Por Elías Oxom
El sitio arqueológico “Chi Ch’en” se ubica la finca privada Chichén, en la carretera entre San Juan Chamelco y Santa Cruz Verapaz. En la actualidad se encuentra en total abandono porque ni el gobierno de Guatemala ni alguna organización local se han interesado en conservar estos valores de la cultura maya Q’eqchi’.
En Chi Ch’en hay 3 plazas principales, 2 canchas de juego de pelota maya, también 7 estructuras largas y 1 estela. Así mismo, en el lugar se han encontrado piezas de lítica y cerámica y la representación del dios del Maíz. Se ubica en la cercanía del Cerro Chichén y del río Chichén, un afluente del río Cahabón, que pasa muy cerca del lugar, en la actualidad el río tiene el nombre de Mestelá.
Para el explorador Wilder Anderson Pérez Choc, en el lugar hay varios montículos que están rodeados por vegetación y en total abandono, “he ido cuatro veces a este sitio, es muy interesante por los restos que descansan en el área”, indicó.
Pérez Choc dijo que el sitio arqueológico está ubicado en una finca privada, un grupo de personas habita sobre el terreno en el que se encuentran las pirámides y la gente lo desconoce. “Cuando fui a buscarlo la primera vez, los encargados de la finca no querían darme la ubicación exacta, al parecer ha habido muchos saqueos en el lugar”, agregó.
Para entrar al lugar hay que tener autorización del dueño de la finca; al llegar hay que presentarse en la casa patronal. El sitio está en total abandono, los únicos interesados son los alemanes “Cahill”, que están en la finca Rubel Chahim, señaló Choc. Se sabe que han hecho acercamientos con los dueños de la finca para conservar el sitio arqueológico, agregó.
A decir de Pérez Choc, “la cultura maya no ha desaparecido, aún tenemos prácticas que se conservan, para mí es un orgullo tener a muy poca distancia el sitio arqueológico, siempre he tenido la iniciativa de encontrar alguna forma de poder divulgar, es un sitio bastante amplio, solo me habían contado, sería excelente que una institución pudiera trabajar al rescate de este sitio arqueológico”.
Por su parte el epigrafista Aj Xol Ch’ok sostiene que en la actualidad los Q’eqchi’ un grupo importante de su población profesa la religión cristiana: católicos o protestantes, en nuestro idioma y forma de ver la vida, dice Xol, existe la palabra “Xe’toon”, para referirse a todo lo que está oculto; a los pedazos de vasija les llaman “b’uj”. Pasé una vez en ese lugar, lo que se ve es que la gente siembra encima de todo eso, he visto construcciones encima, seguramente han saqueado”, agregó.
“A muchos Q’eqchi’ les han quitado su identidad, les han dicho que son hijos de Dios y que sus descendientes vienen de Israel, pierden esa línea histórica, la ciudad antigua de Chi Ch’en es un registro de nuestras raíces, de la gente que vivió ahí, independientemente si hablaban Q’eqchi’, Ch’ol, Lacandón o cualquier otro idioma, pero los consideramos como “Qaxe’ qatoon” nuestros antepasados, descendemos de esa gente que vivió ahí lejanamente, indicó Aj Xol Ch’ok.
Por otro lado, Xol consideró que la restauración de Chi Ch’en será compleja, porque implica estudio, investigación, pero quiénes van a hacer las investigaciones, gente fuera de la comunidad, darán otra visión de las cosas, como pasa en Guatemala. La arqueología usa una visión parcializada, la lectura de los glifos nos habla de guerras, masacres, gobiernos, un punto de vista académico occidental, habría que saber por qué se abandonó, por alguna razón lo abandonaron los antepasados, tal vez solo sirvió como referencias ceremoniales, indicó Aj Xol Ch’on.
Como Q’eqchi’ cuando se abandona una casa, otro lo ocupa (xmu), hay otro ser que se adueña de la casa y la ocupa nuevamente, relata Choc, es necesario hacer un proceso ceremonial, pedir permiso para volver a entrar, qué conceptos tenemos como Q’eqchi’, para volver a algún lugar y con qué fines. Restaurar implica, continúa, inversión económica, su mantenimiento, su cuidado, reestablecerlo con la idea actual, agregó.
Antes de tocar un sitio así es necesario ver para qué se va a restaurar, quiénes lo van a restaurar, cómo, el Estado “kaxlan” lo único que va a hacer es privatizarlo y llevar turismo, concluyó, Aj Xol Ch’ok.
La investigación que se ha hecho sobre esta ciudad antigua
Según los reconocimientos del arqueólogo estadounidense, Augustus Ledyard Smith y la arqueóloga M. Charlotte Arnauld, Chich’en tuvo entre 6 y 7 hectáreas de extensión. En el lugar se conoce la existencia de tres plazas, cuenta con dos canchas de juego de pelota maya y también cuenta con siete estructuras largas y una estela. En el lugar se han encontrado piezas de lítica y cerámica y la representación del dios del Maíz.
Julia Montoya, de la Universidad de Gante, Bélgica en su artículo: “Contextualizando una colección maya olvidada proveniente de Chich’en, Cobán, Alta Verapaz, Guatemala”, señala que en 1894, el belga Georges Léger hizo una excavación en dos montículos ubicados en la finca Chichén al sur de esa ciudad. En 1895, vendió los objetos que había excavado a la Universidad de Gante, los cuales pasaron a formar parte de la colección del antiguo Museé de Antiquités.
La colección maya de la Universidad de Gante cuenta con 130 piezas de cerámica y 84 piezas de lítica, entre ellas, jadeíta, piedra serpentina, obsidiana, sílex y cuarzo.
Así mismo, el norteamericano Augustus Ledyard Smith realizó el primer reconocimiento arqueológico y diseñó los planos del sitio. El análisis de la cerámica recolectada por Smith en la superficie y en dos fosas, reveló que Chich’en tuvo un largo período de habitación, desde el período Preclásico Tardío (100 a.C.) hasta el Posclásico Tardío (1540).
Es posible que la larga ocupación de Chich’en, desde el período Preclásico Tardío hasta mediados del siglo XVI, se debiera a su ubicación estratégica en la ruta de Alta Verapaz. El valle donde el sitio está situado, facilitó el transporte y el control del paso de productos básicos y suntuarios.