Créditos: Jorge De León
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María Herrera, Magda Estrada, Erick Valdez y Adelino Chirum, son migrantes guatemaltecos radicados en Los Ángeles. Ellos nos cuentan desde sus vivencias cuál es el interés que hay en la comunidad sobre el proceso electoral que se realizará en 2023. El voto ha sido una conquista de este derecho peleado por varios años, sin embargo, muy pocos migrantes lo ejercerán por diversos factores, que van desde la apatía, la desinformación y la burocracia para conseguir un DPI y empadronarse.

Por Regina Pérez

La contienda electoral de 2023 será la segunda ocasión en que las personas guatemaltecas en el extranjero podrán emitir su voto, eligiendo a presidente y vicepresidente. La conquista del voto migrante no fue fácil y las elecciones de 2019 fueron apenas el primer intento para que los connacionales en Estados Unidos pudieran ejercer este derecho.

Prensa Comunitaria contactó a migrantes de Guatemala que residen en Los Ángeles, California, para conocer su opinión sobre el proceso electoral que se desarrolla en Guatemala. Las y los entrevistados coinciden en que existe apatía para votar, aunado a la poca información que recibe la comunidad migrante por parte del TSE para empadronarse, un requisito para ejercer el sufragio.

Erick Valdez lleva más de 25 años viviendo en Estados Unidos. Es Integrante de la Alianza Migrante Nueva Guatemala. Foto cortesía

Y aunque el derecho a votar fue una conquista que duró varias décadas, consideran que aún hace falta mucho para ejercerlo. En las elecciones de 2019 únicamente votaron 734 migrantes y cada voto costó aproximadamente Q64 mil. “Fue una mala broma” considera Erick Valdez, de la Alianza Migrante Nueva Guatemala, una de las organizaciones que ha hecho abogacía por el voto en el extranjero.

Esto, porque solo se habilitaron cuatro centros de votación para todo el territorio estadounidense, los cuales estuvieron ubicados en Los Ángeles, California; Houston, Texas; Nueva York y Silver Spring, en Maryland. Valdez señala que ningún migrante va a tomarse uno o dos días de trabajo para manejar hasta un centro de votación, que a veces implica unas 8 horas de viaje, más los gastos que implica en caso de que elijan tomar un vuelo.

“Es como que usted viviera en la ciudad de Guatemala y quisiera votar en Petén”, ejemplificó Valdez. Y eso fue lo que sucedió hace 4 años. Aunque ahora se espera que esta situación mejore, con la habilitación de más consulados.

Por otro lado, el empadronamiento por parte del TSE en el extranjero es uno de los procedimientos más criticados por la manera en que se realizó. Hasta el 21 de febrero se registraban 85,986 connacionales en el extranjero empadronados, una cifra ínfima si se considera que hay al menos casi 4 millones de personas guatemaltecas en el extranjero.

Magda Estrada, una de las migrantes entrevistadas considera que no hubo suficientes campañas de parte del TSE para difundir la información y que tampoco llegaron donde está la gente guatemalteca. “Yo me pregunto dónde van todos esos millones de dólares que se invierten en eso, porque no se traduce en donde está la información, quienes la están promoviendo, si quieres la tienes que buscar y toda la gente está trabajando, los accesos no son tan fáciles”, dijo.

Migrantes haciendo trámites en el consulado de Guatemala en Los Ángeles. Foto Consulado

Por ejemplo, en el parque MacArthur, donde está la mayor parte de la comunidad guatemalteca, no hay campañas de información.

Según Estrada, este súbito interés en los migrantes solo ocurre en tiempos de elecciones cuando buscan ganar unos votos. “No veo que haya realmente un apoyo al migrante, sabiendo el flujo de migración que hay de Guatemala a Estados Unidos, por un lado le conviene al Gobierno que haya un gran flujo de gobierno porque entran más remesas”, expresó.

Todo el apoyo que se dan entre migrantes es comunitario. Para empezar, podrían comenzar dando mejores servicios legales, para identificarse y apoyar a las familias, incluso atendiendo su salud mental, porque la migración daña a la gente y hay mucho riesgo a la vida, dijo.

Según las personas entrevistadas, tramitar un Documento de Identificación Personal (DPI) en Los Ángeles es engorroso y a eso se le suma el traslado del consulado de una zona céntrica a otro edificio que les queda muy lejos, lo que dificultó el empadronamiento.

Estas son algunas de las preocupaciones que las y los migrantes tienen sobre este proceso electoral, el cual ven con preocupación por la falta de alternativas de candidatos para votar, ya que el TSE ha excluido algunas candidaturas mientras que permite la participación de aspirantes con señalamientos.

