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Por Nuto Chavajay
Entre el 1 y 2 de noviembre, los cementerios parecen volver a la vida. Aunque el resto del año se asemejan a ciudades abandonadas, con tristes estructuras grises, en el Día de Todos los Santos los colores y olores les devuelven algo de humanidad a estos espacios de memoria. Y San Pedro La Laguna, Sololá, no es la excepción.
En esta pequeña galería, compartimos algunas de las imágenes captadas en ese municipio del pueblo Tz’utujil y la tradición detrás del Día de Todos los Santos.