Santiago Isaac Xitumul López[1]
Comenzamos a publicar en Prensa Comunitaria los textos escritos por estudiantes inscritos al Segundo Ciclo del Diplomado Pueblos Indígenas y Política en Guatemala, organizado entre Prensa Comunitaria, la Fundación María y Antonio Goubaud y la Escuela de Ciencia Política de la USAC. Estas reflexiones son un aporte a la discusión necesaria ahora en Guatemala sobre su futuro y el lugar de los pueblos indígenas en él.
En las sociedades colonizadas, ese legado colonial impera en las diversas actividades y espacios sociales de desenvolvimiento colectivo e individual. Uno de esos espacios es lo simbólico.
Durante la de la administración española, se sabe que los invasores traían fines específicos al llegar a estos territorios. Entre ellos, estaba la implantación en las mentes y vida de las personas la imagen de un Dios cristiano. Y justamente, las representaciones que se hacen de Dios, son un ejemplo claro de cómo el espacio simbólico que imperaba e impera actualmente, ha tenido un origen eurocéntrico.
A las poblaciones de estos territorios se les catalogaba de “ignorantes” en tanto que “seguían creyendo en varios dioses”. A esto se le agrega los rituales y demás aspectos que los cronistas (españoles y criollos) escribían acerca de las prácticas y creencias cosmogónicas que ya existían aquí, dotándolas de ser producto del culto al demonio, “feísimas” según su visión cristiana y europea. Un ejemplo de esto, es lo que Martínez (1992) cita textualmente de los escritos del cronista Francisco Fuentes y Guzmán en donde este último explica las diversas expresiones simbólicas que se “encontraban” en la tierra.
Cada día se desentierran y sacan de los surcos de los sembrados, figuras de feísimas y desproporcionadas representaciones de hombres y mujeres, de sierpes, de monos, de águilas y otras infinitas y ridículas figuras…en las tierras de cultivo suele descubrir el arado espantosas y descomunales figuras de ídolos (p.209)
Quién sabe si Francisco quemaba o destruía esas “ridículas figuras”, aunque lo más seguro es que sí, ya que era una constante entre los colonizadores. Tal es el ejemplo de Diego de Landa en lo que hoy conocemos como México. De Landa fue un franciscano que quemó a varios “indios, varones y hembras” junto con las expresiones de los manuscritos que realizaban. Grigulevich (1980) citado por Chirix (2021) describe respecto al franciscano:
Hizo atormentar a 6,330 indios, varones y hembras, de los cuales 157 murieron por efecto de la tortura, y la mayoría de los restantes quedaron mutilados para el resto de su vida. El 12 de julio de 1562, el feroz provincial celebró en Mani un auto de fe solemne en presencia de dignatarios españoles y caciques indios. Aquel día se consumieron en las hogueras las últimas reliquias de la antigua cultura maya: manuscritos jeroglíficos, estatuas, vasos artísticos con imágenes. Muchos de los indios detenidos se ahorcaron en la cárcel antes del auto de fe (párr.9)
Nunca se sabrá qué estaba colocado en esos manuscritos que el franciscano De Landa mandó a quemar.
A través de estas situaciones, claramente vemos que durante la invasión, los productos simbólicos que realizaban las poblaciones originarias fueron, en gran medida, destrozados por que eran una representación del demonio, entre otros aspectos.
¿Colonizar lo intangible para colonizar lo tangible?
Regresando al cronista Fuentes y Guzmán, las palabras que utilizó para describir esos “descubrimientos” fueron: feísimas, ridículas y espantosas. Estas palabras denotan en gran medida, una visión eurocéntrica de estas “figuras”. Fuentes y Guzmán estaba acostumbrado a ver representaciones diferentes, lo que hoy se denomina “arte”.
El término “arte” en muchas ocasiones se concibe para dar a conocer expresiones simbólicas solamente de occidente, excluyendo así, a todas esas “artesanías” o “arte popular” que realizan las poblaciones colonizadas.
Por lo que, para fines de este ensayo, se utilizará el término “arte” para dar a entender esta visión eurocéntrica de las formas de expresión. Sin embargo, se recalca que también hay otras formas de concebir y de reivindicar ese “arte”, pero esto no es temática de este ensayo.
