Créditos: ICC. Panorámica de la finca El Chilar visto desde el mirador.
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El pasado domingo, 10 de julio, las autoridades de la Alcaldía Indígena del pueblo Poqomam del municipio de Palín, Escuintla, realizaron una invocación en el cerro El Chilar; posteriormente se concentraron en el parque central del municipio para manifestar su rechazo en contra de las acciones ilegales de la municipalidad, al autorizar sin consulta, una licencia municipal para un proyecto industrial en el cerro, que forma parte de las tierras comunales. 

Por Diego Petzey 

Las autoridades indígenas del pueblo Poqomam, mientras se dirigían al cerro El Chilar, notaron que varias personas afines a la empresa Inversiones Napier, S.A. tenían tapado el camino con portones de valla metálica. Aseguraban que el lugar es propiedad privada y que el paso estaba prohibido, solamente se podía pasar si se mostraba un permiso especial.

La intención de las autoridades era realizar una invocación espiritual en uno de los altares sagrados, ubicado en ese lugar, para pedir perdón a la madre naturaleza por la destrucción del cerro El Chilar, sin embargo, a pesar de la insistencia no pudieron ingresar.

Dada la situación, la Alcaldía Indígena se movilizó ese día frente a la municipalidad de Palín y junto a más de 800 personas demandaron al Concejo Municipal, dirigido por el alcalde José Ricardo Quezada, la suspensión de la licencia que otorgó a la empresa Inversiones Napier, S.A., pero no fueron atendidos, al contrario, un contingente de la División de Fuerzas Especiales, conocido como antimotines, de la Policía Nacional Civil (PNC), se desplegaron al lugar sin razones alguna.

Autoridades de la Alcaldía Indígena de Palín piden perdón a la naturaleza por la destrucción del cerro El Chilar. Créditos: Radio Qawinaquel.

El sagrado cerro El Chilar en miras de destrucción  

Alida Vicente, autoridad indígena de esa alcaldía, dijo a Prensa Comunitaria que la riqueza natural que posee el cerro El Chilar es de la tierra comunal, y lamentó su destrucción por la concesión de una licencia industrial, que desde hace dos meses dinamita el lugar, de donde extraen toneladas de tierra.

El rechazo de la población Poqomam es razonable, dice Vicente y afirma que el alcalde municipal no realizó una consulta previa, libre e informada con los habitantes del municipio, antes de autorizar la construcción del proyecto. “Se incumplió lo que establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), indicó.

Ante la oposición de la Alcaldía Indígena, la municipalidad se ha negado a brindar información del caso para entender la situación, “esa negativa explica que no hay claridad de la construcción”, agregó Vicente. Por esa razón, algunas personas indican que se trata de un complejo residencial, otros dicen que se establecería en el lugar una empresa industrial y un grupo más supone que se instalará una sede de empresa minera.

A decir de la autoridad indígena, el cerro El Chilar, ha sido “resguardado, protegido y mantenido de manera histórica por el pueblo Poqomam”. En ese lugar, durante el conflicto armado varios militares despojaron a decenas de campesinos de sus tierras y después las registraron a su nombre en el Registro General de la Propiedad, recordó Alida Vicente.

Respecto a la presencia de antimotines el domingo pasado, “su presencia se debe a que quieren causar intimidación a la población para no defender sus derechos y la naturaleza”, concluyó la autoridad indígena.

Fuerzas antimotines de la Policía Nacional Civil llegaron al lugar de manifestación del pueblo Poqomam en Palín, Escuintla. Créditos: Alcaldía Indígena de Palín
Fuerzas antimotines estuvieron vigilando a las personas que manifestaban de forma pacífica en Palín, Escuintla. Créditos: Alcaldía Indígena de Palín

El Chilar, un lugar sagrado del pueblo Poqomam

El Chilar es un lugar sagrado para el pueblo Poqomam, tal como lo describió Vicente. Su nombre se debe a una gran cantidad de chiles que cultivan y cosechan los campesinos del municipio de Palín.

Según datos del Instituto Privado de Investigación sobre el Cambio Climático (ICC), el lugar cuenta con una extensión de 83 caballerías, de las cuales 46 pertenecen a la población maya Poqomam de Palín. De esa totalidad, 32 caballerías cuentan con posesión histórica de los habitantes y 5 caballerías son propiedad de la municipalidad. En toda la extensión de El Chilar existen varios lugares sagrados propios de la cultura maya Poqomam, como el altar 12 Kan y Moctezuma.

En 2014, el cerro El Chilar, recibió el premio Nacional Forestal por parte del Instituto Nacional de Bosques (INAB) y en 2011 fue reconocido con la Medalla Presidencial otorgada por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), todo fue gracias al trabajo de conservación de los campesinos y la población indígena.

El ICC indica que el 90% de la conservación de los bosques de El Chilar lo realiza la población maya Poqomam. De ese porcentaje, el 50% de su bosque es de tipo agroforestal, que contribuye con la mitigación de los gases de efecto invernadero. También forman parte de la generación del oxígeno en torno al ambiente saludable, combatiendo así los efectos del cambio climático y aportando significativamente en la conservación de los recursos hídricos, de la fauna y flora.

