Créditos: Prensa Comunitaria
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Su participación en diversos movimientos sociales y la defensa de los derechos humanos de las mujeres y pueblos indígenas han sido impulsados por su experiencia de vida. Ahora busca continuar su trabajo desde una curul por el distrito de Alta Verapaz.

Por Luis Hub

“He sentido en carne propia lo difícil de vivir en este país, donde los derechos esenciales de un ser humano siempre se les ha negado. Los pueblos indígenas durante toda la historia han vivido en exclusión, marginación y despojo”, dice Marcela Caal Hub, quien busca llegar al Congreso de la República en la casilla dos por el distrito de Alta Verapaz con el partido Movimiento Winaq.

La candidata maya Q’eqchi’ nació el 19 de febrero de 1978, en la comunidad de La Cumbre, Tactic. El distrito en el que compite es uno de los más disputados por la cantidad de personas habilitadas para votar; integra el Congreso con nueve diputaciones.

Actualmente, distintas regiones de ese departamento están siendo dirigidas por clanes familiares que han asentado su influencia al obtener alcaldías municipales, diputaciones y gobernaciones.

Marcela Caal Hub buscan derribar esa forma de hacer política. Asegura, que de ganar, su prioridad será apoyar y promover la participación ciudadana para luchar contra la corrupción, así como la fiscalización de las entidades públicas. Sin embargo, está consciente de que “para lograr esto hay que promover espacios de diálogo y trabajar con la sociedad civil”.

Desde pequeña se ha enfrentado a la exclusión del sistema educativo. Recuerda que, a los siete años, con ayuda de su hermano mayor, inició sus estudios en el Colegio La Asunción, ubicado en Tactic. Sin hablar español, únicamente su idioma materno: el Q’eqchi’, afrontó la primera realidad que la niñez indígena, de diversos territorios, experimenta: no entender lo que la maestra dice.

“Para mí fue algo impactante. En el colegio había muchos niños mestizos, también niños Poqomchi’ y conforme fui aprendiendo, poco a poco fue cambiando (la situación)”, comentó a Prensa Comunitaria.

La Cumbre, su comunidad de origen, se ubica a una hora y media del centro del pueblo, ahí vivió hasta los siete años. En ese período, su padre trabajaba diariamente como mozo en una finca. Mientras, su madre vendía hojas, hierbas o frijol piloy, cuando era la época, en el mercado de la comunidad.

“Tenía 5 años cuando mamá se enfermó y empecé a asumir responsabilidades de cuidar a mis hermanos pequeños. Con el apoyo de la abuela y familiares logramos sobrevivir”, recordó Caal Hub. Ante la precaria situación económica, a los cinco años acompañaba a su tía a vender. En una canasta pequeña, asignada para ella, ofrecía entre dos y tres libras de frijol. Pero a su corta edad, la el peso de la carga muchas veces interrumpía sus pasos, provocándole caídas o del producto.

Los hermanos crecían y el mayor se hacía cargo de mejorar la situación en la que vivían, por lo que decide alquilar una casa en Tactic y dejar La Cumbre. Mientras su padre se desplazaba a diversas comunidades de Cobán para cortar cardamomo.

Durante sus vacaciones buscaba otro tipo trabajo. Cuidó niños y ayudaba en la cocina de las casas en donde trabajaba. Ahí también vivió discriminación. A pesar de las dificultades económicas, en el Colegio La Asunción los hermanos Caal Hub sobresalían en diversas actividades, y algunos fueron abanderados.

Al finalizar la primaria y, por la falta de recursos económicos de su familia, se trasladó a vivir a la capital, con una congregación de hermanas religiosas, ubicada en la zona 18, para poder estudiar en el Instituto Maya.

El ser mamá no le impidió continuar con sus estudios, concluyó el bachillerato y empezó a estudiar trabajo social en la Universidad Landívar. Sin embargo, la falta de recursos económicos hizo que se retirara.

En 2014, tuvo la oportunidad de estudiar a distancia una licenciatura en Historia por la Universidad de La Habana, Cuba. “Logré cerrar pensum con el apoyo y motivación de personas, amigas y compañeros y el año pasado logré culminar la carrera”, afirmó.

