“La orilla del del lago es como la piel de una persona, es el órgano más grande e importante de nuestro cuerpo, porque es lo que hace la transición entre el interior y el exterior, y cualquier daño a esta es grave. Igual sucede con el lago; la ecología del lago depende de la salud de un pedazo de tierra y de un pedazo del lago”. Juan Skinner, ambientalista que ha estudiado por más de 25 años la cuenca del lago Atitlán.
Por Diego Petzey
La municipalidad de Santiago Atitlán inició a finales de 2020 la construcción de un parqueo municipal de vehículos de transporte colectivo, urbano y extraurbano, en un terreno que está ubicado en la playa comunal de Pch’om Ya’. Según la municipalidad, esta obra resolvería uno de los problemas municipales que afecta a la comunidad, al no contar con un parqueo municipal; sin embargo, la autoridad indígena de la localidad se opone al proyecto porque el terreno es propiedad comunal y que la construcción de este proyecto afectaría el lago.
Entre febrero de 2016 y agosto de 2020, la municipalidad de Santiago Atitlán alquiló un terreno por 15 mil quetzales al mes, para ser utilizado como parqueo municipal. Durante este tiempo la comuna pagó 855 mil quetzales a Nicolas Tziná Quiejú. El contrato de arrendamiento fue cuestionado, porque el dueño del terreno es familiar de Salvador Tziná Quiejú, quien en 2016 se desempeñó como Primer Concejal de la municipalidad durante la administración del exalcalde Tomás Chiviliu.
Durante la gestión del exalcalde Juan Antonio Velásquez Petzey (2016-2020), el contrato de arrendamiento se mantuvo porque tanto Tziná Quiejú, como Velásquez Petzey pertenecían al partido Unidad del Cambio Nacional (UCN). Tziná Quiejú fue candidato a diputado, mientras que Velásquez Petzey compitió para la alcaldía.
En la campaña electoral de 2019, el actual alcalde municipal de Santiago Atitlán, Bartolomé Ajchomajay Tacaxoy, prometió la cancelación del contrato de arrendamiento del parqueo y comprar un terreno para que ser usado como parqueo municipal. Ajchomajay Tacaxoy cumplió con la cancelación del contrato, pero, sin embargo, no ha logrado la compra del terreno. En marzo de este año suscribió un nuevo contrato de arrendamiento por diez meses, por un pago mensual de 10 mil 800 quetzales.
Un parque que quedó sumergido por diez años
En 2009, en la playa pública de Santiago Atitlán, la municipalidad de la localidad inauguró un parque denominado “Centro recreativo Chinimyá”, que tuvo un costo de más de 1 millón de quetzales. Durante la presentación, el alcalde municipal Manuel Reanda Pablo presentaba la obra como un centro de recreación para las familias Tz’utujil y como un ejemplo de desarrollo para la comunidad, que se lograría durante su gestión.
Un año después de la inauguración del parque, en mayo de 2010, el nivel del lago Atitlán creció tanto que dejó el lugar totalmente sumergido. Según declaraciones de personas que venden artesanías a la orilla del lago, el nivel del agua creció 100 metros de manera extensional y alcanzó unos 3 metros de profundidad, aproximadamente. En las bases del proyecto publicado por la municipalidad en el portal gubernamental Guatecompras no se solicitó estudios de impacto ambiental para la construcción de este parque.
A principios de 2021 nuevamente el nivel del agua del lago empezó a decrecer, dejando a la vista los restos y hierros oxidados, de lo que hasta hace algunos años había sido un parque, que en su momento fue presentado como un logro importante a nivel municipal.
Nuevas construcciones municipales a la orilla del lago
Diez años después de que la población de Santiago Atitlán vio que el parque Chinimyá quedó bajo el agua, el 13 de noviembre de 2020 la municipalidad bajo la dirección del alcalde Bartolomé Ajchomajay Tacaxoy adjudicó el proyecto: “Mejoramiento parqueo sector Pch’om Ya’”, el cual costaría más de 700 mil quetzales. Este nuevo proyecto también está ubicado a orillas del lago Atitlán, a unos 100 metros del parque que estuvo sumergido por más de diez años.
A pesar de que el proyecto se ubica a escasos metros del lago, el delegado departamental del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), Alejandro Fidel Vicente Vásquez emitió la resolución con número 368-2020/DCN/DDS/afvv en donde establece que el proyecto es considerado de Categoría C, la cual es asignada para las actividades de bajo impacto ambiental, pero además en la resolución no se menciona la ubicación.
