Créditos: Padre Anton Grech
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Personal médico del Hospital Nacional de Izabal y sectores sociales demandan la falta de apoyo de las autoridades de Salud para concluir una unidad de hemodiálisis, para prestar atención a personas con padecimientos renales que tienen que viajar 300 kilómetros para ser atendidos en la capital de Guatemala.

Por Alva Batres

El monseñor Álvaro Ramazzini, obispo de la Diócesis de Huehuetenango, llamó al ministro de Salud, Francisco Coma, para que garantice los tratamientos de la población con enfermedades renales crónicas ante un posible déficit en el presupuesto de la Unidad de Atención al Enfermo Renal Crónico (UNAERC).

Ramazzini dijo, este 18 de septiembre, que UNAERC no cuenta con los fondos económicos suficientes para cubrir a 14 centros de atención en todo el país. Además, agregó que el presupuesto asignado, en 2023, para esa institución fue de Q240 millones, de los cuales se ha ejecutado el 61% hasta el mes de julio del corriente año, por lo que para finalizar el año le quedan Q93.2 millones.

A las declaraciones del obispo de la Dieciséis de Huehuetenango, el ministro Coma respondió: “No sé de dónde se sacó el monseñor ese dato”, al mismo tiempo que explicó que son siete los centros de atención a los enfermos renales, entre los que se planifican los de Escuintla, Izabal, Retalhuleu, San Marcos, Petén y Jutiapa.

Foto del padre Anton Grech

El ministro informó que se realizan las gestiones para otorgar Q40 millones a UNAERC provenientes de los ahorros de la cartera de Salud, para asegurar su funcionamiento. Coma añadió que para el 2024 se solicitó un aumento presupuestario de Q110 millones para la entidad.

El sacerdote católico Anton Grech, párroco de la Parroquia Stella Maris, de Santo Tomás de Castilla, Izabal, quien también es promotor y gestor de la unidad de hemodiálisis para pacientes renales en el Hospital Nacional de Puerto Barrios, dijo en sus redes sociales: “Hace más de 3 años hice un grito al cielo a favor de los pacientes renales de Izabal que tienen que viajar por más de 7 horas para recibir tratamiento hasta en la capital tres veces a la semana. Prácticamente estaban condenados a morir”.

Foto del padre Anton Grech

Grech añadió que en Izabal junto a la Fundación Amor tenían todo listo para abrir una sala de hemodiálisis, pero que hasta la fecha siguen esperando por “los tentáculos de corrupción de una empresa que se ha filtrado entre los poderes de Estado. Y ahora la misma empresa tiene a UNAERC (encargada de los tratamientos renales) en grandes deudas por las compras sobrevaluadas de los insumos médicos”.

El Padre Anton, un sacerdote reconocido por su labor social y apostólica, durante varios años ha gestionado un espacio especial en el Hospital Nacional de Izabal, para la atención de pacientes renales que deben viajar en condiciones no adecuadas hasta la ciudad capital para recibir sus tratamientos y que no cuentan con recursos económicos necesarios, porque además el hospital no cuenta con ambulancias para el traslado de los pacientes.

Foto del padre Anton Grech

El 17 de octubre del año pasado el padre Anton escribió en sus redes sociales que “la sala de hemodiálisis para Izabal sigue sin avanzar. Todo el material colocado hace un año, con una inversión de miles de quetzales, aún está sin tocar en el hospital nacional Japón Guatemala”.

En la publicación el sacerdote señaló que con la falta de respuesta de las autoridades de Salud se vulnera la salud de muchos pacientes que se ven obligados a viajar más de 300 kilómetros desde Izabal hasta la capital por su tratamiento de hemodiálisis. Y que en los casos más extremos muchas personas han muerto en el transcurso de este año.

A solicitud de representantes de la sociedad civil en el Consejo Departamental de Desarrollo (CODEDE), representantes de migrantes en Estados Unidos y médicos del Hospital Nacional de la Amistad Japón Guatemala, Prensa Comunitaria pudo ingresar al espacio en construcción destinado a la Unidad de Hemodiálisis en el hospital.

La obra se está ejecutando con presupuesto del hospital, lamentando que anteriormente se contó con material de construcción el cuál se dejó perder por falta de interés de las autoridades del hospital.

Foto del padre Anton Grech

Para hacer el recorrido se contó con el apoyo de la doctora Griselda López, mostrando los avances en la obra y expresando lo urgente de que funcione. Técnicamente, dijo López, hace falta el equipo para hemodiálisis, el entrenamiento del personal, la contratación de cinco internistas e idealmente un nefrólogo y el material para realización de los tratamientos.

López considera que este año no se inicié con la atención a pacientes, porque aún faltan detalles para echarlo a andar, pues no cuentan con equipo ni con personal especializado para brindar una atención eficiente de los pacientes renales.

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