En 2004, el Instituto Privado de Investigación sobre el Cambio Climático organizó un recorrido en el cerro, donde participaron el INAB, el MARN y la municipalidad de Palín, con la finalidad de reconocer que el área ha sido protegida por el pueblo Poqomam. Durante ese recorrido escucharon las necesidades de los campesinos que resguardan el lugar.

Un hombre Poqomam realiza una ofrenda en uno de los altares sagrados que existe en el cerro El Chilar. Créditos: Radio Qawinaquel
Dirigentes comunitarios exponen la importancia de varios nacimientos de agua que existen en El Chilar durante un recorrido en el 2004 a autoridades del INAB y MARN. Créditos: ICC

El tamaño del proyecto es igual a 13 estadios de futbol

Fermín Arriman Miguel Camposeco, director de la subregión del INAB en Escuintla, en una entrevista a Prensa Comunitaria, aseguró que la empresa Inversiones Napier, S.A. presentó ante esa instancia el pasado 2 de marzo, una solicitud de cambio de uso de la tierra en la finca El Chilar.

El funcionario de INAB, dice que la empresa cumplió con todos los requisitos establecidos para solicitar el cambio de uso del suelo. Tras cumplir con todos los documentos, la sede regional 9 de esa institución con sede en Mazatenango emitió la licencia forestal, el pasado 6 de mayo. El área que fue autorizada a la empresa Napier es de 13.70 hectáreas, y está registrada en el expediente No. 92-511-04-1.1.5-2022.

“Para que tenga una idea de cuanto es 13.70 hectáreas, imagina que son aproximadamente 13 estadios de fútbol, uno tras otro”, comparó Camposeco.

A decir de Camposeco, las empresas al ser beneficiadas con este tipo de licencias adquieren un compromiso como medida de compensación por el área concedida, la cual se puede cumplir con dos modalidades. La primera, consiste en que la empresa pueda reforestar un área equivalente a la que ellos están cambiando de uso y la segunda es compensar el área de forma económica.

El objetivo de la empresa es el desarrollo de infraestructura, por lo que optaron a la segunda modalidad, pagar al fondo forestal privativo. Por cada hectárea concedida, la empresa pagó 19 mil quetzales y por las 13.70 hectáreas, el monto total fue de 260 mil quetzales. De esa cantidad, el INAB otorga un porcentaje a la municipalidad de Palín.

Camposeco refiere que una parte del terreno donde se realiza la construcción existe cobertura forestal de plantaciones voluntarias. Esto explica que la empresa en años anteriores sembró de manera voluntaria una variedad de árboles, en un área específica y posteriormente las registró en el sistema agroforestal del INAB.

Este procedimiento faculta a la empresa para talar los árboles sin pagar ningún impuesto y no están obligados a ningún compromiso de reforestación. A este tipo de procedimiento la ley lo considera exento de licencia.

Según los registros del sistema agroforestal del INAB, en los años 2021 y 2022, la empresa sembró de manera voluntaria 2.15 hectáreas; sumando al área que le fue concedida, el área total del proyecto sería de más de 15 hectáreas.

Una autoridad indígena frente al rótulo de la licencia otorgada a la empresa Inversiones Napiera S.A. para construcción en el cerro El Chilar. Créditos: Radio Qawinaquel

Detrás de la destrucción de “El Chilar” está el poder cafetalero y azucarero

Los registros agroforestales del INAB, dan cuenta que el representante legal de Inversiones Napier, S.A., es el arquitecto Peter Cornelius Giesemann Sieveking, de 83 años. El 31 de mayo de este año, Peter Cornelius modificó su objeto social en el registro mercantil, registrando que se enfoque en la realización de cualquier tipo de actividades de carácter inmobiliario. Además, es administrador y representante legal de la empresa Modelo Integrado de Construcción y Arquitecto.

En una publicación del Observador, denominada “Valle del Polochic: el poder de dos familias”, se registra que Peter Cornelius Giesemann Sieveking es descendiente de la familia de cafetaleros alemanes Giesemann, que tiene a su cargo varias fincas cafetaleras familiares en la boca costa de Quetzaltenango y San Marcos; entre estas están: El Baluarte y Anexos, S.A., y San Antonio Morazán.

De acuerdo a la publicación, Giesemann habría apoyado el Movimiento de Liberación Nacional (MLN), un partido político de derecha extrema que fue fundada en la década de los 50.

El MLN es conocido en la historia de Guatemala como el “partido de la violencia organizada”, ya que sus líderes habrían sido parte de los escuadrones de la muerte, dedicados a la represión y el exterminio de rivales políticos, intelectuales y líderes estudiantiles del país.

La misma publicación explica que Giesemann se casó con Carol Patricia Amelia Widmann Lagarde, hija de Walter Widmann Luna, quien a principios de la década de 1980 se le señaló como uno de los principales autores intelectuales y materiales de los asesinatos de curas y religiosos católicos belgas ocurridas en Escuintla, como es el caso del sacerdote Walter Voordeckers.

Peter Cornelius Giesemann Sieveking, representante legal de Inversiones Capier S.A., una empresa que desarrolla un proyecto inmobiliario en el cerro El Chilar. Créditos: internet.

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