Contra las mafias, la resistencia estudiantil y la lucha por la autonomía universitaria

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Créditos: Luis González
Tiempo de lectura: 8 minutos

 

La crisis universitaria está a punto de cumplir un año, desde que en mayo pasado se consumó el fraude electoral para imponer a Walter Mazariegos como rector; en los últimos días grupos de choque favorables a las autoridades universitarias cooptadas, desalojaron con violencia a estudiantes en resistencia, con ello, la profundización de la crisis se hace evidente. 

Por Juan Calles

La madrugada del 20 de febrero un grupo de personas ingresó de forma agresiva a las instalaciones del Centro Universitario de Occidente, (CUNOC), amenazando con violar a las estudiantes que permanecían en resistencia ante un proceso electoral fraudulento que concluyó con la imposición de Walter Mazariegos como rector, de la Universidad de San Carlos, en mayo de 2022.

Horas después, el grupo de choque que desalojó a los estudiantes entregó las instalaciones al director del centro universitario, César Milián, a quien se señala de tener vínculos con Mazariegos.

Milian apoyó la candidatura de Mazariegos y se le ha visto acompañando al rector impuesto en diferentes actividades públicas.

Los grupos de choque, como el que desalojó a quienes estaban en el CUNOC, han apoyado a algunos grupos políticos afines a las autoridades universitarias en distintos momentos. Han amedrentado a la oposición política, intimidado a estudiantes que han expresado su desacuerdo a las disposiciones de los grupos políticos, adueñarse de las asociaciones estudiantiles, para desde allí, acuerpar con acciones violentas a candidatos a direcciones, decanaturas e incluso a candidatos a la Rectoría.

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En la ciudad capital en la Escuela Superior de Arte (ESA), ubicada en el antiguo Paraninfo Universitario, (12 calle entre 1ª y 2ª avenida zona 1), estudiantes en resistencia han denunciado que algunos días, durante la madrugada han sido hostigados por grupos de desconocidos que amenazan con entrar a la fuerza y desalojarlos.

Estos ataques se han intensificado luego de lo sucedido en el CUNOC y, según los mismos estudiantes en resistencia, por la cercanía del inicio de la época de Huelga de Dolores, evento que estos grupos de choque tienen como forma de vida desde hace años.

Foto: Juan Rosales

“El dinero que obtienen de la Huelga de Dolores es lo que los motiva a querer romper con la resistencia, esos grupos forman los comités de huelga que reciben dinero de las actividades que organizan, pero también de dinero que obtienen de autoridades universitarias que patrocinan sus fiestas y jolgorios”, indicaron miembros de la resistencia estudiantil. 

Una historia de violencia, destierro y muerte

Antes de la represión de la década de 1970 y su recrudecimiento en los violentos años 80, la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), participaba en la discusión de los problemas nacionales, el nivel académico se reconocía como de los mejores en Latinoamérica, de sus aulas egresaban intelectuales que aportaron en lo académico, en lo técnico e incluso en lo político.

Luego del llamado “descabezamiento” de la intelectualidad en Guatemala, cuando debido a la violencia de Estado los pensadores, académicos y estudiantes de la USAC fueron callados, desterrados o enterrados, la USAC sufrió un retroceso que hoy en 2023, durante la crisis por el fraude electoral, se profundizó.

Para el abogado y analista independiente, Oswaldo Samayoa, la universidad se convirtió en un feudo para académicos interesados únicamente en el poder y el dinero; “Estos pseudo académicos lo que han aprendido bien es a gestionar la administración de las facultades, así como los distintos centros universitarios. Ven al estudiante como una mercancía e inevitablemente avanzan hacia la privatización del sistema educativo superior para poder penetrar el sistema de libre de pensamiento”.

Por su parte, Eduardo Velázquez, economista y exrepresentante de la USAC en la junta monetaria y en la multisectorial del transporte urbano, entre otras representaciones, opinó que las autoridades universitarias usan los puestos administrativos para comprar voluntades en  el Consejo Superior Universitario, (CSU).

“Muchos de ellos, (representantes del CSU) además de ser representantes de su sector, son nombrados por Mazariegos como directores de los centros departamentales universitarios y cobran salario de Decano que debe estar ganando Q60,000, además de su salario como representantes, terminan con triples salarios”, dijo.

¿Por qué le interesa a estos grupos controlar la USAC?

