La presencia de una plaga de gusanos llamada “falso medidor” alarmó a varias familias maya Q´eqchi´ de la aldea El Afán, ubicada en el municipio de Ixcán, Quiché. Esta plaga se propagó en menos de 48 horas en los cultivos de milpa de los campesinos y dejó daños severos a sus cultivos y pérdidas económicas. A pesar de la reacción inmediata de las personas no lograron controlar la propagación de estos insectos.
Por Joel Pérez
En la aldea El Afán, del municipio de Ixcán, los pobladores deben enfrentarse al poder de una plaga de gusanos identificada como falso medidor, que apareció de forma repentina y en menos de 48 horas consumió las hojas de varias manzanas del cultivo de milpa. En el lugar se pudo observar que una gran cantidad de pasto para el ganado vacuno también fue consumido por los insectos.
Con una voz cortada y entre llantos, doña Rufina Coy Sacrab, propietaria de más de dos manzanas de milpa que fueron afectadas por la plaga, lamentó lo sucedido y dijo que no podía creer lo que sus ojos estaban viendo ya que, según ella, es la primera vez en su vida que debe enfrentar esta dura situación.
Los pobladores de la comunidad aseguran que hasta la mañana del pasado 11 de julio nadie de ellos sabía lo que estaba pasando con sus cultivos. Ese día, don Miguel Cucul realizó una visita a su siembra y se percató que la plantación de milpa de doña Rufina Coy era consumida por los gusanos.
Cucul de inmediato regresó a la comunidad y avisó a los pobladores, quienes rápidamente se dirigieron a sus parcelas. Algunas personas se fueron en vehículos para comprobar lo ocurrido. Fue hasta entonces que los vecinos llegaron a ver sus cultivos y se percataron que la siembra de al menos cinco agricultores había sido afectada.
Juan Macz, integrante de las autoridades comunitarias de la aldea El Afán, aseguró que nadie esperaba que la propagación de la plaga, de nuevo, los volviera a afectar y los dejara con pérdidas. Dijo que es el tercer año consecutivo que sus cultivos son afectados por fenómenos de la naturaleza; en los dos años anteriores fueron las inundaciones por el desbordamiento de los ríos y arroyos, que los dejaron con grandes pérdidas.
El daño, ¿a qué se debe?
“Solo Dios sabe cómo fue que cayó otra nueva plaga acá, tal vez, le vamos a echar culpa a los grandes empresarios, los agropecuarios, porque hemos visto año con año, cuando se hace la siembra, siempre pasan avionetas sobrevolando los sembradillos y nosotros no sabemos que pasan tirando sobre la siembra”, relató don Juan Macz.
Don César Chun, otro integrante de las autoridades comunitarias destacó que la plaga pudo haber llegado a través de las semillas que utilizaron, tomando en cuenta que la mayoría de los pobladores, adquieren la semilla de maíz en tiendas agropecuarias. Al igual que don Chun, los campesinos de la aldea aducen que para obtener una buena producción deben comprar esa semilla, porque es la única opción que tienen.
Además, aparte de no producir semilla criolla también deben utilizar agroquímicos como fertilizantes e insecticidas para sus cultivos y varios de ellos, incluyendo a doña Rufina Coy, habían abonado recientemente sus sembradillos de milpa, con la intención de tener una buena producción, pero con la propagación de la plaga sus esperanzas se desvanecieron y encima con pérdidas, dado que el abono, que costó 450 quetzales el quintal, no rindió frutos como lo esperaba.
La llegada inesperada de esta plaga dejó a los agricultores con grandes pérdidas, pues el costo de la producción es alto, porque para sembrar los granos básicos deben hacer préstamos a vecinos o con agencias de préstamo, según compartió Cesar Chun.
Con el fin de erradicar la propagación de la plaga, doña Rufina Coy, con el apoyo de sus hijos realizó una ceremonia maya o mayejak en el idioma Q’eqchi’, para ofrendar a la madre tierra y pedir que la plaga no continuara afectando la siembra.
“Después de haber hecho el mayejak, mi madre procedió a contratar varias personas para fumigar con bombas, le aplicaron insecticida al cultivo, pero lamentablemente la plaga ya había consumido más del 70% del mismo”, dijo Juan Coy, el hijo de doña Rufina.
El costo de las pérdidas provocadas por las plagas, perjudica aún más a las personas que no cuentan con terreno propio. Algunas para sembrar la milpa deben pagar el alquiler de una manzana por el costo de 1 000 quetzales aproximadamente, a ello le suman los 1300 quetzales que cuesta la bolsa de semilla. A este también se suma el costo para botar el monte, sembrar la milpa, aplicar insecticidas y abonos, que oscila entre 40 y 60 quetzales el jornal, dependiendo de la labor a realizar.
Ante este fenómeno Prensa Comunitaria buscó platicar con Rumualdo Panjoj Quino delegado del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) en el municipio de Ixcán, quien confirmó vía telefónica que, en su momento, realizaron una evaluación de campo en los sembradillos de milpa y determinaron que la plaga se trata de un “falso medidor”, parecido al gusano cogollero, que normalmente consume las hojas de las plantaciones.
El delegado de MAGA indicó que ya hicieron las recomendaciones específicas a los pobladores para controlar dicha plaga, con la aplicación de productos sistemáticos y así erradicar el mal.