María Herrera: Votar fue una conquista y es un derecho

María Herrera resalta que votar es ejercer un derecho que se les ha negado. Foto cortesía María Herrera

María Herrera es una madre de dos hijos que en 2018 tuvo la oportunidad de obtener la residencia en Estados Unidos. Herrera es originaria de Huehuetenango pero sus ancestros provienen de La Mesilla, del municipio La Democracia, fronterizo con México.

Herrera habla con orgullo de sus raíces en La Mesilla, cuando apenas habitaban unas cuatro familias. Ese lugar era un punto importante de migración y su familia tenía mucha relación con las personas que pasaban por ahí.

María fue afectada por el fenómeno de la migración desde muy pequeña. Su madre migró a EE.UU. cuando ella tenía unos 3 años de edad y pidió asilo político, por la violencia que se vivía en Guatemala por la guerra interna. Ella fue parte del sindicato del Hospital General de Huehuetenango y sus miembros comenzaron a ser objeto de amenazas e incluso de desapariciones.

Con la migración de su madre, ella se crío con su abuela que vivía en la ciudad capital. “Yo me críe con mi abuela, ella vivía en la ciudad capital pero siempre nos llevaba a la Mesilla”, recuerda.

La huehueteca hizo su vida en Guatemala, se unió y tuvo dos hijos. Pero en 2016 le salió la oportunidad de tramitar su residencia en Estados Unidos, que aprovechó, dejando casi 30 años de su vida en Guatemala. “Yo migré a mis 29 años” dice, pero aclara que su historia de migración no es trágica como la de la mayoría de guatemaltecos que viajan de manera irregular, arriesgando su vida.

No obstante, indicó que al llegar a Estados Unidos, las personas inician de cero, aunque tengan familiares viviendo ahí. ella tuvo que limpiar casas y trabajar en el cuidado de ancianos, a pesar de tener un título universitario en Guatemala. “Yo sí pude tener ese acceso y sin embargo estoy acá como migrante”, afirmó. Ahora trabaja como niñera.

Al preguntarle sobre el voto migrante, María piensa en su mamá, a quien le preguntó si a ella le gustaría votar, y ella respondió que no se puede. “Yo le dije sí, desde 2019 se están haciendo votaciones por parte de los guatemaltecos y en estas elecciones también”, indicó.

Su mamá entonces asintió pero manifestó sus dudas sobre si podía emitir su voto porque ella ya es ciudadana estadounidense. “Pero si puedo yo votaría por un buen presidente, pero con toda esa gente tan mentirosa la verdad no sé por quién votaría”, le dijo su madre.

La entrevistada subrayó que votar es un derecho que se dio tras una lucha de las y los migrantes. La mayoría que viene es porque se les ha negado sus derechos en Guatemala, expresó. Y considera que con su estatus de migrantes en otro país, esta negación sigue dándose, “somos como relegados, nos hacen a un lado porque somos una comunidad que no está presente”.

En lo único que sí se les toma en cuenta es por el envío de remesas, que constituye una de las principales fuentes de la economía guatemalteca. “Se nos ha tomado como una ficha de cambio, pagamos impuestos acá y también nos toca pagar en Guatemala, el problema es cuando las personas no tienen documentos en EEUU y no pueden pedir ningún tipo de beneficios a este país y eso es un problema porque no tienen derechos garantizados”, expresó María.

Es por eso que para ella es importante que puedan ejercer al menos este derecho.

Magda Estrada: Hay apatía y desinterés

Magdalena Estrada es una profesional guatemalteca que se identifica como mestiza. Migró a Estados Unidos en los 80 por la represión que se vivía en Guatemala y en los primeros años se dedicó a la denuncia y a la solidaridad con personas que sufrían por las violaciones a los derechos humanos en el país. Fue integrante de la Coordinadora de Estudiantes de Educación Media y trabajó como secretaria de la Asociación de Estudiantes de Economía en la USAC, con el objetivo de ingresar a la Universidad. “En ese tiempo fue la escalada de secuestros, así que realmente la única opción era salir para vivir”, comentó.

En 2019, con otras mujeres migrantes de Guatemala se aglutinaron en la organización “Guatemaya L.A. Mujeres en Resistencia”, un colectivo que se enfoca en los temas de violencia contra la mujer y sus derechos, así como contribución a las luchas y el cambio social.

Una vista de Los Ángeles desde West Hollywood. Foto cortesía María Herrera

Según Estrada, personalmente ha notado desinterés de la comunidad migrante en Los Ángeles en la política de Guatemala, lo cual considera tiene que ver con no creer en cómo se dan los procesos electorales y que nunca se registran cambios.

“Desgraciadamente una apatía, es una manera de reaccionar a esas prácticas que ha habido en el país”, dijo. Una de esas razones, considera, es ver que no hay alternativas en las candidaturas que se presentan. “Son las mismas personas, la misma gente, eso también hace que se pierda el interés”.

