Por: Pedro Alexander Cubas Hernández – Historiador, Profesor de Historia y Ensayista cubano
Por primera vez en Copas del Mundo, Croacia y Dinamarca midieron sus fuerzas ante sus aficiones que acudieron a la cita en Nizhny Novgorod. El partido tuvo un comienzo muy prometedor porque luego del pitazo inicial los daneses movieron el balón y al acercarse al área croata la defensa sacó la pelota por la línea de banda. Entonces, Jonas Knudsen hizo un saque de manos (al estilo del irlandés Mick McCarthy) y la pelota llegó a los pies de Thomas Delaney, que intentó avanzar con ella ante un mar de piernas y su toque largo lo aprovechó Mathias Jorgensen, cuyo zurdazo hizo imposible la taponada de Domagoj Vida y el portero Danijel Subasic no pudo retener la esférica.
Acto seguido, Sime Vrsaljko hizo una pared con Ante Rebic y entró en el área grande para servir a un rematador; pero su centro fue rechazado por Henrik Dalsgaard, que mandó la pelota al rostro de Andreas Christensen y el rebote lo aprovechó Mario Mandzukic girando, ante el cierre de Simon Kjaer, para fusilar con un derechazo al cancerbero Kasper Schmeichel (Man of the Match). ¡Y no habían pasado cinco minutos! Pero a partir de ahí hasta el final de la prórroga, el juego fue bajando en intensidad y cada once fue haciendo su partido dentro de un poco emotivo toma y daca de ocasiones por bando, que incluyó jugadas con pelota quieta (estrategia): saques de costado, de esquina, tiros libres directos e indirectos. Los balcánicos – además de tener una ligera ventaja en el dominio del balón (54%) y levemente una mejor calidad técnica de pases (81% por 79% del rival) – tuvieron las mejores chances: algunas chocaron con las manos de Schmeichel, que tuvo el apoyo de sus defensores y otras salieron desviadas por mala puntería (Dejan Lovren, Luka Modric, Ivan Rakitic e Ivan Perisic).
Los nórdicos también pusieron en apuros a Subasic, que respiró cuando un centro de Christian Eriksen rechinó en la parte superior de su arco, ganó un mano a mano con Martin Braithwaite, cortó centros peligrosos y defendió lo poco que le remataron. Croacia dominaba por el nivel técnico de sus mediocampistas y Dinamarca estaba plantándole cara a nivel táctico replegándose y tratando de aprovechar alguna brecha. Pero en las postrimerías de la prórroga, Modric encontró una fisura en el espacio dejado por el sistema defensivo danés y mandó un buen balón al espacio para Redic, que corrió mucho dejando defensores en el camino, entrando en el área grande burló a Schmeichel y M. Jorgensen lo derribó. El colegiado argentino Néstor Pitana lo vio muy claro y sancionó con tiro penal y amonestó al infractor (la única tarjeta mostrada en todo el partido). Modric fue el encargado de ejecutar y su tímido chute lo tapó Schmeichel. La prórroga acabó y a tirar desde los once metros. Horas antes, Akinfeev había dado un show en Moscú y la exhibición protagonizada por Subasic y Schmeichel fue “la guinda al pastel” de un día brillante para porteros de primer nivel como ellos. Subasic paró a Eriksen, a Lasse Schöne y a Nicolai Jorgensen; pero no a los experimentados Kjaer y Michael Krohn-Dehli.
Mientras tanto, Andrej Kramaric, Modric y Rakitic sentenciaban el triunfo croata, que próximamente se verán las caras con Rusia en los cuartos de final. Por su parte, Schmeichel contuvo los tiros de Milan Badelj y Josip Privaric ante la euforia de un padre muy orgulloso de su vástago, que va camino de tornarse un histórico del fútbol danés como su progenitor. Ahora recuerdo el refrán “hijo de gato caza ratones”; pero me resulta más agradable cantar la bonita canción del compositor mexicano Juan Homero Aguilar Cabrera “Hijo de Tigre”. Es una oportunidad para decir cómo Kasper honró a Peter Schmeichel: “… A mi papá no le extraña/y hasta me mira bonito, /dice que traigo la maña/que le heredó mi abuelito, /la sangre nunca te engaña/hijo de tigre/tigrito”. ¡Sí, mis contertulios, él lo aprendió de su padre!