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Exigen libertad para Juana Alonzo, migrante maya Chuj detenida en México por un delito que no cometió

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Créditos: Franciso Simón Francisco
Tiempo de lectura: 4 minutos

 

Juana Alonzo Santizo, maya hablante Chuj de 35 años salió de su pueblo de San Mateo Ixtatán en 2014, en búsqueda de trabajo y mejores condiciones de vida, su meta era llegar a los Estados Unidos sin pensar si la cárcel la esperaba en Reynosa, ciudad situada en el Estado de Tamaulipas, México. Desde ese entonces, se cuestiona su inocencia y lleva 7 años en prisión sin poder comunicarse con sus padres, hermanas y hermanos.

Por Francisco Simón Francisco

La familia, vecinos y quienes conocen la vida de Juana Alonzo Santizo, tuvieron que recorrer una distancia de 335 kilómetros en un tiempo máximo de 15 horas de camino, desde la zona central de San Mateo Ixtatán hasta la ciudad de Guatemala; aunque desesperados pero con las ganas de buscar justicia y libertad para Juana de 35 años, entregaron la mañana de este lunes una carta firmada por más de 5 mil personas y 43 organizaciones nacionales e internacionales a la embajada de México en Guatemala y al Ministerio de Relaciones Exteriores (MINEX).

“Lo único que buscamos es justicia y libertad para Juana, ella es inocente, está encarcelada por no hablar el español, no es justo”, grita doña Evangelina Ramos, quien acompañó a los familiares de la migrante Chuj, en la entrega de la carta a la embajada de México en Guatemala.

Foto de: Francisco Simón Francisco

Han pasado 7 años desde que Juana salió de su casa, ubicada en el cantón Chakchak K´en de ese municipio. Ella había trabajado en oficios del hogar en casas particulares, pero su ingreso no alcanzaba para sufragar los gastos básicos, razón, que la motivó a pensar en un nuevo destino.

En 2014, agarró maleta y abandonó su lugar con la intención de encontrar nuevas oportunidades de trabajo y apoyar a su familia de la crisis económica, sin pensar que la pesadilla la esperaba entre la frontera de México con Estados Unidos.

Logró cruzar el territorio mexicano, junto a otras personas migrantes, que iban con la misma causa de “crisis económica”. Pero ella y su compañía cayeron en las manos de traficantes de personas, denominados “coyotes”, fue capturada y encerrada en una casa deshabitada en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas; luego fue encontrada por las autoridades mexicanas, quienes además de agredirla, la acusaron de secuestro.

Según el contenido de la carta entregada esta mañana, en el trayecto de su migración por México, Juana fue detenida en un operativo en la casa de seguridad en la que se encontraba y fue discriminada por miembros de las fuerzas de seguridad del estado de Tamaulipas, torturada, e interrogada sin representación legal, sin presencia consular y sin un intérprete que le ayudara a entender lo sucedido en español, un idioma que no hablaba.

Foto de: Francisco Simón Francisco

Privarla de su libertad sin causa concreta, es una violación a sus derechos como migrante. Ella se encuentra en prisión preventiva sin ninguna sentencia y su caso, primero se desconoce y no avanza.

“Exigimos al Estado de Tamaulipas y al gobierno de México la liberación inmediata de nuestra compañera Juana y la implementación de medidas de reparación y no repetición por las violaciones a derechos humanos de las que ha sido víctima”, cita los abajo firmantes de la carta.

El caso de Juana Alonzo Santizo, la segunda de siete hermanos, es emblemático. Se entiende desde la desigualdad, el racismo y la negación de justicia en su propio idioma, ya que al no dominar el idioma español, la ubica en una situación de desprotección y de nula atención.

Su condición de mujer, maya, migrante, y perteneciente a un pueblo con rasgos de pobreza y con acceso desigual a oportunidades de educación, explican el fondo de su situación.

La familia y quienes apoyan el caso, aunque les cuesta asumir parece que el proceso se alarga. Y nadie quiere abrir la boca para una respuesta esperanzadora. Ni la autoridad mexicana y guatemalteca se han sentado para discutir el fondo y la forma del caso de la guatemalteca, Juana Alonzo Santizo.

“No puedo prometerles nada, porque se escapa de mi competencia, pero puedo asumir el compromiso de consultar y elevar el caso a donde corresponde, expresó Abel Escartín, ministro de la embajada de México en Guatemala. “No tengo opinión, no conozco el caso” finalizó.

Don Antonio Alonzo de 56 años, padre de Juana, indica que “la pobreza, la falta de educación y el problema de no hablar español, tiene encarcelada a mi hija. Ella no tiene delito, la acusan de secuestro, ahora exijo su libertad al gobierno de México”.

Foto de: Francisco Simón Francisco

La detención de Juana Alonzo Santizo, además de los gastos económicos que conlleva luchar por su libertad, también afecta a su madre Catarina Santizo, quien se ha enfermado de preocupación por su hija.

“Tenemos conocimiento que la mamá de Juanita, se ha enfermado por pensar en su hija que está detenida, allá en México, es un dolor día a día. La inculparon de un delito que nada que ver”, aseguró doña Evangelina Ramos.

La campaña por la libertad de Juana Alonzo Santizo fue encabezada por la organización Promotores de la Liberación Migrante y apoyada por la Organización de mujeres Ixtatecas de San Mateo Ixtatán y en colaboración del Comité de Emergencia del municipio.

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