Retomando la visión eurocéntrica de estas creaciones como legado colonial, que se ha plasmado y ha cambiado a otras formas de desprecio hacia las maneras de expresión de los pueblos originarios; se debe, en palabras de Sandra Xinico (2016), a una mecánica que utilizaron los colonizadores de “dominar lo intangible, permite dominar lo tangible” (p.2). Esto, se puede complementar con lo que Bouhaben (2018) describe como la “colonialidad del ver”, la cual es la manera heredada de ver lo occidental y europeo como lo único y verídico, obviando las expresiones creativas de las sociedades no-occidentales (p.4). Gómez y Mignolo (2012) citados por el mismo autor, plantean una “colonialidad de lo sensible”, este último surge por la imposición que se da dependiendo de cómo vemos, ya que de esa manera sentimos y percibimos, y en su mayoría, los autores plantean que esto tiene un “despliegue” en el “arte” y la estética (p.5).
Por lo que, a través de eliminar, destruir o cambiar lo intangible, guiados por esa visión de colonizador y europea que imperaba en esas personas, se permitía la dominación de lo físico. Un ejemplo de esto podría asociarse con la idea de que Dios le dijo a Adán que toda la tierra le pertenece, mientras que, para las poblaciones mayas, esto no es una situación de pertenencia o no de otros seres vivos. Esta idea se implantó probablemente con años y años de catequización de que Dios le dijo al primer hombre (y ojo, hombre, no mujer, porque ellas también le pertenecían, eran parte de su costilla, al fin de cuentas), que todo animal y naturaleza era suyo.
Esto permitió heredar una idea de explotación y despojo a la tierra, y que se continúa viendo en este presente como extractivismo. Tal y como vemos en las comunidades q’eqchi’ en El Estor.
Sin embargo, a todo esto, existe la posibilidad de preguntarse el cuestionamiento que da inicio a este apartado del texto ¿Se colonizó lo intangible, para colonizar lo tangible?
El “Folklor nacional” y la Academia, herramientas del extractivismo
A este momento, se ha resaltado una visión acerca de las creaciones de las poblaciones no occidentales, según la colonialidad del ver y de lo sensible: “feísimas”, “demoniacas”, y como actualmente se les denomina, “artesanías” “arte folklórico”. Con estos últimos términos, se da otra forma de colonialidad del ver que se relaciona estrechamente con el extractivismo epistémico.
Pero antes, es necesario saber cómo se concibe la “artesanía” frente al “arte”. Si se busca en Google “artesanías de Guatemala”, las imágenes en su mayoría son de tejidos mayas, llaveros, creaciones a base de barro, palma, morros, entre otros. Por otra parte, si se busca “Arte de Guatemala” gran parte de las fotografías son pinturas de paisajes como el Lago de Atitlán, mujeres tejiendo, calles de pueblos, personas indígenas, etc.
A primeras impresiones, este pequeño ejercicio permite colegir que las formas de vida y las creaciones de la población indígena, se conoce como “arte/artesanía de Guatemala”. Esto va de la mano con el nacionalismo chapín que impera en el imaginario social, en el que se concibe a “lo maya” como “lo guatemalteco” / “lo chapín”. Esto último se relaciona también con esa folclorización y apropiación de las formas de crear y ser de la población maya con lo que representa a este país en su nacionalismo ladino lleno de extractivismo.
El término de extractivismo epistémico/cognitivo es explicado por Leanne Betasamosake (2013), del pueblo Mississauga Nishnaabeg citada por Grosfoguel (2016) como una manera de tomar/robar las enseñanzas de los pueblos que a los colonizadores les pueda servir fuera del contexto histórico que les dan las mismas poblaciones indígenas, ignorando el impacto del uso en ese entorno (p.131). Asimismo, Grosfoguel plantea que:
El objetivo del extractivismo epistémico es el saqueo de ideas para mercadearlas y transformarlas en capital económico o para apropiárselas dentro de la maquinaria académica occidental con el fin de ganar capital simbólico… El saqueo se hace excluyendo de los circuitos de capital simbólico y económico a los pueblos productores de esos “objetos”, tecnologías o conocimientos… Además de ser pueblos expoliados de sus recursos y destruidos en su medio ambiente por el “extractivismo económico”, son igualmente expoliados de sus conocimientos y tecnologías por el “extractivismo epistémico” (p.133).
