Por Elías Oxom
El 6 de noviembre fue fecha traumática para las personas que habitaban la aldea Santa Marta Salinas. La inundación, los derrumbes durante el paso de las tormentas Eta e Iota y el desborde del río Chixoy provocó que abandonaran sus viviendas y desde esa fecha quedaron albergadas en casas de vecinos y familiares ubicadas en comunidades cercanas.
La aldea se ha convertido en una aldea fantasma porque al llegar se ven de lejos los destrozos que ha dejado la inundación. El desastre ocurrido en la comunidad impacto fuertemente a la población porque la población ya no regresó a sus casas que quedaron destruidas. Se trasladaron a vivir en las parcelas de los vecinos o de familiares, nos refiere Elvira Icó Tiul una de las personas damnificadas.
La cancha de fútbol se partió en dos, las casas de madera quedaron destruidas, y las casas de block fueron abandonadas por los riesgos que se corren de una nueva inundación.
En dicha aldea viven 77 familias para un total de 300 personas que habitaban el lugar, en el momento de la emergencia no contaron con el apoyo del Estado; únicamente con la solidaridad de la población q’eqchi’ de las aldeas cercanas.
En esta aldea de Cobán, Alta Verapaz, hay una escuela primaria, de 2 aulas, que quedó destruida por la inundación, a ella asistían 55 alumnos del nivel primario. Así mismo en la comunidad había un centro de convergencia, pero lamentablemente no cuenta con medicamentos ni personal de salud para la atención de la comunidad.
Debido a la inundación la mayoría de las familias perdieron sus cultivos de maíz, que eran su principal fuente de ingreso económico familiar. De las cinco caballerías de tierra que conforma la comunidad, 1 quedó dañada por los derrumbes provocados por la inundación.
Amilcar Chub, presidente del Comité Comunitario de Desarrollo (COCODE) del lugar cuenta que nunca antes se había visto una inundación de tal magnitud y que las familias solo pudieron sacar lo poco que pudieron con el apoyo de las personas de aldeas vecinas, también sueña que algún día la aldea renazca con el apoyo del Estado para adquirir un terreno y puedan vivir tranquilos sin ningún riesgo.
De las 78 familias, 15 siguen albergadas y 63 fueron a ocupar parcelas familiares cercanas.
En la aldea el Zapote, se encuentran albergadas 15 familias que fueron las más perjudicadas, porque no tienen otro lugar donde establecer sus viviendas. Las personas se quedaron sin sus casas porque fueron destruidas por la inundación, también perdieron sus lotes, sin sus pertenencias personales y la reserva de mazorcas que tenían.
Estas familias viven en un albergue provisional sin condiciones sanitarias, sin insumos de prevención de la covid-19, y con escasa alimentación. Los escasos víveres con los que se alimentan son los que la población de las aldeas cercanas han llegando a dejar.
Doña Elvira Icó Tiul, vecina del lugar, menciona que son cuatro miembros de su familia que se han quedado en la calle. Narra que a las 10:00 de la noche se vieron obligados a salir de sus casas para trasladarse en el albergue en donde se encuentran ahora, perdieron todas sus pertenencias.
Para llegar a la aldea Santa Marta Salinas, Cobán, Alta Verapaz hay que dejar la Franja Transversal del Norte por la aldea San Benito I y entrar en un desvío por una carretera de terracería en pésimas condiciones de unos 15 kilómetros.