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La nominación de Jordán Rodas como candidato a vicepresidente: del optimismo al pesimismo sobre el futuro del país

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 11 minutos

Por Virgilio Álvarez Aragón

La nominación de Jordán Rodas, exprocurador de los derechos humanos, como candidato vicepresidencial del partido Movimiento de Liberación de los Pueblos, MLP, brazo político del Comité de Desarrollo Campesino, Codeca, nos coloca ante un abanico de escenarios, algunos optimistas, pero otros pesimistas sobre el futuro político del país, cuya concreción dependerá, en mucho, de cómo esta organización política se posicione en el escenario electoral, con evidentes repercusiones sobre la vida social y económica de la gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas.

La nominación conduce a ser optimistas pues:

  1. Su sola inclusión en la propuesta electoral del MLP permite imaginar que, dentro de la organización que lo postula, caracterizada por su marcada y evidente tendencia a evitar cualquier pacto, articulación o alianza con otras organizaciones políticas y sociales, se ha dado un giro, aunque tardío, a incorporar en sus espacios políticos a actores sociales que, como el ex-PDH, han mostrado defender una agenda social y política que en MLP/Codeca anteriormente se había considerado despectivamente rosa-lila, como simple consecuencia de las disputas intraoligárquicas, y llegando a verlas como parte de la agenda de intervención y control del imperialismo, en las que los sectores subalternos no tendrían por qué inmiscuirse, mucho menos apoyar.

Cierto es que, desde las pasadas elecciones a rector de la USAC, Codeca[1], aunque no se pronunció a favor de Rodas cuando candidato, sí denunció el fraude que impuso a Walter Mazariegos como rector, y realizó en la ciudad de Guatemala algunas movilizaciones que, sin embargo y como siempre, no se vieron coordinadas con distintos sectores estudiantiles movilizados contra el fraude.

Lo anterior hace suponer que, desde hace ya algún tiempo, hay en el movimiento social (Codeca), y en consecuencia en su brazo político (MLP), una apertura a demandas, procesos y luchas netamente urbanas, con lo que el carácter campesino del movimiento y la propuesta política del partido estarían ampliándose.

  1. La nominación de Rodas como candidato a vicepresidente también permitiría vislumbrar que la organización que lo postula está abierta a que en en el diseño de su plan de gobierno no solo participen personas hasta ahora ajenas al partido, próximas al ahora candidato vicepresidencial sino, lo más importante, que demandas y propuestas de sectores no vinculados directamente a las luchas campesinas puedan ser llevadas al debate nacional y formar parte de la plataforma electoral de MLP, que sería esta vez mucho más amplia y plural que la del proceso electoral pasado.
  1. Considerando que para que un programa de gobierno sea efectivamente realizado es indispensable contar con mayoría en el Congreso, es posible suponer que al definirse y aprobarse los listados de candidatos a diputados, actores sociales hasta ahora ajenos a la organización, pero con agendas de lucha y demandas como las abanderadas hasta ahora por Rodas, serán incluidos por los órganos locales, dando a la propuesta política de MLP la diversidad y amplitud de la que, hasta ahora, no ha dado muestras, lo que le permitiría ampliar no solo el caudal electoral para el Ejecutivo sino también para el Legislativo, donde en el pasado proceso no tuvo el mismo apoyo que en la elección presidencial.
  1. Una plataforma electoral como esta permite pensar que, tanto la organización como sus candidatos están en la disposición de defender su inscripción con todos medios legales a su alcance, entre los que no tendría que descartarse la movilización social abierta y decidida, pues el control legítimo e ilegítimo que del entramado jurídico legal, incluido el TSE en pleno, posee la alianza criminal que se ha apoderado de todo el aparato del Estado guatemalteco y ha demostrado, hasta la saciedad, que Rodas es considerado un enemigo, y se les supondría decididos a impedir su participación.

Ingenuo sería imaginar que de ahora en adelante, su participación política será sobre un lecho de rosas, y que actores como Fundaterror y sus allegados, instrumentos directos del terrorismo que contra jueces, fiscales y demás operadores de justicia ha desatado el llamado Pacto de Corruptos que quiere imponer, a cualquier costo, su total y absoluta impunidad, le permitirán participar, enfrentando el riesgo de verlo acceder al poder, aunque sea en una posición que, en el andamiaje estatal del país, es de escasa influencia y capacidad.

Lo anterior, si bien puede llamar al optimismo, nos debe hacerlos dejar de lado que:

  1. Si bien desde mediados del año 2022 las organizaciones políticas de izquierda, centro izquierda y centro derecha desarrollaron conversaciones para construir una plataforma común que permitiera al país superar el estado de crisis en el que nos encontramos, al hablar de alianzas, de articulaciones electorales, por informaciones recibidas de quienes promovieron esos diálogos supimos del portazo más que contundente a esa propuesta por parte del MLP.