En 1985 se promulgó una nueva Constitución, aún bajo el régimen militar del general Óscar Mejía Víctores, en ella se otorga a la USAC la representación en instituciones del Estado en donde se toman importantes decisiones económicas, sociales y políticas. Dio inicio así la politización de la universidad, en la que rectores, decanos y directores han puesto al Alma Mater al servicio de partidos políticos y las élites económicas que los financian.

La USAC tiene voz y voto en instituciones públicas y en especial en las comisiones de postulación para el sistema de justicia, Ministerio Público (MP), Contraloría General de Cuentas (CGC), Tribunal Supremo Electoral (TSE), incluso en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), para tener el control de esos votos y decidir quien ocupa esos cargos en la USAC se han incrustado redes de corrupción que utilizan estructuras violentas y criminales para mantener este control.

Además de echar mano al presupuesto de la universidad que supera los 1 mil millones de quetzales, para el año 2022 el presupuesto de la USAC fue de Q1 mil 981millones 571 mil 943.

Rectores como Murphy Paíz y Estuardo Gálvez guardaron prisión acusados de manipular la representación universitaria a favor de candidatos oficialistas para ocupar magistraturas en el sistema de justicia, en el caso conocido como “comisiones paralelas 2020”; hoy, aún ligados a proceso, representan el vergonzoso papel que ha jugado la USAC en estos espacios.

Los detractores de la USAC hablan de que la representación universitaria es la causa de la crisis y que debería quedar sin efecto para evitar la politización de la academia, sin embargo, para Eduardo Velásquez, la representación de la USAC es importante para la democracia.

“En la mayoría de las instituciones del Estado en campos especializados no tienen conocimiento, no han preparado a la gente para esos cargos; allí hay representantes del poder nada más, entonces la representación de la USAC que sí ha preparado a mucha gente en diversas áreas, son importantes para proponer, para guiar los procesos”, señaló Velásquez.

Al poder, dijo Velásquez, le interesa tener cooptada a la universidad para poner en las representaciones a personas que únicamente obedezcan y no propongan, no piensen.

Para Samayoa estas actuaciones han mercantilizado la academia con personas que son únicamente procuradores de intereses privados, “Hoy en día no tenemos un sistema de educación pública superior académico y autónomo, Entonces tenemos una universidad que forma a repetidores del sistema y no una universidad que forma críticos, científicos que hagan avanzar a la sociedad”.

La huelga de dolores y el cadáver de la academia

Las asociaciones estudiantiles y los comités de huelga se convirtieron en una formade vivir de muchas personas que pusieron a disposición de las autoridades universitarias estas agrupaciones a cambio de prebendas, no solo apoyan las decisiones de dichas autoridades, sino además se convirtieron en los grupos de choque que violentan y reprimen a otros estudiantes que no están de acuerdo con las disposiciones universitarias o que denuncian la corrupción en la casa de estudios.

Son muchos los ejemplos de cómo las agrupaciones estudiantiles sirvieron de puerta de entrada para que grupos políticos hicieran de la USAC la institución que hoy impone a su rector por medio de un fraude electoral.

Durante el gobierno de Alfonso Portillo la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) recibió Q 50,000 del presidente como aporte para la Huelga de Dolores, además de la Orden del Quetzal, una condecoración presidencial que en su momento causó vergüenza a un sector de la comunidad universitaria que no estuvo de acuerdo con estos acercamientos al poder político.

La AEU se convirtió en una espacio que albergaba a personas acusadas de crímenes, quienes agredieron a muchas personas que se atrevían a señalarlos o simplemente porque se organizaban para intentar sacarlos de la asociación de estudiantes por medio de elecciones democráticas.

De esos grupos violentos surgió la figura de Walter Mazariegos, que desde la decanatura de humanidades, utilizó a estos grupos para debilitar a su oposición y escalar posiciones hasta lograr ser candidato a la Rectoría, al ver que no podría ganar legalmente utilizó a estos grupos mafiosos para cometer fraude y convertirse en rector.

Para el analista Samayoa, en la USAC es difícil diferenciar entre un académico, un político y un narcotraficante, y eso lleva a la radicalización de los movimientos sociales, “lamentablemente el poder económico de este país pacta con el crimen organizado, cooptan el sistema de justicia a cambio de impunidad y eso ya está teniendo un efecto muy grave de violencia armada y de violencia económica, además pacta con el modelo político para generar y profundizar más la exclusión, irrespetando decisiones de las cortes, utilizando estados de excepción, militarizando municipios, negando territorio a los pueblos indígenas”.

