Créditos: ASOMOVIDINQ
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En la aldea Jacana, en Nebaj, Quiché, fueron inhumados los restos óseos de 63 víctimas del conflicto armado interno, quienes murieron a consecuencia de bombardeos y enfermedades entre 1980 y 1991.

Por Regina Pérez

El pasado 29 y 30 de marzo, en la aldea Jacaná, del municipio de Nebaj, Quiché, fueron inhumados los restos óseos de 63 víctimas del conflicto armado interno, quienes murieron entre 1980 y 1991, durante la guerra interna. La mayoría de osamentas aún no han podido ser identificadas debido a que sus familiares no fueron localizados.

La inhumación fue realizada con apoyo de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) y el acompañamiento jurídico y psicosocial de la Asociación de Movimiento de Víctimas para el Desarrollo Integral del Norte de Quiché (ASOMOVIDINQ), una organización que realiza diversas actividades en apoyo a las víctimas de la guerra interna en esa región.

Las víctimas provenían de diversas aldeas de Nebaj y Chajul. Foto: ASOMOVIDINQ

Pedro Santiago Pérez, integrante de dicha Asociación, manifestó que en 2014 varias familias se acercaron a ellos para pedirles su apoyo en el proceso de investigación y acompañamiento psicosocial para exhumar a personas que se sospechaba fueron enterradas en un cementerio clandestino ubicado en un lugar conocido como San Marcos Amachel.

Un primer paso para este proceso fue ubicar a las familias de los desaparecidos, que residían en diversas aldeas, antes de realizar una denuncia en el Ministerio Público (MP). “Los testigos son importantes, que nos digan, ahí está el cementerio, porque con el paso del tiempo ya no se ve si ahí fue donde enterraron a sus familiares”, indicó Pérez.

Tras este largo proceso, los restos óseos de las personas fueron inhumados en un mausoleo en la aldea Jacana, que queda a unos 30 minutos en vehículo de la cabecera municipal de Nebaj, ubicado al norte de Quiché. Según Pérez, las víctimas procedían de diversas aldeas de Nebaj y algunas del municipio de Chajul.

Foto: ASOMOVIDINQ

En esta ocasión fueron inhumados 63 restos óseos de los cuales dos fueron enviados a Esperanza El Tesoro, en Patulul, Suchitepéquez, donde residen sus familias, en tanto 61 fueron colocados en un mausoleo, con un código, con el fin de que en un futuro puedan ser identificados por medio de pruebas de ADN. En total, se identificaron 8 víctimas.

El Paraje San Marcos Amachel fue un lugar de refugio de personas que huían del ejército. Muchas de ellas murieron a consecuencia de bombardeos,  niñas y niños fallecieron por enfermedades causadas por las condiciones en que vivían y la falta de alimentos, dijo Pérez.

De acuerdo con el entrevistado, debido al desplazamiento forzado que se dio en esa época, los integrantes de las familias se separaron y perdieron contacto y ahora quieren saber qué fue de sus seres queridos. Es por eso que ahora el trabajo está enfocado en la búsqueda de desaparecidos, es posible que estas personas estén entre las víctimas que fueron exhumadas del cementerio clandestino, comentó.

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Área ixil afectada por el conflicto armado

Diego Rivera Santiago, sobreviviente de la guerra interna y representante legal de ASOMOVIDINQ, señaló que la región Ixil fue una de las más afectadas por el desplazamiento forzado durante la guerra interna. Muchas de las familias que huyeron de sus comunidades ya nunca regresaron a su lugar de origen y se movilizaron a departamentos como Suchitepéquez.

En el caso del Paraje San Marcos Amachel, se convirtió en una aldea donde las personas que escapaban del ejército pudieron sembrar sus cultivos para sobrevivir, como maíz, fríjol y malanga. Por las características del lugar, que era aislado y montañoso, muchas personas se refugiaron ahí, contó Rivera.

Rivera también tuvo que salir de Nebaj debido a la persecución militar y la ola de secuestros colectivos en la región ixil y formó parte de las Comunidades de Población en Resistencia (CPR). Un año antes de la firma de los Acuerdos de Paz, regresó al municipio.

Mujeres participan en la inhumación de 63 víctimas del conflicto armado en Nebaj, Quiché. Foto: ASOMOVIDINQ

Rivera señaló que muchas personas siguen buscando a sus familiares, por lo que considera que el trabajo de exhumación como el que realiza la FAFG es muy importante.

De acuerdo con el informe de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI) de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), Quiché fue el departamento más afectado con masacres durante el conflicto armado interno, con 263, seguido de Alta Verapaz, con 63 y Huehuetenango, con 42.

En tanto la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) estimó que el número de desplazados por la guerra interna alcanzó a un millón y medio de personas entre 1981 y 1983 debido a la violencia que afectó sus comunidades.

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