Su posición, más que clara, fue que ellos irían solos en estas elecciones, pues estaban interesados en  llevar a la población de manera directa y sin contaminación su propuesta política. Igual comportamiento hemos notado en estructuras incipientes de Codeca en algunas cabeceras departamentales, en las que de manera tajante descalificaron cualquier alianza o articulación que permitiera seleccionar candidatos a alcaldes o alcaldesas de manera conjunta. En algún momento, públicamente dirigentes del MLP calificaron a las otras organizaciones políticas de divisionistas del voto progresista.

Sin embargo, como un dato esperanzador, cuando nominados y electos los candidatos a presidenta y vicepresidente, al momento de su juramento, se les hizo prometer que respetarán «el derecho de las demás organizaciones políticas dentro de un espíritu pluralista y con tolerancia».

Además, quedó de fuera, al menos en esa juramentación, la promoción decidida de la refundación del Estado  a través de una Asamblea Constituyente, propuesta distintiva y original del MLP en el proceso electoral anterior. Sí juraron los candidatos que tomarán «el poder político y liberarán a los pueblos para el buen vivir», concepto que conduce a promover cambios que permitan reducir las desigualdades, y que las otras organizaciones de izquierda y centroderecha podrían estar dispuestas a apoyar.

De esa cuenta, para este momento tenemos claro que en el proceso electoral que se  avecina la alianza Winaq/URNG y MLP participarán cada quien por su lado, así como a Semilla que intenta, como el segundo, afianzarse de manera individual a nivel nacional, aunque ha aceptado construir alianzas con Winaq/URNG en disputas municipales, no así para diputados.

Valga la pena agregar que además de Semilla, el espacio de la centroderecha será esta vez disputado también por Voluntad, Oportunidad y Solidaridad (VOS), que dirige el migrante y megaempresario Marcos Antil, al que recientemente se ha incorporado Manuel Villacorta, apoyado como candidato presidencial en las anteriores elecciones por Winaq.

Tendremos, en consecuencia, una clara fragmentación de las fuerzas progresistas, sin que ya no sea posible prever un amplio proceso de articulación política para apoyar conjuntamente a una sola fórmula para presidente(a) y vicepresidente(a).

  1. El discurso político que el MLP incorpora a su plataforma electoral con la llegada de Jordán Rodas es más que similar con el que desde Semilla, Vos y hasta Winaq/URNG puede presentarse al electorado.

La no referencia, al menos en el juramento de los candidatos, a buscar y promover la refundación del Estado reduciría la resistencia a un trabajo conjunto por parte de los partidos que no la consideran y hasta descartan en su proyecto político, por lo que si bien Rodas hubiese sido el candidato de la unidad, su tardía selección repite en mucho el escenario de las elecciones a rector de la USAC, esta vez con el agregado que no es él quien encabeza el binomio, lo que hace mucho más complicado que las otras corrientes depongan sus candidaturas, pudiéndose vaticinar una disputa cerrada entre estas fuerzas políticas por casi el mismo electorado en lo que a los grandes centros urbanos se refiere, lo que conducirá a un juego de suma cero, es decir, donde ninguno de ellos podría optar a colocarse en la disputa del segundo turno electoral pues se anulan mutuamente.

La selección y juramentación del ex-PDH llega, por lo tanto, tardíamente, si de construir un amplio frente electoral se tratara pues, como dice la sabiduría popular: el tiempo perdido hasta los santos lo lloran. Cierto es que, en política, nunca es tarde para actuar, pero también lo es que en un escenario donde la ultraderecha hegemoniza, con el apoyo abierto y decidido de todas las iglesias, la cúpula empresarial y el aparato corrupto del Gobierno, difundir las propuestas progresistas y ganar una campaña electoral, es cuestión de tiempo, esfuerzo y oportunidad, más aún si la propuesta discursiva es presentada por diversas fuerzas, lo que no es problema en la ultraderecha, pues ellos juegan a hacer sobresalir nombres, propuestas demagógicas con financiamientos millonarios que tienen a diluir, entre canciones y gritos, la veracidad, objetividad y beneficio colectivo de sus propuestas.

Así, de cómo se haya consolidado cada organización en los territorios semiurbanos y rurales dependerá en mucho su sobrevivencia como partidos. La creatividad de sus militantes y simpatizantes, así como los recursos que puedan obtener en esas zonas influirán mucho en su éxito electoral, que en esta situación fragmentada no se vaticina arrasador para ninguna de las opciones, estando algunas de ellas ante la posibilidad de su desaparición como partidos.

