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Créditos: Prensa Comunitaria.
Tiempo de lectura: 2 minutos

 

El 6 de octubre, hace 37 años, el ejército guatemalteco tocó la puerta de la casa donde habitaba la familia Molina Theissen, en la zona 19 de la Ciudad de Guatemala, y sus vidas cambiarían para siempre. Buscaban a Emma, quien, tras nueve días de cautiverio, había logrado huir de una base militar en Quetzaltenango. Entonces ella tenía 21 años.

Como una represalia ante el escape de Emma, el ejército se llevó al menor de la familia, Marco Antonio, de sólo 14 años. Su madre, doña Emma todavía recuerda el momento en que le fue arrebatado de sus brazos y sus gritos de dolor mientras corría atrás del camión que lo llevaba, envuelto en un bulto.

Desde ese momento, ella, su esposo Carlos Molina, ya fallecido y sus hijas —Lucrecia, Emma y María Eugenia—, iniciaron una lucha para dar con su paradero. Incansables y dignas, su caso trascendió y llegó hasta tribunales internacionales, ante la acción represora del Estado y el permanente silencio de todas las autoridades.

La desaparición de Marco Antonio fue conocida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), que determinó que el Estado de Guatemala era responsable de estos hechos y por las consecuencias que tuvo para la familia. Entre otras cosas, ordenó que se investigase qué ocurrió y dónde está Marco Antonio, así como también exigió la creación de una base de datos genéticos, para recopilar cualquier pista que pudiera dar con su paradero.

Este año, gracias a la persistencia de la familia, se logró un pequeño avance: la condena de 4 militares de alto rango por la desaparición de Marco Antonio y el secuestro y tortura física, sexual y sicológica contra Emma. No obstante, aún no se resuelve la pregunta más importante: ¿Dónde está Marco Antonio?

Prensa Comunitaria, en conjunto con Media Rota producciones El Domo comunicación, recopilaron fragmentos familiares, espacios de intimidad y los capturaron en el documental “Querido Marco Antonio”. En nueve capítulos, este trabajo audiovisual narra quién era este chico, cuya imagen quedó congelada para siempre en los corazones de su familia y que hoy representa la realidad de más de 5 mil niños y niñas que fueron desaparecidas durante el conflicto interno.

En nueve capítulos, que compartiremos desde las cuentas de CEJIL, Prensa Comunitaria y CALDH, recordaremos esta historia caracterizada por el terror de la dictadura, que dejó al menos 150 mil muertos y 45 mil desaparecidos en Guatemala. 

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