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Créditos: Lucía Escobar
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Por un error del Registro de Ciudadanos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), tuve que votar en Panajachel, a más de cien kilómetros de distancia de mi residencia actual. En plena temporada de lluvia, el 25 de junio, día de las elecciones nacionales, el clima nos sorprendió soleado y caluroso. Perfecto para ir a votar.

Por Lucía Escobar 

Llegué a Panajachel casi a medio día, directo a la calle Santander y a mi centro de votación asignado: la sede de la Escuela Oficial Urbana Mixta. A esa hora, había mucha gente esperando para entrar en cada una de las aulas asignadas para emitir su sufragio. Mientras, una docena de agentes de la Policía Nacional Civil vigilaban el lugar.

Panajachel, es uno de los pueblos más importantes del lago de Atitlán, un destino turístico mayoritariamente maya y que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), está conformada por población Kaqchikel (50%), K’iche (7.6%), Tz’utujil (0.2%), no indígena (40%) y extranjeros (2.3%), una característica multicultural que se nota. Sin embargo, desde hace 44 años, ningún alcalde electo se ha identificado como indígena. Eso cambiaría en la noche.

Esta fue mi tercera votación en Panajachel y es en la que más gente participó, según Diego Cosme Recinos, presidente de la Junta Municipal Electoral (JEM) del municipio, quien ha trabajado desde los 18 años en los procesos de votación y ha visto de cerca las últimas cuatro elecciones: “Hace cuatro años votaron menos del 50%, veo que hay más personas que antes”, dijo. Y es que, cuando aún faltaban dos horas para cerrar las mesas, cada una ya había rebasado el 60% de los votantes esperados.

Después de emitir mi sufragio, fui a visitar otros tres centros de votación en Panajachel y uno más en Santa Catarina Palopó. En todos había gente diversa: padres de familia, grupos de jóvenes, personas con discapacidad, ancianos con su DPI en mano esperando su turno o saliendo y enseñando el dedo con tinta, prueba del voto. Entrevisté a varios jóvenes que votaron por primera vez. En ninguna de las sedes en las que estuve hubo actos de violencia, ni denuncias de acarreados.

A las 18:00 horas se cerraron los centros de votación y empezaron los conteos. A eso de las 2:00 horas del lunes, sonaron cuetes y marimba. El Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), en una competencia muy reñida, logró ganar la alcaldía de Panajachel con Samuel Sahón, de 42 años. Ganó la alcaldía por 1,384 votos, según datos preliminares del TSE.

En la sede del “volcancito”

En la calle de El Frutal, en una casa amplia, con una manta gigante con los rostros del concejo municipal que acompañarán al alcalde, me recibió Samuel Sahón –maya Kaqchikel– festejando los resultados de las elecciones, que estuvieron “muy reñidos”. Comentó que en la noche el ambiente era tenso por el conteo de sufragios. La diferencia con el segundo lugar (partido Vamos) fue de apenas 60 sufragios.

“Nos identificamos con Codeca y sus luchas sociales”, manifestó el nuevo alcalde. Además, explicó que su campaña política se centró en crear una propuesta de trabajo realista acorde a las necesidades y prioridades del pueblo, con soluciones medibles y alcanzables.

“Ya no podemos seguir con la política tradicional, nos basamos en un voto con la conciencia, a la dignidad de nuestros pueblos”, expresó y, a la vez, expuso que hace casi 44 años tuvieron al último alcalde indígena nativo Kaqchikel, Gabriel Queche. “Este fue un reto a título personal”, puntualizó.

La propuesta en seis ejes

Su plan de trabajo se enfocará en el saneamiento ambiental (aguas entubadas, residuales y basura), turismo, transparencia en el uso de los recursos públicos, las compras, la contratación de personal y reforzar la oficina de Información Pública.

También pretende trabajar en temas de proyección y desarrollo social, derechos de las mujeres, discapacidad, niñez, adulto mayor, educación e infraestructura.

En Santo Domingo Suchitepéquez el volcán del MLP también se hizo sentir al ganar la alcaldía de esa localidad con Miguel Ángel Ixcal.

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