Por Lourdes Álvarez Nájera
Al escuchar un ¡piiii, piiii!, la población se alerta y se organiza. Ese sonido intermitente entre un gorgorito y otro indica que algo sucede, pero si se incrementa y comienza a sonar de manera persistente y hasta se incluyen sonidos de timbres, quiere decir que la alerta se convirtió en emergencia y cesará hasta que llegue la policía. De esta manera diversos grupos de vecinas y vecinos apoyados por el Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE), del sector conocido como barrio La Joyita y empresarios y profesionales de Quetzaltengo, lanzaron la campaña “Tu gorgorito, tu seguridad”.
La iniciativa y organización comunitaria inició hace tres años y ha continuado a lo largo de este tiempo, con campañas de información, educación y simulacros que incluyen la donación de gorgoritos para que se puedan generar alertas tempranas que eviten incidentes de violencia, como sucedió este sábado 24 de abril en la colonia De León, donde participaron unas 75 personas.
“Hace unos 3 años los vecinos del barrio La Joyita empezaron a organizarse por los asaltos, robo de baterías de los carros, pero también por las agresiones a mujeres”, indicó uno de los organizadores, que no proporcionó su nombre, porque dijo que mantener el anonimato les permite resguardarse de represalias, debido a que han denunciado a varios comercios que son usados como cantinas clandestinas, uno de los principales problemas que ha denunciado la población.
“A las mujeres además las agreden físicamente cuando se cometen robos, tocándolas y dañando su integridad. En una ocasión se activó la alarma y se detuvo a un ayudante de un bus que pasó tocando a una mujer, los vecinos lo inmovilizaron, pero la policía tardó más de tres horas en llegar”, añadió el entrevistado.
Los gorgoritos también han comenzado a sonar cuando se han detectado casos de violencia intrafamiliar o peleas.
El sistema de los gorgoritos tiene tres niveles de alerta, por eso los organizadores de la campaña se toman la tarea de capacitar a la población en su adecuada implementación: un pitazo largo enciende la alarma sobre algún hecho; si ese pitazo se convierte en dos, uno después del otro, quiere decir que la alerta requiere un nivel de organización y verificación; si el pitazo es persistente y no deja de sonar, la alarma se convirtió en una emergencia y todos los vecinos saben que deben llamar a las autoridades.
“En los simulacros, a las 21:00 horas los vecinos suenan sus gorgoritos para demostrar que estamos integrados y organizados, o cuando se hacen recorridos exploratorios, como rondas o patrullajes por los sectores donde se han denunciado peligros”, agregó el entrevistado.
Al momento, en el sector La Joyita donde viven unas 600 familias, por lo menos unas 300 están organizadas y participan en las campañas de prevención de violencia.
“A diferencia de años anteriores, este año durante la actividad en la colonia De León tuvimos el apoyo de medios de comunicación, de un asesor del Gobernador departamental, y personal de la Unidad de Prevención del Delito de la Policía Nacional Civil, que nos acompañaron a lo largo de todo el recorrido e identificaron algunas viviendas donde había posible venta de licor de manera clandestina”, añadió el entrevistado.
Otro de los problemas que también se ha identificado y por lo cual se han organizado en ese sector, son los engaños que ha sufrido población y ha denunciado, como los de personas que se hacen pasar por integrantes del COCODE, para supuestamente otorgar algún tipo de ayuda, por lo que la autoridad indicó que las vecinas y vecinos deben avocarse directamente con sus representantes debidamente inscritos y autorizados.
Incrementa la violencia contra mujeres
Pilar Bagur, del Colectivo de Mujeres de Quetzaltenango, dijo que ven positivas las acciones de organización comunitaria ya que se encuentran preocupadas por el incremento de violencia contra mujeres en ese departamento.
“Existe incremento y pocos resultados en las investigaciones del Ministerio Público (MP), el caso de Luciana lleva más de un mes; se tiene a un sospechoso, pero no se han materializado acciones ni avances en la investigación”, enfatizó.
Bagur se refiere a Luciana Fernanda Hernández Maldonado, de 31 años, que fue encontrada muerta y con múltiples heridas en el abdomen, en el apartamento 33 en “Prados de Santa María”, zona 7 de la cabecera de Quetzaltenango.
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“Nos encontramos alarmadas y en alerta porque vemos que los casos están aumentando y los avances no prosperan; vemos como un mal signo y una débil respuesta por parte de las instituciones que deben garantizar la seguridad de la población, por eso pedimos que se acompañe a la población en este tipo de campañas de prevención”, añadió Bagur.
Para el Colectivo de Mujeres de Quetzaltenango es positiva la organización y preocupación ciudadana que se está haciendo evidente en las campañas de prevención de violencia, pero es importante que cada día más población se involucre y participe, igual que las autoridades.
“Es importante que la población sepa cómo responder a las emergencias, en el caso de Luciana lamentablemente algunos vecinos dijeron que escucharon la pelea y los golpes, pero no supieron cómo reaccionar. No sabemos si a lo mejor con hacer sonar esa alarma temprana le hubieran salvado la vida”, añadió Bagur.
Pese a las tragedias, la entrevistada añadió que es un paso importante esa “conciencia ciudadana sobre ese fenómeno y sobre lo que significa alertar para salvar vidas, porque no solo se trata de la persona que puede ser asesinada, es todo lo que provoca ese acontecimiento en el entorno comunitario”.
Bagur puntualizó que “vivimos en una sociedad patriarcal pero también persiste una violencia que es histórica y que atraviesa los cuerpos de las mujeres, por eso la educación es sumamente importante para abordar el acoso, las violaciones, asesinatos y embarazos obligados que tienen que soportar muchas niñas; eso ayudará a que la sociedad en su conjunto cambie su forma de ver y de proteger a las mujeres que son parte de nuestra comunidad”.