros países.

Mientras estos sucesos se desarrollaban y alejado de los puestos de gobierno da vida a la organización política que sería un instrumento importante para realizar sus planes: el Partido Liberal Progresista. Planes a futuro que se ven favorecidos, en corto tiempo, por la repentina pérdida de la salud de Chacón que lo incapacitó para ejercer la presidencia, y es sucedido de manera transitoria por el designado por la Asamblea Nacional Legislativa, Baudilio Palma, quien muy a la usanza de los procedimientos de la época con algunos remanentes hasta años recientes en el país, fuera depuesto por un golpe militar.

Los partidarios de Ubico y las presiones de los Estados Unidos permiten deponer a Orellana Contreras por lo que ascendió al poder, el primer designado a la presidencia José María Reina Andrade, y este a su vez convocó a elecciones presidenciales en las que participa Jorge Ubico Castañeda, como único candidato con lo que, bajo el ala protectora de ese poderoso país, resultó electo de esa particular forma el 14 de febrero de 1931.

Su gobierno

De acuerdo con Piero Gleijeses en su libro La Esperanza Rota, luego de la matanza de campesinos indígenas y de otros sectores de trabajadores salvadoreños para reprimir su sublevación, iniciada el 22 de enero de 1932, en la que se asesinó “entre diez mil y treinta mil” de estos supuestos participantes en este levantamiento en el país vecino.

Evento que atizó el pánico siempre mantenido en el sentir de los sectores dominantes blancos de la población guatemalteca por una repetición similar de esos hechos en este país; es conocido la existencia en el imaginario de las clases dominantes el temor a un levantamiento indígena que arrasaría con sus bienes y sus personas, lo que constituye una pieza fundamental de su racismo. Lo que no queda claro es si este precepto ideológico es parte del complejo de culpa por todos los crímenes efectuados en su condición de propietarios de esta patria ajena, en contra de ese multitudinario sector de la población guatemalteca o se debe  a otras razones inexplicables.

Pero ya el visionario y previsor recién estrenado presidente de la República don Jorge, como fue conocido el tirano, apenas siete días después el 29 de enero de ese mismo año, de acuerdo con la fuente citada por Gleijeses, por medio “de una de las operaciones más efectivas y provechosas llevada a cabo en las Américas desde la llegada de los conquistadores”, logró evitar de manera ajustada en el tiempo con una sublevación bolchevique, jefeada por el “Alto Comisario y Gran Maestro de las estepas del Soviet de Guatemala, designado por el Kremlin” (sic), el carpintero Antonio Ovando Sánchez, calificado así con estos altos cargos por la “La Gaceta: Revista de policía y variedades”, el 7 de febrero de 1932.

Como parte medular de esa formación ideológica integrante del imaginario de las clases dominantes, hay un ingrediente sexual que de acuerdo con los interesados vendría a contribuir a la justificación del apresamiento de los presuntos dirigentes de un movimiento de masas inexistente, que pretendía repartirse a las mujeres entre los ocho y los treinta años de esas clases sociales. Se informaba además, en ese sentido, haber descubierto a un sirviente negro –horror de de los horrores-, con unas herramientas para forzar la puerta de dos bellas muchachas de “nuestra” alta sociedad…blancas se les olvidó agregar.

De manera obvia la claque social que acompañaba a estos actos de gobierno, la clase alta, la prensa y la Iglesia, elogiaron el activismo y el rigor empleado en la derrota de los alzados.

Entre los capturados estuvo el activista hondureño Juan Pablo Wainwright, quien hizo llegar a Ubico hasta la celda 13 en la que se hallaba detenido, con la oferta de hacerle “revelaciones sensacionales” de acuerdo con el historiador mencionado. Cuando el dictador llegó y le preguntó sobre cuáles eran esas confesiones recibió la inesperada respuesta: “que usted es un miserable asesino, una bestia y le escupió la cara”, el dictador lo golpeó con un látigo al punto de llevarlo casi a la muerte. “Estaba casi muerto cuando una bala puso fin a su sufrimientos. Wainwright vivió y murió con honor”.

En su libro laudatorio Tiempos de Jorge Ubico, el historiador argentino Carlos Sabino, a pesar de que en este como en otros de sus trabajos expresa la voz de su amo: la oligarquía nacional, no puede dejar de poner en claro que el personaje que adula fue un autoritario rabioso y que sus dotes de estadista no pasaban de su destreza para dirigir sus fincas. Razón por la que la cosa pública fue manejada como una empresa privada.

