Por: Kajkoj Máximo Ba Tiul
Desde la Sierra del Lacandón,
de la sierra de Chamá,
de la sierra de Pampakche’,
de la sierra de las Minas.
En donde fuimos desparecidos,
secuestrados, torturados, masacrados,
asesinados, violadas, perseguidos,
desalojados y despojados.
En donde se instalaron aldeas modelos,
parecidos a los campos de concentración del holocausto nazi,
en donde veíamos subir y bajar,
tropas del ejército, acompañados de patrullas de autodefensa civil,
de la G2, de la S5, de la D2,
de comisionados militares,
de orejas y asesinos a sueldo.
En donde,
fuimos controlados psicológicamente,
por la radio del ejército,
en donde nos enviaban mensajes,
para que dejáramos de ser rebeldes,
que dejáramos de ser insurgentes.
Desde estas tierras,
rebeldes e insurgentes,
en donde nuestras comunidades,
centros religiosos,
destacamentos militares,
zonas militares,
fincas de terratenientes,
los convirtieron en cementerios clandestinos,
en donde están los restos de nuestros
hermanos, hermanas, amigos, amigas,
compañeros, compañeras, novios, novias.
Desde estas tierras rebeldes,
decimos que hoy no tenemos nada que celebrar,
decimos que celebrarlo, es sinónimo de aceptar,
la barbarie y el salvajismo,
es aceptar que no hubo genocidio,
es aceptar que siga sobre nosotros la bota del militar,
la bota del opresor.
Desde estas montañas rebeldes,
gritamos,
¡ha llegado el momento de pasar de la resistencia a la rebeldía!,
es el tiempo de que los pueblos,
nos unamos para destruir y derribar la muerte, el odio, la injusticia, la opresión.
Ha llegado el momento de volver a ser humanos, ser personas,
ha llegado el momento de unir nuestras fuerzas,
para desterrar el modelo que tanto daño nos ha hecho.
Es el momento de avanzar,
hoy no es de celebrar, es de retomar el camino,
que nos trazaron, los hombres y mujeres que ofrendaron su vida,
para construir un mundo diferente
Es el tiempo de los rebeldes,
y de las rebeldes,
es el tiempo de los pueblos.
¡Hasta la Victoria Siempre!