MLP corre con la ventaja de que su candidata presidencial ya es conocida, y que el escogido para acompañarla también lo es, pero si la incorporación de este agrega novedad a la propuesta, el factor contestatario y hasta rebelde que hace cuatro años llevó a que un grueso sector del electorado la escogiera, su fidelidad en esta nueva elección no debe darse por segura, pudiendo las otras tres propuestas atraer ahora sus simpatías, a lo que hay que agregar toda la campaña negra que desde la ultraderecha[2] se montará en su contra.

La disputa electoral que se avecina no se asemeja en nada a las dos anteriores. En esta la ultraderecha llegará mucho más cohesionada en el discurso y el manejo ilegal e ilegítimo de todo el poder público, con mínimos matices en su propuesta política, fragmentada apenas a causa de los intereses espurios de cada grupo, los que no entran en total conflicto cuando de repartirse el erario público se refiera.

Lamentablemente es notorio que las cinco organizaciones políticas aquí mencionadas no trabajan bajo el supuesto de que la actual coyuntura electoral es crucial para el futuro del país, sus dirigentes y candidatos parecen apostar a que en próximas elecciones, sea saltando de partido en partido o vegetando en sus propias organizaciones, en algún momento, como sucedió con Alejandro Giammattei y pretende Sandra Torres, lograrán el voto mayoritario para hacer gobierno.

No llegan a aceptar que al imponerse en un tercer período la dictadura corporativa de la ultraderecha empresarial, aliada ya indisoluble de las distintas estructuras del crimen organizado y la corrupción, su control del aparato público será total, lo que hará de los futuros procesos electorales simples remedos de libre y equitativa participación, en los que al estilo de las décadas de los años setenta y ochenta del siglo pasado impondrán a su sabor y antojo a quienes les parezcan los mejores administradores para eternizar su impunidad y acrecentar sus fortunas a costas de erario público y las millonarias remesas de los miles de guatemaltecos que a diario huyen del país.

El futuro del país está en juego en este momento, y solo una propuesta ampliamente unitaria, comprometida con impulsar cuanto antes las transformaciones fundamentales que se necesitan podría evitar que esa dictadura se enraíce. No tendremos, en el mediano plazo, otra oportunidad, pues los espacios se cerrarán cada vez más, en beneficio de la corrupción y los intereses espurios de las oligarquías y el crimen organizado, que a cada momento son más y más de los mismos.

  1. El fantasma de la no inscripción. Cuando, de distintas formas y maneras, se sugirió a algunas de las organizaciones políticas arriba mencionadas la posibilidad de proponer a Rodas como su candidato presidencial y procurar una amplia plataforma electoral multipartidaria, la respuesta inmediata fue que su inscripción sería casi imposible, y que la organización no estaba en condiciones de sufrir ese desgaste.

El ejemplo de lo sucedido con la fracasada candidatura de Thelma Aldana saltaba siempre como evidencia, sin que se hiciera una evaluación de lo que habría significado para Semilla apelar a la movilización social para defender su candidatura y, así, hacer que quien se proponía como su vicepresidente asumiera, in extremis, esa posición, con un caudal electoral ganado en la defensa de la candidata. El ejemplo de Fernando Haddad en la elección de 2014 en Brasil, es una clara muestra que la insistencia y defensa de un candidato altamente posicionado, como era el caso de Aldana en Guatemala y Lula en Brasil, puede dar un resultado electoral positivo y posicionar de manera efectiva la propuesta política de su organización.

Semilla, a diferencia del PT brasileño, prefirió despegarse de su candidata, tal y como lo había hecho meses antes con su fundador y candidato natural a la presidencia, optando porque en soledad, por su cuenta y sin movilización social ninguna, resolvieran su situación jurídica. Aún así buena parte de la votación para diputados debe atribuirse a esa candidatura abortada.

El fantasma de la no inscripción de Jordán Rodas flotará en el ambiente hasta que la misma se solicite y apruebe. El Pacto de Corruptos tiene el control absoluto de todas las instancias para, como lo hizo hace cuatro años con Aldana, impedir su inscripción. La Contraloría General de Cuentas puede negar o atrasar el finiquito; la Fundación Contra el Terrorismo presentar cualquier denuncia que el Ministerio Público, como ya nos tiene acostumbrados, raudo y veloz decretará su persecución penal, o el Tribunal Supremo Electoral puede inventar cualquier anomalía para no inscribirlo.

Sería de esperar que MLP/Codeca no actuara como Semilla hace cuatro años, dejando en el abandono a su candidato, pues es más que posible que aunque se recurra a todas las instancias judiciales, la inscripción no se produzca. La movilización social, pacífica pero activa, creativa y masiva sería la única opción para obtenerla, la que implicaría que los movilizados fueran muchos más que los militantes de la organización postulante, demandando de los candidatos y dirigentes del partido y el movimiento un liderazgo que consiga estimular a la población a apoyar esa exigencia, más aún porque el candidato vicepresidencial convoca mucho menos que el presidencial.