Además, Marcela conoce el uso de plantas medicinales y ha trabajado en diferentes grupos para recuperar el conocimiento sobre la medicina ancestral. Ha estado en procesos de formación para terapeuta social, algo que le ha ayudado a superar las secuelas vividas en su niñez.

Su inicio en las luchas sociales

Tras finalizar el conflicto armado interno, que duró 36 años (1960-1996) y dejó más de 200 mil víctimas, la llegada de los primeros refugiados retornados de México al país, marcó el inicio de su participación en las luchas sociales. Entre los 12 y 14 años participó en las movilizaciones que se organizaban en Cobán para recibirlos. Además, otro momento fue la movilización por los 500 años de resistencia que se celebró en la cabecera departamental de Quetzaltenango, en octubre de 1991.

Marcela Caal Hub relató que a los 18 años empezó a participar en diferentes espacios de defensa de los derechos humanos de personas que trabajaban en fincas de Alta Verapaz.

En los años 90 participó con la Unión Campesina del Norte (UNICAN), en donde a través de la dramatización, divulgaban la violencia ejercida por el Ejército durante el conflicto armado. En Tactic, junto a un grupo de hombres, mujeres y familiares organizaron la Unidad Maya Indígena y Campesina del Norte (UMICN) y luego se integraron a la Unión del Pueblo Maya de Guatemala (UPMAG).

Después de la firma de los Acuerdos de Paz participó en diversos talleres con Majawil Qij y formó parte de la junta coordinadora del área Poqomchi’, del Foro Nacional de la Mujer. Su lucha coincidió con la de otras personas, y ese hecho, dijo, le permitió acompañar a autoridades ancestrales y dirigentes comunitarios criminalizados.

Esa experiencia, según aseguró, le permitió conocer la realidad que vive la población en temas de salud, educación, derechos de los pueblos indígenas, la defensa del territorio, derechos de las mujeres, entre otras problemáticas.

La defensa de los recursos naturales y la tierra, una prioridad

“He caminado con la gente, he estado en las calles para acompañar las luchas de las comunidades, de los pueblos. Y así como lo he hecho anteriormente lo seguiré haciendo”, enfatizó la candidata a diputada.

Según explicó, el plan de gobierno de Winaq contempla trabajar nueve ejes y uno de ellos es la defensa de los bienes comunes de la naturaleza y la vida. Sobre el acceso a la tierra, considera que esta problemática es estructural y requiere de voluntad y compromiso de la mayoría para hacer cambios profundos y sumar fuerzas entre los movimientos campesinos, sociales y comunidades.

En ese sentido, se compromete a seguir acompañando a las comunidades y trabajar sobre la certeza jurídica de la tierra, así como fiscalizar a las entidades encargadas sobre la legalización de estos territorios.

“El compromiso de Winaq es legislar leyes a favor del interés de la mayoría, buscar la unidad como se ha hecho hasta ahora, estar con la población para defender los derechos y escuchar las propuestas, las necesidades, las preocupaciones de hombres, mujeres y organizaciones. El compromiso es trabajar por el buen vivir de todas y todos, pero también para lograr eso es necesario el diálogo, la escucha, la crítica constructiva, proponer y llegar a consensos, para ellos es necesario crear espacios de diálogo con la población”, sostuvo.

Además de la defensa de la tierra, considera como prioritario trabajar sobre una ley de aguas y retomar iniciativas que se han presentado en defensa de los bienes naturales, pero que han sido engavetadas en el Congreso.

Los últimos días de campaña electoral, Marcela Caal Hub los dedica a las visitas comunitarias, a reunirse con dirigentes y para enviar mensajes a través de las redes sociales en donde da a conocer sus propuestas. Asegura que el partido no recibe financiamiento de “ninguna índole que contradiga los principios de Winaq”, por lo que cada candidato, afiliado y simpatizante aporta desde sus posibilidades, por eso se observa poca propaganda en las comunidades en contraste con otras agrupaciones políticas.

La candidatura de Marcela Caal Hub fue decidida en asamblea del partido, quienes han depositado su confianza en ella por su trayectoria y acompañamiento a las comunidades en diversos procesos. “Soy consciente de la realidad que vive nuestro país, conozco la historia de por qué vivimos y estamos en estas condiciones injustas. Ahora asumí el reto y el compromiso de que esa realidad se pueda cambiar”, concluyó.

 

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