Por Santiago Botón / teleSur
En Guatemala más de 140 familias Maya Q’anjob’al, desplazadas de manera forzada durante la represión militar en la década de los años 80, junto a otras familias refugiadas en ejidos del estado de Chiapas, México, cruzaron cuarenta años después la línea divisoria hacia Guatemala la madrugada del 20 de abril 2022, para ocupar las tierras que un día formaron parte de la comunidad Qumatz en el municipio de Barillas, Huehuetenango, a unos 370 kilómetros de la ciudad capital. Qumatz fue convertido en cenizas por el ejército durante la etapa de aplicación del genocidio.
En marzo de 2021 Los integrantes de la Asociación de Sobrevivientes por la Paz de la aldea Qumatz, reivindican su derecho a la tierra que les pertenece y que les fue arrebatada después de que sus padres y abuelos fueron asesinados en el lugar. Exigen a las autoridades retomar la institucionalidad de la paz y valorar la documentación que poseen y que los acredita como propietarios de esas tierras.
El ejército de Guatemala atacó la comunidad de Qumatz, durante la tierra arrasada en el año 82. Posteriormente la comunidad fue destinada para potreros de ganado en donde permanecen varios cementerios clandestinos, según relatan sobrevivientes. El pueblo Q’anjob’al fue objetivo militar durante la dictadura de Fernando Romeo Lucas García, Efraín Ríos Montt y los regímenes militares siguientes, los planes de campaña militar Victoria 82, Firmeza 83 y Operación Sofía dan cuenta de ello, incluyeron al pueblo Maya Ixil y al pueblo Q’anjob’al.
Algunos sobrevivientes se refugiaron en los ejidos de Chiapas, México, otros en las comunidades circunvecinas; entre ellos, se encuentra un sobreviviente que guarda parte de los documentos que ofrecen como prueba de los propietarios legítimos de las tierras que ahora reclaman.
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En el transcurso de la mañana, un contingente del ejército destacado en el centro del municipio de Barillas, haciendo uso de gorros pasamontañas, agentes de la Policía Nacional Civil PNC y varios hombres particulares fuertemente armados, escoltaban a un individuo quien, llegó a advertirles a las familias que él tiene ganado en el potrero que ocuparon. Además, a los militares los transportaron en vehículos particulares tipo Picop y camionetas agrícolas marca Landcruiser. En un operativo que tomó por sorpresa a las familias retornadas, pues no portaban una orden de juez que explicara el motivo de movilizarse hasta ese lugar en apoyo de esta persona.