La USAC es administrada al estilo de las mafias que hacen uso de grupos de choque violentos y descarados para imponer su voluntad, ya se escuchan voces que piden que se suspendan las actividades de huelga de dolores, que en la actualidad son únicamente la caja de resonancia de los sectores mafiosos que tienen cooptada a la USAC.

La resistencia estudiantil, la autonomía y el futuro 

La organización estudiantil que no se plega a las decisiones del rector de turno, que logra colocar representación estudiantil con pensamiento crítico en el CSU, ha desarrollado una forma de organización no violenta, que propone y resiste ante la ilegalidad de las autoridades.

Uno de los valores que aglutina a estos estudiantes es la autonomía universitaria, que es la independencia de una universidad pública para su administración, para sus políticas educativas, la autonomía es vital para la universidad porque sin ella no podría funcionar con libertad de pensamiento y de acción.

Por eso para la comunidad universitaria que la defiende es tan valiosa y para los grupos políticos tradicionales es tan importante romperla porque de esa manera la universidad está sujeta a los intereses de grupos políticos y económicos que quieren controlar a la población que sin universidad y sin pensamiento crítico puede ser fácilmente manipulada.

“La autonomía hoy está quedando como un recuerdo; porque el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, mediante diferentes formas influyen en las autoridades universitarias, a partir que esa autonomía universitaria no exista, no avanza el ámbito académico, que debería ser el fin primordial de la USAC”, opinó Samayoa.

Foto: Juan Rosales

En el caso de lo sucedido el 20 de febrero en las instalaciones del Centro Universitario de Occidente, (CUNOC) en donde un grupo de choque, haciéndose pasar por estudiantes, desalojó a la resistencia estudiantil para horas más tarde entregar estas instalaciones a autoridades ligadas a Walter Mazariegos; Samayoa agregó que a quienes él llama pseudo académicos están cometiendo un grave error.

“Lo sucedido en el CUNOC lo único que demuestra es que estos pseudo académicos que dirigen la universidad se sienten tan poderosos que olvidan el componente esencial de la autonomía que no son ellos, sino los profesores y los estudiantes; y defender la autonomía es defender la posibilidad que toda persona pueda ser estudiante y la posibilidad de que el profesor o la profesora sean los que puedan obtener transmitir y generar curiosidad académica”.

Por su parte Eduardo Velázquez opinó que los grupos de choque utilizados para romper la resistencia estudiantil no son más que extorsionadores y delincuentes, un signo más que Guatemala vive bajo una dictadura.

“Llegan con palos, armas punzo cortantes, y con amenazas de violar a las mujeres sacan a los estudiantes en digna resistencia, para entregarle las instalaciones al director César Milián y con presencia del Ministerio Público, (MP), eso es inaudito, eso es una dictadura”.

Una estudiante, que participa en la resistencia estudiantil desde mayo del año pasado, cuando se consumó el fraude, destacó que al ser una resistencia pacífica no responden violentamente a las agresiones de los grupos de choque de las autoridades universitarias.

“Nosotres no somos violentos, resistimos dignamente con el apoyo de diferentes sectores de la sociedad, no respondemos a la violencia, se puede defender la autonomía universitaria desde diferentes ámbitos, estos grupos que se unen para violar flagrantemente la autonomía solo están paleando su propia tumba”.

Agregó que las actividades de la huelga de dolores han demostrado ser misóginas, homofóbicas y contrarias a los intereses de la comunidad universitaria que buscan el desarrollo de la academia; “representan el atraso y la violencia que existe en la universidad desde que permitieron usar la capucha para delinquir y no para protegerse de la represión”, concluyó.

Gobiernos de corte militar y conservadores a lo largo de la historia han procurado reducir a su mínima expresión la autonomía universitaria y motivan el fortalecimiento de grupos religiosos que hacen exactamente lo contrario, producen personas sin pensamiento crítico altamente manipulables que hacen lo que se les ordena, como votar por algún candidato presidencial o rechazar a minorías que no piensan igual al orden establecido.

El futuro de la Universidad de San Carlos es sombrío, al profundizarse las posturas radicales de las actuales autoridades, sin embargo, como afirman los y las estudiantes en resistencia, La lucha sigue.

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