Créditos: Benancio Ramos testifica ante el Tribunal de Mayor Riesgo A. Foto Prensa Comunitaria
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En el Tribunal de Mayor Riesgo “A” se continúan escuchando los testimonios de los testigos del genocidio Ixil, en un proceso en el que está acusado el general retirado Benedicto Lucas García, exjefe del Estado Mayor del Ejército. Uno de los testimonios corresponde a la declaración anticipada de un sobreviviente que falleció.

Por Regina Pérez

La justicia ha tardado décadas para llegar a las víctimas del genocidio Ixil. Esto se evidenció en el sexto día de audiencia del juicio cuando se escuchó a dos testigos, uno de ellos Domingo Velasco, sobreviviente de la masacre en la aldea Cocop, Nebaj, cometida por el ejército en abril de 1981. Velasco, de 79 años, declaró en anticipo de prueba ante el entonces juez Miguel Ángel Gálvez, quien envió a juicio a Benedicto Lucas.

Velasco falleció, pero su testimonio resonó a través de un audio, este lunes 15 de abril, en la sala de audiencias donde se juzga a Lucas García, quien fue jefe del Estado Mayor del Ejército entre 1981 y 1982, por los delitos de genocidio, deberes contra la humanidad y desaparición forzada.

El sobreviviente declaró sobre la masacre perpetrada, en abril de 1981, cuando fueron asesinadas 59 personas, entre niñas, niños y adultos mayores por tropas del ejército. Después de cometer la masacre, el grupo de soldados consumió el licor que la comunidad fabricaba y se retiraron por la noche.

Autoridades Ixil acompañan el juicio en el Tribunal de Mayor Riesgo “A”. Foto de Prensa Comunitaria

Al día siguiente, personas de varias aldeas como Pexlá, Río Azul y de la cabecera municipal acudieron al lugar para ver lo que ocurrió. Según su testimonio, enterraron a las 59 personas en una zanja, en el cementerio de la aldea. “Nos pusimos a pensar cómo los íbamos a enterrar porque no teníamos cajas, solo abrimos una zanja”.

El día que Velasco ofreció su testimonio indicó que ayudó a enterrarlos porque mataron a sus cuñados. Por la tristeza que provocó la masacre todos contribuyeron para enterrar a las personas. A las preguntas de la Fiscalía de cómo fueron asesinados, el testigo respondió que con armas de fuego.

“Algunas personas fueron quemadas dentro de sus casas y solo fuimos a encontrar los huesos, de esa forma los enterramos”, se escuchó. El testigo calculó que unas 14 familias fueron masacradas en su totalidad.

Soldados abusaron de jóvenes

Velasco fue detenido meses después, el 25 de marzo (no recordó en qué año) cuando sembró maíz y contrató a siete mozos. Cuando estaba preparando la comida para ellos lo llegaron a acusar de que él era quien daba comida a otras personas y lo amarraron de las manos.

“Llegaron tres pelotones de patrulleros, que era nuestra propia gente y me acusaron, mi propia gente me acusó”, se escuchó su voz a través de un audio.

“¿Usted recuerda si ese día en que llegaron tres pelotones violaron a mujeres ese día?”, fue una de las preguntas de la Fiscalía. Él respondió que cuando fue detenido vio que encerraron a las mujeres en la casa de un señor que no estaba en la comunidad y eligieron a tres jóvenes y las amenazaron con matarlas si no hacían lo que ellos pedían. Entre ellas estaba su hija Magdalena, quien tenía unos 17 años. “Me dio tristeza lo que le pasó a mi hija, pero no podía defenderla en ese momento”, agrega.

El día que Don Domingo contó lo que vio dijo sentirse “feliz” de poder brindar su testimonio, porque él considera que “acá hay justicia”.

La declaración de Domingo Velasco es uno de los testimonios brindados de manera anticipada por testigos en este juicio previendo su fallecimiento o el padecimiento de alguna enfermedad que les impida trasladarse hasta la ciudad capital. En total se cuenta con 152 testimonios.

“Quemaron toda la comunidad”

El otro testigo que se presentó al Tribunal fue Benancio Ramos, quien vivía en la comunidad Xolcuay, Chajul. Ramos sobrevivió al huir a la montaña, pero sus padres Pedro Ramos y María Michcoj y sus hermanos Miguel, Juan y Juana, esta última una bebé, no. Fueron masacrados el 28 de febrero de 1982.

“Los sacaron de la casa y los llevaron a un lugar de la montaña, había mujeres, hombres, mujeres embarazadas y niños, en total murieron 118 personas”, refirió. Él recuerda que cuando bajó a la aldea al día siguiente, cuando los soldados ya no estaban, observó que los mataron con armas de fuego. Cuando le preguntaron si sabía por qué mataron a su familia, contestó: “No sé”.

Los soldados también quemaron sus instrumentos de labranza y su ropa. “Como antes yo tocaba marimba, se quemó la marimba, el saxofón, el redoblante”, testificó. Según el testigo, “quemaron toda la comunidad”. Ante ese hecho, los sobrevivientes se desplazaron hacia la costa y él se internó en las montañas.

Benancio Ramos declara sobre la muerte de sus familiares el 28 de febrero de 1982. Foto Prensa Comunitaria

La fiscal Mercedes Santos preguntó a Ramos si vio a algún guerrillero, este contestó: “Sí, pasaban de lado”. El testigo hizo una diferencia de cómo se vestían los guerrilleros y los soldados. “Es puro verde olivo”, indicó en referencia a la guerrilla.

Benancio relató que antes de que el ejército llegara a su aldea, el ambiente en la misma era alegre y la gente hacía fiestas.

“¿Qué le pide al Tribunal por lo que le sucedió a su familia?”, preguntó la fiscal Mercedes Morales Santos.

– “Justicia”, respondió.

Las muertes y masacres cometidas por el ejército se cometieron como resultado de la implementación de operaciones militares, ordenadas, ejecutadas y supervisadas por el general retirado Lucas García, tras catalogar a la población maya Ixil como enemigo interno del Estado, reacia a colaborar con los militares y base social del movimiento guerrillero, informó la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), querellante en este caso. El juicio continúa este 16 de abril.

 

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