Guatemala detiene la primera carava de migrantes de 2021

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Créditos: Contra Corriente.
Tiempo de lectura: 6 minutos

Guatemala detiene la primera carava de migrantes de 2021

Por: Amílcar Morales, Sandra Cuffe y Lourdes Álvarez

Durante la madrugada del viernes 15 de enero unas cuatro mil personas se preparaban para salir de Honduras en la primera caravana de migrantes centroamericanos de 2021. Las personas cargaban lo que podían en mochilas o empujaban carruajes donde llevaban a niñas y niños. Otras como Noel Orellana, de 11 años, se apoyaba sobre sus muletas para poder caminar junto a sus padres en una travesía de miles de kilómetros que prometía una vida mejor en Estados Unidos. Todas las personas migrantes sabían del riesgo de atravesar las fronteras, pero ninguna esperaba la represión que les bloqueó con brutalidad el paso en Guatemala.

Miles de historias coincidían en un desplazamiento obligado o una especie de última carta que cada migrante se jugaba para intentar sobrevivir a la falta de empleo, a la violencia o extorsiones y a la falta programas estatales que los apoyaran durante la pandemia de coronavirus y las tormentas tropicales Eta e Iota que devastaron a varias comunidades centroamericanas entre noviembre y diciembre de 2020.

Uno de los primeros cercos que la #CaravanadeMigrantes logró pasar el 15 de enero, fue el de los propios policías y soldados hondureños. En Cofradía, departamento de Cortés, unos 200 antimotines bajaban a los migrantes que se transportaban en carros o iban a pie y les solicitaban su tarjeta de identidad, según información del medio digital hondureño: Contra Corriente.

Desde la madrugada de ese viernes se reportaba la presencia de cientos de migrantes en la gran terminal de la ciudad de San Pedro Sula, donde se tenía previsto que avanzaran a Agua Caliente, frontera entre Guatemala y Honduras, e intentarían pasar por los departamentos donde el gobierno guatemalteco declaró un estado de prevención durante 15 días.

El paso a Guatemala

Después del mediodía del viernes 15 de enero ya se reportaba que unas 600 personas migrantes hondureñas habían sido detenidas por el ejército y la Policía Nacional Civil, en la frontera el Corinto, y trasladadas a uno de los puestos de control del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) para el trámite de retorno a su país.

Un día antes, el presidente guatemalteco Alejandro Giammattei emitió un decreto donde se declaraba estado de prevención en cinco departamentos: Izabal, Zacapa, Chiquimula, Jutiapa, el Progreso, Petén y Santa Rosa, vigente durante 15 días, con el claro objetivo de evitar el paso de las personas migrantes.

En la tarde del viernes 15, en la Ruidosa, Morales, del departamento de Izabal en el nororiente del país, también se informó que las fuerzas de seguridad y otros funcionarios guatemaltecos habían detenido y enviado en bus de la policía a migrantes hondureños mayores de edad a la frontera el Corinto. Durante el operativo bajaron a los menores de la unidad por requerimiento de la Procuraduría General de la Nación (PGN) y de representantes del Refugio de la Niñez y los enviaron a la ciudad de Puerto Barrios. Además, con presencia de la policía el Ejército y algunas organizaciones humanitarias se instaló en ese lugar un retén y control de salud.

Llegaron a Chiquimula

Varias de las personas que integraban la #CaravanaMigrante lograron llegar al municipio de Jocotán, Chiquimula. Durante la mañana del sábado 16 de enero, el primer grupo de personas, visiblemente agotadas, tomaban un descanso recostados sobre el asfalto o acurrucados entre sí, recuperando fuerzas para poder continuar su viaje a Estados Unidos. Afirmaban que buscaban mejores oportunidades de vida.

“Los problemas de Honduras, no los queremos cargar a Guatemala, simplemente queremos pasar”, dijo uno de los migrantes hondureños que pasó por el departamento de Chiquimula, localizado en el oriente del país.

A la altura del puente Jupilingo, en el municipio de Camotán, diversos grupos de personas migrantes hondureñas intentaban cruzarlo para así llegar a la cabecera municipal pero la Policía Nacional Civil y Ejército les habían bloqueado el paso desde la noche del viernes 15 de enero.

En ese lugar, algunos buses de transporte colectivo les cobraban pasaje a las personas migrantes, mientras otros no les cobraron para llevarlos a la cabecera.

Entretanto, diversas organizaciones que abogan por los derechos de los migrantes manifestaron su preocupación a través de un comunicado por los anuncios hechos por los gobiernos de Estados Unidos, México y Guatemala para dar respuesta a la caravana.

Las organizaciones pidieron a los gobiernos garantizar el derecho de los migrantes a solicitar la condición de refugiado y atender las necesidades humanitarias siguiendo protocolos de bioseguridad para prevenir la propagación de la covid-19

Pero la represión de las autoridades comenzó desde que la marea de migrantes ingresó a la frontera, algunas personas fueron golpeadas y otras cayeron en su intento de cruzar la frontera.

Represión en Vado Hondo

La tarde del sábado 16 de enero se instaló un nuevo punto de bloqueo y de control en la aldea Vado Hondo, Chiquimula. Las fuerzas de seguridad de Guatemala regularon el paso de los vehículos y bloquearon el caminar de las personas migrantes, que cerca de las 5:30 de la tarde rompieron el cordón de seguridad y se enfrentaron con las fuerzas de seguridad para poder cruzar.

