Por Miguel Ángel Sandoval
Resulta que la guerra fría terminó hace muchos años, precisamente cuando se cayó el muro de Berlín en 1989, o sea, en el siglo pasado. Sin embargo, en nuestra finca nacional el tema no avanza nada, pues se sigue pensando como en la época de la cortina de hierro, del comunismo come niños y esas pendejadas. Al grado que aún hoy, columnistas como Gonzalo Marroquín escriben, sobre la dictadura comunista como si fuera algo novedoso.
El tema que ahora me ocupa es mucho más serio. Resulta que para el combate a la pandemia del covid19, lo único que puede salvar a la humanidad –no es paja- es una vacuna a tiempo y, sobre todo, que sea repartida de manera universal, sin exclusiones o sin acudir a los mecanismos estúpidos del mercado cuando se trata de un problema de salud mundial. En otras palabras, la vacuna debe ser aplicada a todo el mundo, así de literal.
Pienso que en este delicado asunto no puede existir ni de lejos el discursito sobre la oferta y la demanda, no estamos para esas tonterías. Tampoco estamos para discutir por marcas, que si la vacuna xx o la vacuna yy. Las empresas multinacionales no son la mejor garantía para este tema. Es necesario aprender a pensar en otra forma, primero en la pandemia y saber que es un problema de salud pública, no de mercado.
Hablo sobre el tema pues resulta que hay actualmente dos aproximaciones al tema de la vacuna: uno que es el más científico, nos habla de la salud pública y el rol del estado en esta coyuntura; otro que nos dice que la salud debe seguir como siempre, que paguen los que pueden y otros que se jodan. Más o menos así va la narrativa de las maneras de aproximarse a la pandemia.
Para el caso que nos ocupa, hay varias vacunas en el planeta. Las de laboratorios privados o financiados por las potencias campeonas del mercado y las vacunas que vienen de laboratorios igualmente privados, pero donde la salud pública es una adquisición que se considera vinculada a los derechos más elementales de la población.
A ello se le agrega otro tema. El color de la vacuna, es lo que pasa en Guatemala, donde se hace hasta lo imposible por impedir que la vacuna rusa o la china, vengan a nuestro país porque, dicen, habría el riesgo de contagio ideológico, o peor: los gringos se enojarían. O, dicho de otra manera, los gringos defienden a sus empresas tipo Pfizer y otras semejantes. Pero, siempre hay uno, resulta que estas empresas no tienen la capacidad de surtirnos de vacunas en los tiempos que necesitamos. O sea, si compramos a los rusos o a los chinos, nos regañan los gringos, pero si les pedimos a ellos no tienen. Como decía el refrán de la semana santa, que de huevo va la virgen…
De todas formas, cada día que pasa y a medida que crecen las presiones, en nuestro país se deberán tomar decisiones “dramáticas”. Esto es, comprar la vacuna rusa o china que para empezar las traen al chile y encima de ello a precios más baratos que las vacunas de las empresas capitalistas que no tienen la salud como una preocupación social sino como un negocio, encima de todo, monopólico.
Pero no se preocupen. Ya está demostrado que las vacunas rusa o china, y últimamente se suma a este grupo la cubana –Soberana- no dan como resultado la proliferación de comunistas, castristas, maoístas y toda clase de marxistas por una vacuna intramuscular. El ejemplo mayor lo dio el presidente de Chile, Sebastián Piñera, que como se sabe es anticomunista redomado, neoliberal sin tacha, que ante la falta de otras vacunas compro la china y el mismo se hizo vacunar de primero, para decirle a los conservadores, ya ven, no pasa nada.
En Argentina ya son más de cuatro los vacunados con la rusa y no hay ni uno solo que se haya convertido en comunista; lo mismo ocurre en México que no tiene más comunistas hoy que cuando no estaban vacunados con la vacuna rusa o con la china.
Finalmente, esta Cuba. Aquí el tema es más complicado. Solo los guatemaltecos que tengan para el pasaje de avión, plata para pagarse un buen hotel y unos días de playa en Varadero, podrán ponerse la vacuna Soberana y olvidarse del terrible covid19. Olvidaba decir, que en Cuba la vacuna será para toda la población –ya se inició la vacunación- sin costo, gratuita, como un derecho en un país en donde la medicina es social, y por ello, las crisis de salud se enfrentan de forma social. El mercado queda para otras cosas, menos para la salud.
A ver si algo aprendemos de esta pandemia. El mercado no es todo, menos la oferta y la demanda. La vacuna libre, gratuita y a tiempo, sí.