Comunidades de Yichk´isis gestionan sus propios proyectos ante el abandono del Estado

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Créditos: Comunitarios
Tiempo de lectura: 5 minutos

Por Francisco Simón Francisco

Las ocho comunidades y tres caseríos que integran la microrregión de Yichk´isis se organizaron en tiempos de pandemia para gestionar y construir sus propios proyectos de desarrollo ante la exclusión del gobierno central y municipal para atender sus demandas y necesidades de infraestructura.

En marzo de 2020, con la llegada de la COVID-19 en Guatemala, los dirigentes de esta microrregión se organizaron en grupos cantonales para garantizarse la salud comunitaria y la reconstrucción de carreteras, para el traslado de sus productos de consumo diario o atención de salud en casos de emergencia. Esta organización social surgió ante la negativa del alcalde municipal de atender las necesidades de la población en los primeros meses de pandemia.

Según los comunitarios de la aldea Pojom, el Comité de Carretera Comunitario ha presentado en varias ocasiones solicitudes de proyectos comunitarios ante la municipalidad de San Mateo Ixtatán, sin embargo, nunca fueron atendidos. Fue por esa razón que, junto a las comunidades de Yichk´isis, Bella Linda y Yulch´en Frontera se organizaron para construir carreteras con recursos propios, con mano de obra comunitaria.

Según el Comité de Pojom,  trabajan 48 vehículos de comerciantes locales para hacer diferentes funciones, entre cargar arena, piedras y aportar bolsas de cemento para la pavimentación de caminos. Trabajan cada sábado y cuentan con la mano de obra comunitaria de 200 personas. Los mismos comerciantes los gastos que implica realizar este tipo de trabajo.

A este contexto de exclusión y abandono del gobierno central y municipal, se suman los efectos criminalización en contra de la población de Yichk´isis, por oponerse a la imposición de tres hidroeléctricas de la empresa Energía y Renovación, S.A., desde su llegada al territorio en 2011.

En 2011, la Municipalidad de San Mateo Ixtatán autorizó las licencias para el funcionamiento de las tres hidroeléctricas y la empresa se comprometió a mejorar las condiciones de vida de las poblaciones, tanto en infraestructura de escuelas y salud, compra de medicamentos y jornadas medicas constantes, el mantenimiento y el mejoramiento para la carretera pavimentada y otras ayudas para las personas, pero la ayuda llegó únicamente a las personas que mostraron una postura a favor de las hidroeléctricas.

La empresa apoyó con víveres, proyectos de escuela y jornadas médicas únicamente a las comunidades que se consideraron simpatizantes de sus proyectos, aunque estas no formaban parte del área donde el proyecto se desarrollaría.

Por esta razón la población de Yichk´isis sigue buscando, por sus propios medios, los recursos para satisfacer sus necesidades de salud, educación y proyectos de infraestructura y construcción de carreteras, porque no existe la presencia del Estado en estos lugares para atender las demandas de la población. En 2014 apareció el gobierno, pero con fuerzas de seguridad para proteger los intereses transnacionales.

En ese periodo se instaló un destacamento militar y una subestación de la Policía Nacional Civil (PNC) en el terreno de la empresa Energía y Renovación, S.A para cuidar las instalaciones de construcción y agredir/detener a quienes son considerados opositores a las hidroeléctricas.

Según algunos comunitarios, desde 2011, fueron abandonados por el gobierno central y municipal por su oposición a la construcción de hidroeléctricas sobre los ríos Yalwitz, Negro y Pojom sin previa información ni consulta con la población.

La empresa al llegar a la microrregión encontró comunidades de oposición y para evitar el rechazo a sus proyectos comenzó a cooptar a un reducido grupo de personas a su favor para criminalizar a los que consideraban enemigos del desarrollo, es decir a las comunidades que integran actualmente la Resistencia Pacífica de Yichk´isis.

A pesar de eso, los pobladores han fortalecido sus formas de organización comunitaria tradicional para mejorar sus propios caminos, principalmente los que permiten el acceso al municipio, a las zonas fronterizas con México y el acceso a los cultivos de cardamomo, café, maíz y frijol, porque la municipalidad no atiende las solicitudes, sino que promueve que la empresa defina a quiénes se beneficia con proyectos, a quiénes se les atienden las necesidades y a quiénes no.

Las autoridades comunitarias y dirigentes de la microrregión se encargan en la cotidianidad de gestionar las necesidades de las comunidades; la ausencia del Estado la suplen sin ningún apoyo y encima de eso tienen que lidiar con agresiones por parte de la empresa y la municipalidad, desde órdenes de captura, difamación, agresiones y asesinatos.

“El alcalde municipal no atiende nuestras peticiones, hemos presentado varias solicitudes para proyectos de educación, construcción de puentes y ampliación de carreteras, pero hasta la fecha no hemos sido atendidos,” manifestó Lucas Jorge de la autoridad regional de Yichk´isis.

“Nos indican que primero tenemos que aceptar que estamos de acuerdo con la construcción de hidroeléctricas, de lo contrario no hay proyectos para las comunidades”, agregó.

Las lógicas de la ayuda diferenciada junto con el control policíaco diferenciado son dos mecanismos de presión que la empresa ejerce en la comunidad, además de las amenazas, las agresiones físicas directas que han llegado incluso a terminar con la vida de personas. Estas se traducen en el otorgamiento de soborno y ayuda de todo tipo a los familiares de quienes apoyan a la empresa para acusar, difamar y cuestionar el papel que juegan las autoridades en resistencia.

En Guatemala, existe un Estado débil que, además de no garantizar el bien común para la sociedad criminaliza, excluye y condiciona oportunidades y derechos para algunos sectores de la población que habitan en áreas rurales.

Han pasado 10 años desde la llegada de la empresa Energía y Renovación S.A al territorio de Yichk´isis, sin embargo el escenario de vida para los pobladores de la microrregión se debate entre la división comunitaria y la persecución penal, con discursos excluyentes que manejan las empresas para instalar sus proyectos, y únicamente refleja el aparente interés de un desarrollo económico en las comunidades donde se instalan, además de ser un discurso preocupante a nivel demográfico y cultural ya que rompen la relación ancestral de las comunidades con los elementos del territorio, basado en la ideología de la superioridad neoliberal de mercado, explotación e imposición.

Lo más paradójico de la noción de desarrollo que pretende vender la empresa a las comunidades, es que se quiere realizar a costa de los intereses de los pueblos, que no toman en cuenta sus mecanismos de consulta y que rechazan la postura auténtica de las comunidades como actores clave para decir.

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