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Emil Bustamante: desaparecido hace 40 años, su hermana lo busca sin parar

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Créditos: Cortesía.
Tiempo de lectura: 5 minutos

Por Quimy De León

Aproximadamente 45 mil personas fueron desaparecidas durante los años del Conflicto Armado. Los años más crueles vividos en Guatemala en la historia reciente fueron los años ochenta, se perpetraba genocidio contra la población maya y se atacaba selectivamente a los movimientos populares y a quienes trabajaran honestamente en el campo o en la ciudad.

Emil Bustamante joven veterinario y sociólogo fue detenido y desaparecido el sábado 13 de febrero de 1982 en un retén militar en la ciudad de Guatemala, fue visto terriblemente torturado el 23 de marzo de ese mismo año en el cuartel militar de Matamoros. Fue ese mismo día que el militar hoy condenado de genocidio Efraín Ríos Montt perpetró el golpe de Estado.

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Marylena Bustamante su hermana no deja de buscarlo, no deja de abrir un espacio en la cotidianidad para recordarnos que a quienes han desaparecido, nos faltan a todas las personas no solo a sus familiares. La hemos visto en muchas actividades con la fotografía de Emil colgada en su cuello sobre su pecho o con una pancarta. Como cientos de familias se pregunta:

Dónde encuentro nuevas palabras para decir lo mismo, dónde encuentro la llave para abrir la puerta del silencio y romper el pacto de la ignominia. Son treinta y cinco años de no saber de Emil Bustamante desaparecido un día como hoy, 13 de febrero de 1982, ni de los otros 45,000 seres humanos arrebatados de la faz de la tierra los que se esfumaron por obra y gracia de los hombres de la sin razón, de esos que se cubrieron de sangre hasta el último rincón de su alma. De los que cada día que se miran al espejo ven a sus víctimas indefensas sin nadie que haya ido en su auxilio porque los que los amamos no sabíamos dónde los tenían.

Tocamos todas las puertas posibles, hablamos con las personas que podían brindar ayuda pero el poder los cegaba nadie iba a arriesgar su vida cómoda de sicario en pro de un comunista, a esos había que darles con más fuerza esos, no se doblegaban ante nadie, murieron tal vez hincados a la fuerza pero de pie ideológicamente, eran demasiado dignos para unos vulgares genocidas.”

Marylena Bustamante junto a Emil en la marcha del 20 de octubre del 2013
Marylena Bustamante junto a Emil en la marcha del 20 de octubre del 2013

La terrible experiencia de la desaparición de un familiar

32 años tenía Emil, mi hermano cuando fue detenido en un retén militar en la ciudad de Guatemala un sábado 13 de febrero de 1982. El día en que fue detenido, festejábamos la vida, mi hija Ximena cumplía su primer año, el tío Emil nunca llegó, tampoco el pastel, únicamente llegaron las noticias de su desaparición.

Gobernaba en ese ayer un General genocida, Romeo Lucas García que fue derrocado por el General Efraín Ríos Montt, quien llegaría a ser el máximo represor en los tiempos que duró el genocidio. Ríos Montt declaró en ese entonces, “no vamos asesinar sino a matar a todo aquel que se oponga al gobierno”, y lo cumplió, Emil estaba vivo en un cuartel militar el día del golpe, junto con él cientos de luchadores sociales.

Una se pregunta: ¿qué delito cometieron para merecer semejante castigo? Emil ni siquiera tuvo el privilegio de estar en los aberrantes tribunales de fuero especial, así por lo menos hubiéramos tenido su cuerpo.

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Desaparición forzada es cuando una persona es detenida  o secuestrada por el Estado o por personas en nombre de éste. Frente a quienes reclaman la aparición de esta persona utilizando los mecanismos que el mismo Estado establece, éste niega la existencia en su poder de dicha persona, negando que haya sido detenida, por lo tanto negándole sus derechos legales y humanos.[1]

Para las Naciones Unidas la desaparición forzada es una estrategia que se usa constantemente para generalizar el miedo y el terror de la población. Los efectos ocasionados por esa práctica no se limitan a la persona desaparecida, ni a la familia y círculo más cercano  al desaparecido o desaparecida. Si no que, busca afectar de forma directa a la comunidad y  sociedad en su conjunto.[2]

Para el informe Guatemala: Memoria del Silencio, Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), publicado en el 25 de febrero de 1999, nos permite entender, luego del proceso de investigación  los múltiples delitos cometidos durante el conflicto armado en Guatemala,  haciendo una aproximación de la barbarie cometida por el Estado y sus fuerzas de seguridad desde 1962 a 1996. Según el informe Guatemala: Memoria del Silencio, una de las consecuencias principales del Conflicto Armado se radica en  el número de víctimas.

“Con el estallido del enfrentamiento armado interno en 1962, Guatemala entró en una etapa sumamente trágica y devastadora de su historia, de enormes costos en términos humanos, materiales, institucionales y morales. En su labor de documentación de las violaciones de los derechos humanos y hechos de violencia vinculados al enfrentamiento armado, la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) registró un total de 42.275 víctimas (…). Combinando estos datos con otros estudios realizados sobre la violencia política en Guatemala, la CEH estima que el saldo de muertos y desaparecidos del enfrentamiento fratricida llegó a más de doscientas mil personas”.[3]

En Guatemala del total de víctimas  puede llegar a sobrepasar  más de 45 mil, muchas de ellas son resultado de la Desaparición Forzada implementada por Estado durante los distintos regímenes oligárquico militares que gobernaron el país en esos 36 años de Conflicto Armado. Además el informe también documenta una aproximación de 250 mil personas asesinadas durante las masacres cometidas por ejército.

Además la CEH hace un abordaje sobre los niveles de instauración de una cultura del terror de la mano de la política contrainsurgente del Estado sobre la población:

“Además de la represión y el exilio, la debilidad y fragmentación de las organizaciones sociales se deben en buena medida a la conjunción de diversos mecanismos activados por el Estado para destruirlas. (…) El terror no se redujo a los hechos violentos o a las operaciones militares; dependía además de otros mecanismos conexos como la impunidad de los ejecutores, las extensas campañas para criminalizar a las víctimas y la implicación forzada de la población civil en la cadena casual y la ejecución efectiva de atrocidades”.[4]

[1] COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. CIDH. Caso No. 12.590, José Miguel Gudiel Álvarez y otros (“Diario Militar”) respecto del Estado de Guatemala. WASHINGTON, D.C. 18 de febrero 2011. http://www.cidh.oas.org/demandas/12.590Esp.pdf

[2] Naciones Unidas. Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. http://www.un.org/es/events/disappearancesday/

[3] Fundación de Antropología Forense de Guatemala FAFG. Boletín de Prensa. Caso Diario Militar: Amancio Samuel Villatoro. Guatemala 22 de noviembre 2011. http://www.fafg.org/BoletinExterno/Boletin_de_prensa_Amancio_Villatoro.pdf

[4] GUATEMALA: MEMORIA DEL SILENCIO. El contexto del conflicto armado. Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH). Ciudad de Guatemala, febrero de 1999. http://www.iom.int/seguridad-fronteriza/lit/land/cap2_2.pdf

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