Por desInformémonos
El sábado 7 de enero, a la noche, alrededor de una centena de ómnibus llegaron a la ciudad de Brasilia supuestamente para engordar el campamento bolsonarista junto al cuartel del ejército. Nadie los detuvo, empezando por la policía del gobierno del distrito federal. La llegada de ese enorme número de personas ya estaba siendo monitorado por las policías en los grupos de whatsapp bolsonaristos. El domingo 8 de enero, a partir de las 15:00 (hora de Brasilia), toda esa gente se dirigió a la Praça dos Três Poderes, desde donde ocuparon el Congreso Nacional, el Palacio del Planalto (sede de la presidencia de la república) y el Palacio del Supremo Tribunal Federal. Los tres edificios tuvieron todos los vidrios destruidos, los muebles, las puertas. Hubo intento de quemarlos, pero el sistema de protección contra incendios lo impidió. Por eso los pisos están inundados. Esas personas no fueron impedidas de entrar en los edificios. Los pocos policías presentes tuvieronASAL actitud omisa o bien simpática con las acciones.
El secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Anderson Torres, que ya fue ministro de Seguridad Pública del gobierno de Jaír Bolsonaro, está de vacaciones en Florida, donde también se encuentra el expresidente.
El actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, estaba en Araraquara, en el interior del estado de San Pablo, acompañado por varios ministros, para observar el desastre ocasionado en esta ciudad, gobernada por el Partido de los Trabajadores, por las copiosas y fuertes lluvias recientes. Desde esta ciudad, acompañó los acontecimientos de Brasilia. El único ministro que estaba en la capital es el de la Justicia, Flávio Dino, que estaba en el edificio de su ministerio desde donde podía observar lo que estaba ocurriendo.
Lula decretó la intervención federal, hasta final de enero, del Distrito Federal. Intervención civil, bajo responsabilidad del ministerio de Justicia, del área de seguridad pública. La Abogacía General de la Nación decretó la prisión del secretario de Seguridad Pública de Brasilia, que está fuera del país. El gobernador de Brasilia Ibaneis Rocha, siempre alineado con Bolsonaro, pidió disculpas al gobierno nacional por no haber protegido adecuadamente los edificios públicos. Muchos partidos aliados y del propio Partido Liberal, de Bolsonaro, se corrieron de estas acciones. El propio expresidente se ha pronunciado deslindando responsabilidades con las acciones en los predios. No es para menos: varios parlamentarios de Estados Unidos proponen repudiar su presencia en Orlando. A esa altura muchos mandatarios extranjeros se pronunciaron contra los intentos de golpe. Y los grandes medios de comunicación se pronunciaban contra los invasores, llamándolos “terroristas” y “radicales bolsonaristas”.
A partir de las 19:00 la policía militar de Brasilia, la Policía Federal y la Fuerza Nacional expulsaron a los invasores y detuvieron 300 (hasta las 22:30) personas que están siendo llevadas a la sede de la Policía Civil. 40 de los ómnibus que llevaron los invasores a Brasilia también fueron llevados a la sede de la policía. Los edificios han quedado destruidos y muchas obras de arte fueron robadas o destruidas.
Corre el rumor de que la intención de los bolsonaristas que patrocinaron la acción era provocar un estado de caos que obligase al presidente Lula a activar un procedimiento legal llamado Garantía de la Ley y el Orden (GLO), que permite a las fuerzas armadas asumir el control de la seguridad interna, como un escalón para un golpe. Eso sería una declaración de incompetencia del presidente. En todo caso, el gobierno nacional actuó rápidamente con la intervención federal de Brasilia. Las fuerzas armadas quedaron expectantes, sin tomar ninguna iniciativa. El intento no levantó vuelo, y todos quieren despegarse rápidamente de los acontecimientos de hoy.
Lula volvió a Brasilia con su esposa y está recorriendo el Palacio del Planalto junto con la presidenta del Supremo Tribunal Federal, Rosa Weber. El gobierno salió de la jornada de hoy más fortalecido, ya que la situación obligó a todos sus adversarios a posicionarse. Sus partidarios preparan manifestaciones para mañana “en defensa de la democracia” con consignas que exigen que no haya amnistía para Bolsonaro ni para la “máquina” por él creada. El bolsonarismo es una bomba difícil de desmontar. Gran parte de los invasores volvió al campamento que mantienen frente al cuartel del ejército en Brasilia. Y los militares posicionaron vehículos blindados para impedir el ingreso de la policía militar que iba a desmontar tal campamento, de donde partieron los invasores.
En el levantamiento de datos sobre la jornada, hubo por lo menos dos bloqueos de carreteras: en el estado de Santa Catarina, en el sur del país; y en Mato Grosso, entre los municipios de Sonriso y Rondonópolis, en el corazón del agronegocio de la soja. Muchos intentos de manifestaciones de bolsonaristas en varios estados. Por la noche, bloquearon la entrada de la refinería de Araucaria, en el estado de Paraná, con la intención de cortar el suministro de combustible. La policía militar del estado y la policía de carreteras consiguieron disuadir a los manifestantes en un diálogo amistoso.
Alexandre de Moraes, juez del Supremo Tribunal Federal, destituyó al gobernador de Brasilia.
Publicado originalmente por desInformémonos