Entre garrotazos, puños y patadas y sin seguir protocolos de seguridad solicitados por el ministerio de Salud para contener la pandemia, las fuerzas de seguridad de Guatemala golpearon intentando impedir a quienes intentaban cruzar y se abalanzaban en contra del cerco de seguridad.

Algunas de las pertenencias como mochilas, ropa o comida de las personas migrantes quedaron tiradas en el kilómetro 176, en Vado Hondo, un lugar que se ubica a unas tres horas y media de la ciudad capital.

Vado Hondo amaneció el domingo 17 de enero con más de tres mil personas migrantes hondureñas, que nuevamente intentaban pasar el cerco que las fuerzas de seguridad mantenían para impedir su paso. En la caravana se encontraban niños, niñas y mujeres que también recibieron golpes.

Las fuentes oficiales reportaban varios heridos, entre ellos migrantes, personal del Ejército y de Migración.

 

Ante las acciones de las fuerzas de seguridad de Guatemala y el silencio del presidente Alejandro Giammattei, cientos de personas migrantes decidieron esperar en Vado Hondo y tomar la carretera principal.

En un comunicado emitido por el Procurador de Derechos Humanos (PDH), Jordán Rodas Andrade, recordó que los migrantes huyen de la pobreza, la desigualdad social y la violencia y no pueden ser tratados de manera inhumana. Este 17 de enero se usaron gases lacrimógenos para dispersarlos y varios resultaron heridos, señaló el PDH.

Familias completas que decidieron emprender camino y migrar tomaban un descanso después de las acciones de represión policial en Vado Hondo.

La tarde del domingo, una representante de la PDH se dirigió a migrantes y les informó sobre el estado de prevención al que las autoridades estaban respondiendo, además, les pidió que desalojaran la carretera para que fluyera el transporte, “de no ser así estamos tratando de llegar a negociaciones para que no se violenten sus derechos”, indicó.

Por su parte, la posición oficial se transmitió a través de Guillermo Díaz, Director General del Instituto Guatemalteco de Migración, quien por medio de un video dijo que las acciones de las fuerzas de seguridad obedecían a un plan catalogado de seguridad nacional  y que habían logaron hacer trabajo de inteligencia en la caravana evidenciado a infiltrados de “maras y crimen organizado”.

Mientras el director de migración se pronunciaba, los migrantes argumentaban que solo querían pasar por Guatemala. Las fuerzas de seguridad no permitían el paso y les ofrecían como única salida regresar a Honduras. Los migrantes insistían en la desesperación por las condiciones de vida que los obligaban a huir de su país y de la falta de condiciones para tener una vida digna.

El lunes 18 de enero por la mañana la cabecera departamental de Chiquimula amaneció militarizada y el Gobierno guatemalteco aumentó la cantidad de militares y policías en el kilómetro 177 para restringir paso de miles de personas migrantes que se mantenían en ese punto intentando seguir su camino hacia Estados Unidos.

Cerca de las 10:00 de la mañana, un nuevo bloque de migrantes encabezaba la caravana intentando cruzar el cerco policial, portaban banderas de Estados Unidos y de Honduras.

Las fuerzas militares también se desplegaron a Vado Hondo, para contener el avance de las personas migrantes que insistían en que solo querían seguir su camino, huyendo de las condiciones de su país.

El Instituto Guatemalteco de Migración informó que un grupo de 300 personas de nacionalidad salvadoreña había ingresado en el puesto fronterizo de Nueva Anguitú.

Después de las acciones represivas y de contención de los días previos, la Policía Nacional Civil, el gobernador departamental de Chiquimula y el Ejército entablaban un diálogo con las personas migrantes que se encontraban en Vado Hondo, para despejar la ruta. El gobernador departamental ofreció unos toldos para reubicarlos mientras les recalcaba las disposiciones del estado de prevención, además les aseguraba que varias personas habían dado positivo a la prueba de covid-19.

Cerca del mediodía del lunes, un representante del Ejército de Guatemala anunció a través de una megáfono frente a miles de migrantes en Vado Hondo, que tenían “10 minutos” para despejar la ruta, de lo contrario utilizarían la fuerza.

Después de unos minutos, las fuerzas de seguridad guatemalteca avanzaron y entre empujones y escudos empezó el desalojo de los migrantes a los que hicieron retroceder.

Las fuerzas especiales de la PNC desalojaron a las personas migrantes hondureñas que se encontraban en Vado Hondo y despejaron la carretera donde comenzó a fluir el tráfico de camiones, pero quedaron varias personas heridas.

Uno de los jóvenes migrante fue auxiliado por vecinos de Chiquimula. Cansado, deshidratado, golpeado y con heridas en sus pies regresó a Honduras.

Luego de las acciones de las fuerzas de seguridad de Guatemala, cientos de personas migrantes que fueron desalojadas en Vado Hondo, intentaban regresar a Honduras por sus propios medios.

Además, se denunció la separación de familias que sufrieron de la violencia de las fuerzas de seguridad guatemaltecas cuando trataban de resguardarse ante la represión.

“No estábamos haciendo nada malo, solo queríamos seguir caminando”, indicó Byron Guardado, quien aseguró que durante el desalojo en Vado Hondo, se separó de su esposa y sus hijos a los que ahora busca. La tarde del lunes 18 de enero, algunos vecinos les brindaron atención y comida a Byron y a su pequeña hija Génesis Alexandra Guardado, originarios de Santa Bárbara, Honduras.

El martes 19 de enero algunas mujeres migrantes hondureñas, retenidas en un puesto de control de Guatemala, encaran a un oficial de migración. Varios buses han salido del lugar retornando a migrantes a la frontera.

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