En 2019, la profesional no pudo votar debido a que no tenía su Documento de Identificación Personal (DPI). En 2023 indicó que intentará empadronarse en línea. Aunque no está muy segura de poder lograrlo.

Sobre las opciones de voto, Estrada es muy crítica. “Solo para dar un ejemplo, Zury Ríos es la hija de Ríos Montt, una persona que fue juzgada por genocidio, sentenciada, ver que esos mismos nombres que aparecen, no se ven otras alternativas”, afirmó decepcionada.

Por otro lado, indicó que tanto en esta como en otras contiendas se ha negado la participación de otras alternativas, que pueden dar una esperanza de cambio a la población.

En la primera fase del proceso electoral, el TSE se negó a inscribir al binomio del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), un partido político que nació de las filas del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), que impulsa a la lideresa maya Thelma Cabrera y al exprocurador de Derechos Humanos, Jordán Rodas.

Aunque Estrada dice que no ha seguido de cerca este tipo de incidencias, sí ve el bloqueo “descarado” al no dejar a otras personas que participen. “Y para los migrantes si solo se va a votar por presidente y vicepresidente no hay mayor alternativa tampoco”, anotó.

Desde Guatemaya L.A. Mujeres en Resistencia, Magda dijo que buscan hacer conciencia sobre la realidad de Guatemala y para despertar interés en temas sociales, sobre todo de las mujeres. Noto cada vez más interés en las personas jóvenes, y son ellas que se interesan de saber de dónde vienen y quieren indagar sobre su pasado, indicó.

Ella considera que la falta de interés es una cuestión social. “La política de terror en Guatemala crea en la mente de las personas querer cerrar ese capítulo, no querer saber nada, diciendo cosas como “no te metas en nada”, dijo Magda.

Erick Valdez: Hay una tendencia parcial del TSE

Erick Valdez es profesor de secundaria en Los Ángeles, California, donde enseña matemáticas, español e historia de América Latina. También forma parte de la Alianza Migrante Nueva Guatemala conformada por personas que luchan por los derechos de los migrantes pero que también están interesadas en la construcción de una nueva Guatemala, como se llama su organización, donde prive la justicia y la democracia.

Valdez tiene más de 25 años de vivir en Estados Unidos, a donde tuvo que ir por la violencia política que atravesaba el país y que se recrudeció en los 80.

Sobre las elecciones en Guatemala, el entrevistado indicó que es un proceso al que le están dando seguimiento. Nosotros hemos promovido mucho el voto en el extranjero, que haya una amplia participación de los migrantes, para eso necesitamos reforzar el empadronamiento, estamos haciendo campañas, mandando información a las ciudades, en nuestras redes sociales estamos motivando a la gente para que se empadrone, afirmó Valdez.

“Sí nos interesa, sí nos involucramos, sí nos informamos y sí queremos tener incidencia”, anotó, aunque señala que no todos los grupos migrantes son así.

Una de las maneras en que se involucran es siguiendo de cerca lo que ocurre en Guatemala con las decisiones del TSE en relación a la inscripción de binomios. Ahora están bloqueando dos candidaturas, la de Thelma Cabrera y Jordán Rodas y la de Roberto Arzú, pero por otro lado inscriben a Zury Ríos que tiene prohibición constitucional por ser familiar directa de un mandatario de facto, y otras que tienen procesos judiciales o que han sido condenados por malversación de fondos o por otros cargos, dijo.

En específico se refirió al caso de Manuel Baldizón, condenado en Estados Unidos por lavado de dinero, quien ahora buscará una candidatura por el partido Cambio.

Valdez agregó que hay otros candidatos que han sido sancionados por la Lista Engel que saca el Departamento de Estado y el Congreso norteamericano, por actividades de corrupción en contra de la democracia “y ahí están, ¿por qué? Claramente se ve que hay una tendencia parcial del TSE en sus fallos a favor de quienes quieren que participen porque les interesa y a otros los bloquean”, dijo.

Esta situación considera que abona al desinterés de las personas que son escépticas del proceso democrático.

Adelino Chirum: la comunidad no está politizada

Adelino Chirum es originario de Chinique, Quiché y migró a EE.UU. a principios de los 90, por la violencia política que vivían las comunidades indígenas en ese departamento, donde también sufren de discriminación y falta de servicios. “En las aldeas y cantones no había carreteras, mucho menos agua potable, luz eléctrica o una clínica, esos eran los problemas”, refirió.

En Estados Unidos, además de su trabajo regular a Chirum le gusta involucrarse con la comunidad y ayudar a otros migrantes que recién están llegando a ese país, por ejemplo con el transporte o ayudándoles a tramitar una licencia.

Chirum dijo que no ve interés de los migrantes guatemaltecos para participar. “No quieren saber nada de las elecciones, porque dicen que son los mismos, solo llegan a las aldeas, solo nos visitan en campaña política, y a última hora solo llegan a robar”. Pero por otro lado, nota que la comunidad no está politizada, lo cual considera que es un problema.

