Por Andina Ayala
Este 22 de marzo, se celebra en el mundo el Día del Agua y en Guatemala la disputa por este líquido vital, empieza a tocar a todos los sectores del país sin distinción de clase social o grupo identitario y comienza a preocupar también a las poblaciones más vulnerables.
Desde hace décadas, las comunidades de la costa sur, han denunciado la apropiación de la tierra agrícola más fértil por parte de empresas de monocultivos de la caña, palma africana y banano. Estos cultivos, según denuncian los pobladores de esa región, demandan un fuerte uso de agua y aseguran que las empresas han buscado distintas formas de acapararlo, entre estas: el desvío de los cauces naturales de los ríos, dejando a las comunidades sin el vital líquido, en tiempos de sequía.
En ese marco, este 21 y 22 de marzo, organizaciones sociales e indígenas defensoras de derechos humanos, realizaron su primer encuentro de experiencias y reflexiones en torno a la problemática del agua, en Mazatenango, Suchitepéquez.
Entre las organizaciones participantes, se encuentran la Asamblea Social y Popular, Asociación Vida Segura, Asociación de Desarrollo Integral de Génova, Quetzaltenango, Comunidades de Población en Resistencia del Triunfo, Comité de Unidad Campesina, Consejo de Comunidades de Retalhuleu, Madre Tierra, Pastoral de la Tierra San Marcos, Red de Soberanía Alimentaria de Guatemala.
Durante el encuentro plantearon tres puntos claves para la retribución de su derecho humano al agua:
- Poner un alto a la expansión de monocultivos y la contaminación en cadena que emana de sus actividades, especialmente el vertido de agroquímicos en los ríos.
- Que el Estado y gobiernos locales dejen de corromperse y funcionar como garantes de las agroindustrias y que por el contrario priorice la regulación y acceso al agua de manera justa.
- Que las entidades certificadoras de los procesos agroindustriales conozcan los testimonios de las comunidades privadas de su derecho humano al agua y tomen las acciones pertinentes para que las empresas cumplan con los estándares de derechos humanos, laborales y ambientales.
Las organizaciones, además se solidarizaron con los pueblos afectados por el secuestro del agua e instaron a participar y exigir su derecho humano al agua, a través de la organización local.