Créditos: Juan José Guillén
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El 11 de julio de 1991 se registró un eclipse total de Sol, que desde la cosmovisión maya representa cambios y de análisis profundo para la población.

Por Joel Pérez

Este lunes 9 de abril, en Guatemala se pudo observar un eclipse de Sol parcial, que según el calendario maya se registró bajo el nawal 9 Keme, las mismas energías cuando ocurrió un eclipse total de Sol, el 11 de julio de 1991, según el registro de los abuelos.

Pasado el mediodía, la temperatura descendió algunos grados y el cielo se tornó gris. A diferencia de otros países como México y Estados Unidos, donde el eclipse fue total, En Guatemala fue visible cuando la Luna cubrió el 50% del Sol, a eso de las 12:10 p.m.

El abuelo Carlos Moran dijo a Prensa Comunitaria que el eclipse solar es la necesidad de la sombra, visto en dos términos mayas: el Mhu, que es la energía de lo sagrado, el reencuentro del abuelo Sol y la abuela Luna, es la sombra que traza un círculo, un camino, que genera reacciones diferentes en cada ser humano.

Pero también se ve desde el termino Muj, que representa la sombra de todos los seres vivientes, que indica nuestro paso en esta vida. El eclipse nos permite recordar, agregó Moran, que hay un día más y un día menos de existencia y desde esa perspectiva los eclipses también nos permiten analizar qué tanto hemos mejorado o empeorado.

Para los pueblos mayas el eclipse representa el cambio, perder el miedo a nuestras sombras, entre las que se pueden mencionar las heridas que nos aquejan, los momentos que han marcado nuestras vidas, asimismo nos permite abrir caminos a nuevos conocimientos, refiere el abuelo Carlos Morán.

Foto: Simón Antonio Ramón

Para Carlos, el eclipse nos recuerda el pasaje del Popol Wuj, dónde Hunajpu e Ixbalanque pasaron una serie de pruebas con un juego de pelota que perdieron, pero al final lograron vencer a Keme, que representa la obscuridad; después de eso surge la claridad, según el libro sagrado de los maya K’iche’.

El eclipse nos permite reactivar la adaptación del ser vivo en su entorno; cuando ladran los perros o las aves emiten un tipo de adaptación distinta, es una muestra de cómo estos fenómenos naturales se convierten en un reto para el ser vivo.

El abuelo concluye que, desde una visión astronómica y científica, un eclipse nos permite ser más asertivos, nos enseña a ser más sensibles, nos permite ver la estructura actual de los astros que rodean al universo, pero muchas veces lo vemos como fenómenos negativos, cuando en realidad este fenómeno natural alimenta nuestros conocimientos y conexión con las energías del universo.

En resumen, el eclipse solar desde la cosmovisión maya representa mucho más que un fenómeno astronómico. Es un momento cargado de significado cultural, espiritual y práctico, que invita a reflexionar sobre la interconexión entre el cosmos y la vida en la tierra según esta antigua civilización mesoamericana.

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