Él considera que esto se debe a que las personas se ven forzadas a salir de su país, sin conocer sobre sus derechos y sin preparación académica. Muchos de ellos no han estudiado, apenas si han completado el nivel primario o básico. Y tampoco hablan con sus familiares en Guatemala sobre las elecciones o por cual candidatura votar.

En 2019 él no votó, porque afirma que la información le llegó muy tarde. En 2023 sí logró empadronarse. Dijo que el proceso fue muy rápido, al contrario de cuando solicitan un DPI, lo que puede tomar hasta siete meses para que lo entreguen.

Al preguntarle sobre qué temas deben enfocarse los políticos, en su comunidad natal, Chirum señaló que hace tiempo que no visita su aldea, debido a que por la violencia su familia tuvo que desplazarse no solo a Estados Unidos sino a otros departamentos.

“Le soy sincero, solo he visitado dos veces el Quiché y en mi aldea yo no tengo conversación con la gente y toda mi familia ya no vive ahí”, contó. Sin embargo, sí ha visitado Guatemala desde que tuvo que abandonar el país en 1991.

La dificultad para empadronarse

Las y los migrantes consultados comentaron que el empadronamiento en Estados Unidos fue complicado. Una de las dificultades es porque sacar un DPI en el consulado de Los Ángeles es un proceso burocrático y el documento tarda meses en llegar. Tener este documento es requisito para empadronarse.

Los migrantes trabajan un montón para poder sobrevivir, el costo de vida es alto, dice Magda Estrada. Eso implica perder por lo menos un día laboral o más para ir al consulado, para realizar un proceso que no es rápido como sacar el DPI, ya que hay que hacer cita y normalmente los números se terminan rápido. “Esas son cosas que desestimulan a que las personas migrantes participen en el proceso”, dijo.

María Herrera indicó que, en Los Ángeles, las y los migrantes están más preocupados en su supervivencia, algunos vendiendo en la calle desde las 6 de la mañana. “¿Qué espacio van a tener esta persona para poderse informar y para tomar tiempo e irse a empadronar al consulado?”, se preguntó.

Tampoco hay una campaña para concientizar que tienen derecho a votar. “No tenemos una cultura de votación, en Guatemala incluso a pesar de que tienen su derecho, tampoco votan y la mayoría lo hace porque ha perdido la fe en el sistema de gobierno”.

Sobre el número de empadronados en Estados Unidos, el TSE aún no cuenta con una cifra final y señalan que la habilitación de consulados donde se podrá emitir el voto dependerá del padrón electoral que se cerrará el 25 de marzo.

En un comunicado publicado el 18 de febrero, organizaciones de migrantes organizados señalaron que existe poco profesionalismo de parte del TSE en el proceso de empadronamiento y voto en el extranjero.

“Muchas voces dicen que los migrantes no están interesados en la democracia, la participación y el voto, pero es falso. Lo que nunca ha habido es una campaña seria y trabajo constante para informar en un territorio vasto como los EEUU. ¿La pregunta es si es por desidia o es a propósito?”, señaló un migrante que integra estas organizaciones a Prensa Comunitaria y que maneja la cuenta “Guatemaltecos en el Extranjero” en Twitter.

También indicó que sin campaña de información y planificación estratégica las jornadas de empadronamiento tuvieron escasos resultados

Ya se conquistó el derecho al voto, ¿qué sigue después?

Lograr el voto en el extranjero es apenas una de las batallas ganadas dijo Valdez. Él considera que se deben habilitar más centros de votación y alargar el proceso de empadronamiento. Y que se cree un distrito electoral específico para los migrantes.

Somos, según la fuente que cite, entre 3 y 4 millones de guatemaltecos viviendo en el extranjero, por diferentes razones, si la población de Guatemala se está acercando a 18 millones, quiere decir que somos más del 15 % de la población, no se le puede negar el derecho al voto al 15 % ni el derecho de ser electos, afirmó.

Eso significa que migrantes puedan elegir a sus propios diputados, como ha ocurrido en algunos casos en que guatemaltecos que viven en Estados Unidos regresan a Guatemala para participar en como candidatos a diputados, aunque casi siempre por partidos de derecha como el caso de Marcos Yax que se postuló por el FCN en 2015.

“No hemos visto que aboguen por los migrantes, sí se necesitarían personas que al ser electos aboguen”, subrayó Valdez.

Herrera terminó con una reflexión, al señalar que muchas personas afiliadas a partidos políticos exhortan al voto en el extranjero. “Yo pienso que nosotros deberíamos exigir a los partidos políticos que no solamente pidan el voto migrante sino que también nos den a conocer sus planes de gobierno, qué proponen sobre la migración y ahí deberíamos exigir”, manifestó.

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