Ajchomajay Tacaxoy, actual alcalde municipal de Santiago Atitlán, ha sido denunciado ante el Ministerio Público en varias ocasiones por retención de información pública, violencia contra la mujer y actos de corrupción.
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Por esta construcción, Nicolás Toj Sapalú, Autoridad Ancestral Cabecera del Pueblo de Santiago Atitlán, presentó un amparo el 12 de diciembre de 2020, en contra de la Municipalidad de la localidad, por no realizar una consulta previa, libre e informada a la población. El amparo también fue promovido como una medida para proteger el terreno comunal Pch’om Ya’. A pesar de que el Juzgado de Primera Instancia Civil del municipio, constituido en Tribunal de Amparo, resolvió la suspensión provisional del proyecto el 21 de diciembre del 2020, la municipalidad ingresó maquinaria días después con la intención de continuar la ejecución.
El lago Atitlán crece y decrece cada cincuenta años
Manuel Quiejú Coquix, un agricultor de 53 años, recuerda que su abuelo le contaba que mucho antes las personas podían cruzar una parte del lago caminando, porque disminuía su nivel, pero también en otra época el nivel del agua crecía hasta la orilla de la carretera principal. Según Quiejú Coquix, lo que sucedió en el 2010 fue parte de este ciclo natural, donde el agua trata de comunicarse y reclamar su espacio natural. Sin embargo, aunque este proceso natural, crecimiento y decrecimiento del nivel agua, sucede cada cierto tiempo, en el 2010 la tormenta Agatha provocó que el lago creciera en cuestión de semanas.
Por último, Quiejú Coquix relató que, así como el parque que quedó sumergido en 2010 y el nuevo proyecto de la municipalidad en el sector Pch’om Ya’, se construye solamente por cumplir promesas electorales, sin que se sigan los procedimientos adecuados. “Por ejemplo el parqueo que quiere construir el actual alcalde fue una promesa que hizo en campaña, dijo que iba a comprar un terreno para un parqueo municipal, pero hasta la fecha no lo ha hecho y para esto quiere utilizar la playa comunal Pch’om Ya’, en donde nunca ha existido un parqueo. A ellos no les importa el lago, solamente les importa hacer negocios”, concluyó Quiejú Coquix.
Es primordial que se respete el espacio del agua
Juan Skinner, voluntario de la Asociación Pro Lago Atitlán, quien forma parte del comité científico de la International Lake Environment Committee (Ilec), considera que se deben de tomar en cuenta dos situaciones primordiales, en cuanto a las construcciones a la orilla del lago: la primera, es la consideración de los cambios naturales de los niveles del lago.
Cuando se hacen construcciones a las orilla del lago, la vulnerabilidad y el riesgo de que queden inundadas es alto y cuando estos sucede genera un impacto negativo en la salud del agua, con las ruinas y ripios que quedan. Esto es un riesgo para las personas que desconocen que debajo del agua hay restos de una construcción, por lo que podrían sufrir algún percance. Para Skinner, aunque el nivel del agua haya disminuido, el espacio que queda es del lago y si se construye en esta área es una violación directa a su espacio.
La segunda situación a considerar es la ecología del lago. Esto es el área de transición entre tierra y agua. Skinner lo explica de la siguiente manera: esta área en la orilla del lago es como la piel de una persona, que es el órgano más grande e importante de nuestro cuerpo, porque es lo que hace la transición entre el interior y el exterior y cualquier daño a esta es grave, igual es con el lago; su ecología depende de la salud de un pedazo de tierra y la de uno, del lago.
La relación ecológica entre tierra y agua es lo más importante para un lago, porque en la orilla es donde se procesan los contaminantes que entran desde la tierra y esa orilla de agua también nutre la tierra. “Todos los cuerpos del agua ya tienen en su ecología mecanismos naturales para procesar contaminantes químicos o naturales”, comentó Skinner.
A pesar de que los artículos 66, “Protección a grupos étnicos”; y el 67, “Protección a las tierras y cooperativas agrícolas indígenas”, de la Constitución Política de la República de Guatemala establecen que “El Estado reconoce, respeta y promueve sus formas de vida, costumbres, tradiciones, formas de organización social…” y que “Las comunidades indígenas y otras que tengan tierras que históricamente les pertenecen y que tradicionalmente han administrado en forma especial, mantendrán ese sistema”, la municipalidad de Santiago Atitlán no ha respetado la organización comunal y tampoco a la Autoridad Indígena, que históricamente ha resguardado los títulos comunales del pueblo Tz’utujil de Santiago Atitlán, desde hace cientos de años.