Premio Nacional de Literatura que molesta

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval

Es un reconocimiento, no un concurso

De forma inopinada, los mayores desconocedores de la cultura guatemalteca en la modalidad que esta se presente, de un plumazo dicen que el premio nacional de literatura se entregará cada 3 años y no de manera anual. Asimismo, que las candidaturas sean presentadas con una serie de datos, cd con la obra publicada, y un largo etcétera. Como si fuera una solicitud de empleo, solo que en este caso de un premio de literatura. Por ello hace falta hacer algunas precisiones.

Es un reconocimiento, no un concurso. Y en ello estriba el mayor error de las autoridades de cultura. Solo imaginemos, guardando los significados y los montos, que los escritores del mundo, o quienes lo propusieran, enviaran al comité nobel o al premio cervantes, su obra en ucv o en la forma que fuera, que las candidaturas se presentaran con el cv completo de cada autor, o que se hicieran filas para presentar los expedientes. nada que ver.

Es como la visión burocrática que día a día crece en la administración pública, que demanda papeles y papeles por la tendencia perversa que ya rompió loa estabilidad laboral. Y por ello ahora se hacen contratos cada tres o seis meses y en cada ocasión a presentar los papeles más inopinados, de acuerdo a los humores de cada administración. La de nunca terminar, pero así no funciona la cultura.

Pero, por otro lado, el reconocimiento por la obra y por el rol que los escritores tienen en la vida nacional, en la cultura de un país determinado. Y como parece que es necesario hacerlo, un par de ejemplos son necesarios. Hace un par de años falleció Humberto Akabal, poeta quiche, que fue galardonado con el premio nacional que rechazó por sus convicciones y ello ni le agrega ni le disminuye el nivel de reconocimiento. Pero es sabido por todos, que Humberto era y es un poeta con reconocimiento nacional e internacional. Incluso sin el premio oficial.

Es igual con Ana María Rodas. Estupenda poeta, reconocida en el `país y fuera del mismo, que en verdad no necesitaría de un premio nacional de literatura para saber de su grandeza como escritora y representante de eso que se denomina el alma nacional de un país. Es el caso como decía de Akabal, Ana María, o de Marco Antonio Flores. Así como de escritores como Francisco Pérez de Antón. Y, por cierto, no veo a ninguno de ellos haciendo cola para presentar su expediente a una comisión nominadora. Por el contrario, me parece que en los casos citados hubo de parte de estos escritores dudas antes de aceptar el galardón.
Pero el tema de fondo es que en los últimos años el ministerio de cultura pierde poco a poco credibilidad y, sobre todo, ha pasado a formar parte de lo que la opinión nacional rechaza cada vez con más fuerza. No hay impulso a la cultura, se pierden en obritas de dudosa pertinencia cultural pero que representan negocios para sus autoridades, especialmente luego de ver la galería de sus ministros más recientes. un futbolista ignorante, un exportador de flores, un indígena corrupto, un administrador de empresas, un publicista, pero nadie ligado en verdad a la cultura del país. Y eso entre muchas razones, es lo que en la actualidad se refleja en las propuestas de un ministerio que en verdad ya no es de la promoción cultural.

El premio nacional de literatura no debe estar sujeto a las disposiciones de autoridades culturales de paso (en verdad administradores de un exiguo presupuesto). Aunque en verdad, no son autoridades culturales, pues lo único real, es que son de paso.

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