Por Amílcar Morales
Durante los primeros días de la segunda semana de septiembre, Gabriel Xitimul, director del Hospital Nacional de Chiquimula “Carlos Manuel Arana Osorio”, anunció que el área destinada a pacientes con COVID-19 ha colapsado y ante esa emergencia no podrán recibir a más personas.
El colapso de esa área no fue únicamente por el espacio físico o el número de camas disponibles, también se debe a la escases de medicamentos para la atención de pacientes que, además de COVID-19, tienen en su historial médico otras enfermedades. El director narró que si alguna persona es diabética se hace necesario administrarle antibióticos, antivirales y al menos diez medicamentos, que además de tener precios elevados, normalmente no cuentan con ellos.
En palabras de Xitumul, “da mucha pena ver a tantas personas llorando y no atender a más gente, porque ya no cuentas con espacios y no es de humanos ver a un paciente en el suelo”.
En ese contexto, la única opción fue remitir a los pacientes a otros centros asistenciales del área, señaló. El hospital de Zacapa fue la referencia más cercana con la que contaban, pero este 8 de septiembre el director del Hospital Regional de Zacapa, Guillermo Villatoro, anunció que tampoco tenían camas disponibles.
Según la comunicación oficial, durante la primera y segunda semana, los pacientes severos y en estado crítico aumentaron provocando el colapso del área que ese hospital destinó a la COVID-19.
En las últimas semanas se han registrado casos de coronavirus en las comunidades del municipio de Jocotán, como no había ocurrido el año pasado durante la primera y segunda ola de contagios.
La enfermera Mirna Elizabeth Ochoa Guerra informó que el municipio se encuentra en alerta roja, según el sistema de semáforo. Los casos que se han registrados hasta la fecha son 106 y fueron detectados a través de las pruebas rápidas. Pese al dato, dice la enfermera, el número de personas con COVID-19 puede ser mayor, porque muchas personas no acuden a realizarse la prueba.
Los contagios, según Ochoa Guerra, del centro de salud de Jocotán, se están extendiendo en el área rural. El descuido de las personas, que no usan la mascarilla, no guardan el distanciamiento físico y la falta de aplicación de alcohol en gel, son algunas de las causas que desde la perspectiva médica empeoran la situación en este municipio del oriente del país.
La movilidad de personas que tienen que salir a trabajar o por otras razones, también ha impactado en el aumento de casos de COVID-19. La experiencia en el centro de salud, permite a la enfermera Ochoa agregar que muchas personas que utilizan el transporte colectivo lo hacen sin las medidas de seguridad para prevenir los contagios.
El crecimiento de los contagios en las comunidades, cuenta Ochoa, se ha dado a partir de la falta de utilización de la mascarilla de personas de las comunidades que llegan a la localidad en picops y que mantienen reuniones con amigos sin ninguna medida, ocasionando incremento de casos.
Ante el incremento de contagios, que no se había experimentado en esta parte del país, se habilitó un espacio en el Centro de Atención Permanente (CAP), para atender a pacientes con coronavirus, ubicado en Tierra Blanca, aldea los Vados, porque el Hospital Nacional de Chiquimula está saturado y carecen de la capacidad para recibir y atender a más pacientes.
Al mismo tiempo que los casos van en aumento, el personal del área de salud continúa con la jornada de vacunación, tanto en el área urbana como en los puestos de salud. A diferencia de los centros urbanos, donde hay más concentración de población, en Jocotán, la vacunación para las personas de las comunidades ya está abierta para quienes tengan de18 años en adelante.
Según Ochoa, el nivel de personas que acuden a vacunarse ha sido bajo. La forma que han encontrado para informar a la población, ha sido a través de reuniones con líderes comunales, con el fin de que apoyen en la difusión de las medidas sanitarias para evitar los contagios, y sobre la importancia de la vacunación.
Guatemala atraviesa la tercera ola de COVID-19 con los hospitales saturados, en muchos casos desabastecidos, con el personal médico exhausto, sin vacunas y con un plan de vacunación que no ha podido responder a la situación. El presidente desde el inicio de la pandemia ha enviado mensajes confusos, incluso, relativizando el efecto del coronavirus al catalogarlo como una “gripona”.