A modo de síntesis, esos conocimientos que desde una parte se veían como feísimos y endemoniados, el sistema capitalista ha influido para convertirlos en mercancías a través de las formas de extracción epistémica y cognitiva para continuar reproduciendo mecánicas coloniales. Y es aquí donde se puede realzar a los museos, como lugares de reproducción de estas formas de robo. Y para el caso de Guatemala y otros países, es una realidad. En los meses anteriores se ha visto cómo el Estado de este país, envió con ciertas incongruencias en el proceso, creaciones históricas de las poblaciones mayas, como es el Dintel y Trono de Piedras Negras, junto a la Estela 24 para ser expuestas en el MET de Nueva York. Estos son solamente algunos ejemplos de las maneras en las que el Estado continúa reproduciendo las lógicas de dominación colonial a través de la expropiación del patrimonio de los pueblos.
Silvia Rivera Cusicanqui (2015) socióloga Aymara, enfatiza en el hecho de tener una “visión ornamental del indio” a través de la cual se pretende borrar la memoria y guardar los “restos” en los museos a modo de mostrar esa “raíz arcaica” combinada con el folclor (p.94).
“El extractivismo es una forma de fascismo descarado que va desde el cristianízate o te mato del siglo XVI, hasta el civilízate o te mato del siglo XIX, al desarróllate o te mato del siglo XX y al democratízate o te mato del siglo XXI. Todos estos proyectos globales coloniales han estado asociados al “extractivízate o te mato” que ha sido una constante desde el siglo XVI” (Grosfoguel, 2016, p.140)
Estas palabras se pueden acoplar a la realidad de Guatemala como “te chapinizo o te mato” junto con “te extractivizo o te mato”, e incluso se le podría agregar, en lugar de una muerte simbólica/real, un “te criminalizo”. En fin, esta sociedad ve las creaciones y conocimientos mayas como subdesarrollados, (del legado de “feísimos”) o como artesanías que representan “el orgullo de ser guatemalteco”. “El racismo también necesita del simbolismo para mantenerse. El sentido de superioridad e inferioridad se marca a través de los visible” (Xinico, 2016, p.2). Tal y como se puede ver en el mes de septiembre o en ese intento de celebrar a la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre. Ese entramado de creaciones y conocimientos, patrimonio de los pueblos, es concebido y visto como artefactos de despojo, “te lo quito porque puedo y no me interesa que es” “te lo quito porque qué bonito”, sacando del contexto ancestral e histórico que las poblaciones mayas han tenido por muchos siglos respecto a ellos.
Antes de finalizar este ensayo, es importante reconocer la creación que realizan las personas que la academia no cataloga como “arte” por su herencia colonial. Y para ello, es importante llamarles a estas expresiones según las personas las nombran, porque al fin de cuentas, son ellas quienes lo realizan a través del barro o del morro, entre otros materiales.
Una idea que es importante de destacar, la cual se describe en los siguientes párrafos de manera más contextualizada a este territorio, es la que planteaba le usarie @“”””soyciguapa en su cuenta de Instagram, en la cual interpelaba a otra cuenta por denominar a las creaciones realizadas por etnias africanas, como las máscaras Fang, como “cubismo”, siendo esta corriente surgida años después de la elaboración de dichas expresiones, y surgida en Europa.
Por ejemplo, en Rabinal, en los guacales y jícaras realizan una técnica que la podríamos nombrar como puntillismo. Pero, ¿realmente sería legítimo nombrarla de esa forma? Tomando en cuenta que esta técnica surgió en Europa como la mayoría de corrientes artísticas, habría que analizar de qué manera es más reivindicativo nombrar a estas creaciones desde la visión misma de los pueblos y quienes las realizan.
“¿A cuánto mero me lo das?”
Finalmente, algo importante de recalcar en esta relación mercantilista de las expresiones creativas de los pueblos, es también las prácticas de regatear.
Cuando algunas personas se acercan al lugar en donde otras, en su mayoría mayas, venden sus obras, la visión colonial de la estética y del “arte” hace que se vean esas creaciones como baratas y simples. De decir que son “feísimas y ridículas”, se pasó ahora a un “barato y simples”, por lo que las personas regatean hasta que consideren que el precio es aceptable según su mirada. Esto también reproduce una idea heredada de la colonia: que la población maya es manipulable, que viven siempre en necesidad y que son aprovechadas/os ya que según las y los compradores, un precio “alto” significa que se están aprovechando y es ahí donde entra el regateo o el cuestionamiento que se les hace si sus hilos son de calidad o si destiñen (en el caso de los tejidos).
