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Créditos: La USAC recordó, la vida de cuatro mártires mujeres y hombre y entregó un reconocimiento a las familias de los estudiantes y profesionales universitarias asesinados y detenidos desaparecidos durante la guerra interna en Guatemala. Febrero, 2022. Foto: Juan Rosales.
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Prensa Comunitaria

A tres días de la conmemoración del Día Nacional de la Dignificación de las Víctimas del Conflicto Armado Interno, la Universidad de San Carlos (USAC) recordó, este martes 22 de febrero, la vida de Myrna Mack Chang, Sergio Saúl Linares Morales, Rubén Amílcar Farfán y Julio César del Valle Cóbar, y entregó un reconocimiento a las familias de los estudiantes y profesionales universitarias asesinados y detenidos desaparecidos durante la guerra interna en Guatemala.

Con un minuto de silencio a la memoria de algunas de las mujeres y hombres mártires de la USAC inició la “Ceremonia de Colocación del Clavel de los Héroes y Mártires Universitarios”.

El doctor Víctor Hugo Hernández Anzueto, realizó una semblanza de la antropóloga Myrma Mack Chang. Hernández Anzueto recordó que “la Chata Mack”, como le llamaban algunas personas amigas, tuvo un acercamiento con la realidad de salud, económica y social de algunas comunidades rurales de Huehuetenango, cuando cursó la secundaría en el colegio Monte María, bajo la influencia de la comunidad religiosa Maryknoll.

Después de graduarse de maestra de educación primaria y estudiar en la Escuela de Servicio Social, que en esa apoca pertenecía al seguro social; tuvo una activa participación en el movimiento estudiantil de la USAC y a finales de la década de 1970 viajó a Inglaterra para realizar un posgrado en Antropología Social. Su trabajo con comunidades rurales, agregó Hernández, la pusieron en la mira del “enemigo histórico de la democracia”.

Por su trabajo con población desplazada por el conflicto armado y por las investigaciones realizadas sobre el tema, fue asesinada de 27 puñaladas, el 11 de septiembre de 1990, por un grupo del Estado Mayor de la Presidencia.

Por su parte, Manolo Mendoza Farfán, sobrino de Rubén Amílcar Farfán, lo recordó en su intervención por su “esfuerzo, dedicación y valentía, en la lucha de buscar justicia. De ver una Guatemala digna”.

Rubén Amílcar, originario del departamento de Jutiapa, se trasladó a la ciudad capital, en donde trabajó de día y estudió de noche. Trabajó en la Dirección General de Caminos y formó parte de sindicato de esa institución. En 1978 es capturado y desde ese momento las fuerzas de seguridad del Estado lo empezaron a fichar, dijo Manolo Mendoza.

Posteriormente ingresó a la USAC, como estudiante de la carrera de literatura de la facultad de Humanidades. Se desempeñó como corrector de libros en la Editorial Universitaria. Se integró al sindicato de trabajadores de la Universidad, también fue parte de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU). Fue capturado el 15 de mayo de 1984. En 1999 con la presentación pública del Diario Militar, un documento de inteligencia del Ejército de Guatemala, sus familiares conocieron el lugar y fecha exactos de su detención.

A 38 años de su desaparición forzada, la Fiscalía de Derechos Humanos del Ministerio Público (MP) inició un proceso penal en contra de exmilitares y expolicías, acusados de perpetrar operaciones ilegales, capturar, torturar, asesinar y desaparecer a 183 personas, que aparecen registradas en el Diario Militar, que eran consideradas “enemigo interno”.

Por su parte, Ruth del Valle Cóbar, recordó a su hermano mayor Julio César. En palabras de su hermana fue estudiante de la carrera de economía, y, aún sin cumplir los 23 años, fue secuestrado el 22 de marzo de 1980. Esa misma noche, dijo Ruth, apareció torturado y asesinado. El Ejército Secreto Anticomunista se adjudicó el asesinato de Julio César y de dos compañeros más, como respuesta, al asesinato del coronel Máximo Zepeda Gómez.

Junto a los tres cuerpos los perpetradores dejaron una manta con el mensaje: “Así morirán todos los del PGT”. Además, continuó Ruth Del Valle, “en esa época era imposible realizar gestiones judiciales para que se investigara el hecho. Por eso no presentamos nunca, ninguna demanda”.

“El acta de la necropsia, ni siquiera detallaba las torturas que habían sufrido”, dijo Del Valle.

La actividad concluyó con la intervención Ruth, la hermana de Sergio Saúl Linares, quien recordó su infancia junto a él, y los momentos que compartieron. También recordó el día que los desaparecieron. “La casa estaba desecha. Mi mamá era la única que vivía con él. Le habían pegado a mí mamá, le habían dado por toda la cara”.

La última vez que lo vio, dice su hermana, fue cuando le dijo: “adiós, Ruti”. “Nunca más lo volvía a ver (…) Lo vi hasta que no lo entregaron en una bolsa… solo eran algunos huesos. Eso nos entregaron”, dijo.

La Fundación de Antropología Forense de Guatemala identificó a Sergio Saúl linares junto a Amancio Samuel Villatoro y exhumó sus osamentas en el antiguo destacamento militar de San Juan Comalapa, Chimaltenango. Ambos aparecen en el Diario Militar.

El “Día nacional de la dignificación de las víctimas del conflicto armado interno” se instituyó como una recomendación del informe Guatemala: Memoria del Silencio, de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, para honrar a hombres y mujeres sobrevivientes y para dignificar la memoria de las personas masacradas, ejecutadas y desaparecidas por el Ejército por la política ejercida desde el Estado de Guatemala. La conmemoración fue aprobada por el Congreso de la República en 2004.

La actividad se realizó en un memorial que se inauguró en 2020, para recordar a 775 estudiantes universitarios que fueron asesinados o desaparecidos durante la guerra por el Estado de Guatemala.

 

Conmemoran el Día de la Dignificación de los y las Mártires de la USAC

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