El 02 de noviembre marcó una jornada conmovedora en Casillas, donde los residentes del municipio de Santa Rosa honraron a sus seres queridos fallecidos de una manera especial.
Por Glenda Álvarez
Los habitantes de Casillas, Santa Rosa, se congregaron en el cementerio para las labores de limpieza y pintura en las tumbas de sus seres queridos.
Dejaron preparado el terreno para adornar cada sitio en donde descansan sus familiares. Desde las primeras horas de este jueves 2 de noviembre, el cementerio fue testigo de un desfile de personas llegando con arreglos florales, coronas y muchos adornos coloridos.
La tradición católica se hizo presente con una emotiva misa en el cementerio, donde los feligreses se reunieron para orar por sus difuntos y bendecir cada tumba con agua bendita.
En el cementerio se celebró una misa y para Hortensia Salazar, una de las asistentes le recuerda sacralidad del lugar. “Es bonito venir y seguir con esta costumbre. Este es un lugar santo y me hace recordar que algún día también será el sitio donde descansen mis restos”, comentó.
Por la tarde, al cementerio se hizo presente una tradición peculiar de la región, conocida como “canchuleros”, esta tradición reúne a grupos de adultos, jóvenes y niños quienes se disfrazan y bailan en las calles principales del municipio y también en el cementerio, compartiendo alegría y solicitando colaboraciones económicas.
Una de las personas que acompaña al grupo de “canchuleros” comenta que son originarios de la aldea el Riachuelo, de Nueva Santa Rosa, pero todos los años se disponen a salir a los municipios aledaños para poder seguir con la tradición. “Esto lo hacemos todos los años, la verdad salimos porque ya se nos hizo tradición”, comenta esta persona quien prefiere quedar en anonimato.
Otro acompañante, comenta también, que esta actividad que ellos hacen tiene otro propósito, además de ser una tradición, el dinero que recolecten servirá para el tratamiento de cáncer de un vecino de su aldea.
Con la llegada de la noche, el cementerio se llenó aún más con personas que, a pesar de la oscuridad, seguían llegando con adornos para embellecer las tumbas de sus seres queridos. En las afueras del cementerio, vendedores ambulantes ofrecían una amplia gama de productos, desde alimentos hasta juguetes, aprovechando la oportunidad para generar ingresos.
La celebración del Día de Difuntos en Casillas fue emotiva y solidaria. Las arraigadas tradiciones locales se entrelazaron con la ferviente oración y la generosidad, llenando el cementerio y los corazones de los presentes con un sentido de comunidad compartida. La música presente en todo momento creó un ambiente dinámico y reflexivo para quienes se acercaron al lugar.