¿Por qué ocurrirá esto? Quizá porque se piensa que quienes hacen los tejidos se “aprovechan” en el precio y al final su trabajo no es de calidad y es por eso que viene la práctica incesante e insistente de reducir el precio de la obra, como para recordarles que no pueden aspirar a que se les pague esos precios. No se les permite aspirar a ganar lo que ellas y ellos consideran como el valor y precio de sus creaciones ¿Por qué estas personas no regatean frente a la gerencia de las tiendas transnacionales de ropa?
Esto se ve mucho en la adquisición de güipiles y cortes: se les cuestiona a las mismas manos que laboraron dichos tejidos si es “artesanal” o no, si es de buen hilo, si destiñe o no. ¿Por qué no se les cuestiona de la misma manera el trabajo textil de esas grandes tiendas? ¿Por qué no se les pregunta si ese hilo es internacional o si desteñirá? No se hace porque se sigue esa mentalidad colonial del ver.
Hay muchos espacios y mentalidades que habría que autointerpelar y reflexionar de manera individual y colectiva de estas formas de ver lo que es arte y lo que no lo es y desde qué posición hacemos esa clasificación. Toda expresión simbólica lleva consigo un entramado de signos, como los diseños de los güipiles, o la de los guacales, eso en el espacio de las obras hechas de manos. También se puede mencionar otras creaciones como las expresiones corporales, igualmente con signos expresados a través del cuerpo que dotan a esas expresiones de gran valor, como el Xajooj Tun, el Balam Kej, por mencionar un par entre decenas. Esta simbología forma parte del legado histórico de los pueblos, y, por ende, es reivindicativo realizarlos porque conllevan herencias de significaciones históricas y ancestrales.
Para finalizar este ensayo, las palabras de Emma Chirix (2021) explican de manera sucinta y clara lo que en este texto se abordó desde la mirada de algunas expresiones simbólicas.
Los invasores occidentales blancos para implantar su poder, “ser el centro del hemisferio y los más civilizados del mundo”, tuvieron que someter, crear y aplicar una ideología racista y a través del concepto de la supremacía blanca para afinar o complementar la explotación, a lo que ellos llamaron, razas de color. Este requisito ideológico, político y económico fue útil para violentar y explotar los cuerpos, las mentes de los territorios colonizados” (párr. 4).
Referencias Bibliográficas
Bouhaben, M. (2018) La investigación artística eurocéntrica y su descolonización estético-epistémica. Universidad de las Artes del Ecuador. Recuperado de: https://www.researchgate.net/publication/327432865_La_investigacion_artistica_eurocentrica_y_su_decolonizacion_estetico-epistemica
Chirix, E. (2021). Rebeldía del pueblo maya por la dependencia colonial. Divergencia Colectiva. Recuperado de: https://divergenciacolectiva.org/rebeldia-del-pueblo-maya-por-la-dependencia-colonial-ensayo-por-emma-chirix/
Cusicanqui, S. (2015) Sociología de la imagen. Miradas ch’ixi desde la historia andina. Tinta Limón. Recuperado de: http://www.catedralibremartinbaro.org/pdfs/libro-sociologia-de-la-imagen-silvia-rivera.pdf
Grosfoguel, R. (2016) Del “extractivismo económico” al “extractivismo epistémico” y al “extractivismo ontológico”: una forma destructiva de conocer, ser y estar en el mundo. University Of California, EE.UU. Recuperado de: http://www.revistatabularasa.org/numero-24/06grosfoguel.pdf
Martínez, S. (1994) La patria del criollo. México: Ediciones en Marcha
Xinico, S. (2016) Los inditos de la virgen: un ritual sincréticamente racista. Academia.edu. Recuperado de: https://www.academia.edu/48911619/Los_inditos_de_la_virgen_un_ritual_sincr%C3%A9ticamente_racista
[1] Estudiante Ciencias de la Comunicación, Universidad Rafael Landívar, santiago17xl@gmail.com