Un informe de la inteligencia norteamericana sostiene que Ubico Castañeda llegó a ser, luego de su elección, el segundo terrateniente de Guatemala, lo que nos hace pensar que sólo la United Fruit Company le antecedía en la posesión y propiedad de tierras en este país.

Es recordado por su combate a sus principales enemigos, los comunistas, los intelectuales y los ladrones, lo que de acuerdo con el informe de inteligencia citado, él era el único ladrón permitido dentro de los límites del territorio nacional.

El combate a los intelectuales queda claro en el libro de Manuel Galich, Del pánico al ataque, en donde rememora tanto la persecución de los maestros, siendo él uno de ellos, así como el control de los centros de enseñanza superior de la Universidad de San Carlos, en la que él estudiaba Derecho.

Un grupo de entusiastas estudiantes universitarios y otras personalidades crearon con un sentido distributivo de la educación la Universidad Popular, en 1922, la que está cumpliendo su primer centenario en este año. Como era de esperarse Ubico la clausuró.

Los oficiales del ejército hasta antes de ascender al grado de coronel eran mal pagados y peor tratados, cualquier acto de desacato era pagado con la muerte. Tenía eso sí, una tropa de élite que le servía de protección: la Guardia de Honor. Esta fuerza era la que poseía el mejor armamento y sus soldados tenían el privilegio de dormir en catres y no en el suelo como les correspondía a los de los otros cuarteles. Esta fuerza poseía los únicos doce tanques que había en el país. El salario más alto asignado a esta agrupación servía como mecanismo de compra de lealtades.

La represión de cualquier acto político y el control de la población era ejercida por su policía política, la que fue reconocida por el FBI, como la más eficiente en América Latina. La vigilancia llevaba a niveles de terror sólo comparables con los regímenes militar autoritarios de los años 80 del siglo pasado; se decía que Ubico era tan poderoso que sabía hasta lo que se comía en la mesa de sus desafectos, lo que conseguía por medio del seguimiento del personal de servicio de sus adversarios y conocer con ello las compras de los artículos de consumo que más tarde se servirían en la mesa de estos. No cuesta mucho suponer el efecto del miedo neutralizador alcanzado con este procedimiento.

Al igual que en los gobiernos de Peralta Azurdia, Arana Osorio, Laugerud García en los años 70 o de los de Lucas García, Ríos Montt y Mejía Víctores, en los años 80, todos ellos militares entre los que debe incluirse de manera especial el del civil en este período de terror al del Méndez Montenegro (1966-1970), en el largo período de oscuridad que duró 23 años, “las paredes oían”.

Las simpatías nazi-fascistas de don Jorge

En noviembre de 1936, aún antes de la derrota de la Segunda República española, al inicio de la guerra civil, Ubico reconoció políticamente a Francisco Franco y lo condecoró con la Orden de Isabel la Católica en grado de Gran Collar.

Le confirió en 1937 la Orden del Quetzal a Benito Mussolini, en reciprocidad el régimen de este tirano italiano le donó 180 ametralladoras Beretta, 60 ametralladoras antiaéreas y 170 más de calibres y usos no identificados de esa misma manufactura italiana.

Cuando la Italia de Mussolini invade Etiopía y, este hecho es condenado por la Sociedad de las Naciones, antecesora de la ONU, Ubico retira al país de tal grupo multinacional.

Sus simpatías por la Alemania nazi fueron evidentes desde el año 1933 cuando se abren en la Ciudad de Guatemala y otras del interior sedes del partido nazi. El periódico Deutsche Zeitung fundado en 1932 pasa a estar controlado por los alemanes nazis en el país, las juventudes hitlerianas eran permitidas y organizadas desde el Colegio Alemán.

En 1937 como una muestra de agradecimiento por su permisividad y por sus evidentes simpatías el canciller alemán Adolfo Hitler le envió una carta de felicitación a este dictador tropical.

En 1939 al inicio de la II Guerra Mundial, Ubico declara al país neutral ante ese evento que llevaría a la muerte a millones de pobladores y que instauraría como divisa el exterminio físico de la nación judía.

La dureza de su régimen y el carácter antipopular del mismo lo llevó a suprimir del uso lingüístico la palabra “obrero”, para Jaime Díaz Rozzotto o para otros autores la palabra “trabajador” en un anticipo de los regímenes neoliberales de después de la caída del socialismo real, en donde las mismas palabras han sido excluidas del léxico, en el primer caso “trabajadores” por “colaboradores”, así como ya no hay inversionistas sino “emprendedores”.

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