Es ese escenario el que las otras organizaciones no quisieron enfrentar, por lo que de la habilidad, creatividad y disposición política de candidatos y dirigentes dependería que esa negativa se transformara en el detonante de un proceso social que podría conducir a conseguir, no solo la inscripción del  candidato, sino iniciar el proceso de refundación del Estado guatemalteco, tan temido por casi todo el espectro político nacional, y la que ahora el MLP parece no tener como prioridad.

Dado lo sucedido en 2015, y la manera como Codeca se posicionó en esa crisis, en lo personal tememos que esa movilización pueda no darse, pero bien podría suceder que, como en la crisis peruana reciente, la sociedad rebase a sus dirigencias y a contracorriente de los que desean un proceso electoral aburrido y de final ya decidido, los guatemaltecos consigamos por fin salir de la modorra y apostar en construir un país para todas y todos, equitativo, con respeto absoluto a las diferencias y la libertad.

  1. El segundo turno. Partiendo del supuesto que la inscripción del candidato a vicepresidente se diera y que a pesar del fraccionamiento del electorado progresista, el MLP llegara al segundo turno, el evento conduciría a una amplia, sana y beneficiosa polarización. El o la candidata de la ultraderecha concentraría el apoyo de todas las corrientes de derecha y ultraderecha, de las iglesias y la oligarquía, de manera más ostentosa e ilegal a como lo hicieron al apoyar a Jimmy Morales (2015) y Alejandro Giammattei (2019).

Pero, imaginando que a pesar de todo ello el MLP ganase las elecciones con o sin Jordán Rodas, como candidato vicepresidencial, o lo hiciera Semilla o Winaq/URNG, aunque fuera de manera apretada como sucedió con las candidaturas progresistas en Brasil (2022) y Perú (2021), debemos estar convencidos que, a diferencia de estos dos países del sur del continente, la autoridad electoral en Guatemala no es ya, para nada, un órgano independiente y neutral. Si en épocas anteriores la mayoría de los magistrados del TSE estaban a favor del candidato preferido de las oligarquías, esta vez no hay votos disidentes que pudieran hacer en esa instancia la función de vigilantes, por lo que el fraude electoral, la negativa a entregar el poder a la dupla ganadora es más que segura, por lo que, de nuevo, solo la movilización social, pacífica pero activa, creativa y masiva podría hacer que el resultado electoral se respetara.

Esta solo se dará si, desde ya, las distintas organizaciones políticas de izquierda y     centroderecha se plantean este escenario, avanzando en imaginar formas de movilización que vayan más allá del simple protestar en las plazas en días no hábiles y que, sin recurrir a medios violentos, de manera dinámica consigan impedir que el fraude, tal y como sucedió en la elección a rector en la Universidad de San Carlos, se concretara.

Particularmente estimamos que el Pacto de Corruptos realizará algún tipo de fraude aún antes de iniciado el proceso electoral, ya sea impidiendo la inscripción y participación de candidatos «peligrosos» a sus intereses, como ya lo consiguió hace cuatro años al eliminar a Thelma Aldana de la disputa;  durante el proceso financiando desmedida y hasta ilegalmente a sus candidatos, llegando de ser posible la amenaza, encarcelamiento y hasta asesinato de aquellos que consideran que podrían afectar a sus intereses.

Por ello, además de promover de manera activa el voto y la vigilancia estrecha del proceso, es indispensable imaginar y ser creativos en la promoción de la movilización social cuando esta sea indispensable.

[1] Es de hacer notar que esta sección del Comité de Desarrollo Campesino ─Codeca─ se ha identificado como Codeca Urbana, que permite imaginar que sus luchas y demandas ya no son solo campesinas, sino también urbanas.

[2] Desde nuestra lectura de las propuestas y prácticas políticas de los partidos políticos, más allá de los cinco aquí mencionados, todos los demás responden al ideario y prácticas de la ultraderecha. Constituidos como simples franquicias electorales ─con un dueño que vende o alquila los espacios electorales─ el propósito es llegar al poder ─Ejecutivo nacional, municipal o legislativo─ para obtener beneficios económicos de manera lícita o ilícita, siéndoles lo más fácil asumir el más que trillado discurso ultraconservador, ahora aderezado con pinceladas de neoliberalismo, dentro de un marco de intolerancia, racismo, homofobia y violencia, protectores de todos los perpetradores de crímenes contra la humanidad durante las décadas del Estado terrorista.

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