Por Tim May (Universidad de Durham, Reino Unido) Y Colectivo Comunidad Tz’unun Ya’ Mayo 2021
Durante varios años, las comunidades Indígenas que habitan en la cuenca del Lago Atitlán se han opuesto al megaproyecto de aguas residuales conocido como el “megacolector”, impulsado principalmente por la ONG ambiental AALA (Asociación Amigos del Lago de Atitlán). En septiembre de 2019, líderes comunitarios de San Pedro la Laguna/Tz’unun Ya’ presentaron un amparo en contra del megacolector ante la Corte de Constitucionalidad de Guatemala, argumentando que se violaba su derecho a la consulta previa garantizado por el Convenio 169 de la OIT (Ramírez, 2019).
Algunos analistas sugieren que este conflicto social es el resultado de percepciones contrastantes sobre lo que es el megacolector, ya que la AALA presenta el megacolector como la salvación ambiental del lago, mientras el entendimiento de las comunidades Indígenas es que se trata de un proyecto extractivista que pretende privatizar las aguas del lago en beneficio de las élites.[1] Sin embargo, la oposición Indígena no solo está motivada por su comprensión de lo que hará el megacolector, sino también por las acciones que AALA ha desarrollado hasta la fecha y las estrategias coloniales que han acompañado su avance. En otras palabras, la oposición Indígena no solo está reaccionando a una posibilidad hipotética, sino también a una experiencia colonial concreta.
El megacolector es una solución inapropiada para el problema de la contaminación del Lago Atitlán por muchas razones, pero este artículo no pretende abordarlas, pues ya otros autores lo han hecho.[2] En cambio, arrojaré luz sobre el comportamiento colonial de AALA, ya que un análisis sistemático de esto no se encuentra en los relatos existentes del conflicto del megacolector. Este contexto es crítico, porque sin él AALA puede continuar replicando una narrativa colonial común en Guatemala, como que las comunidades Indígenas se están oponiendo “reactivamente” al megacolector debido a la “desinformación” de que son objeto. En este artículo pretendo disipar esta narrativa al delinear las formas en que AALA ha engendrado un movimiento de oposición a través de sus propias acciones coloniales.
En 2018 pasé nueve meses en la comunidad de San Pedro realizando un trabajo de campo etnográfico para mi investigación de doctorado sobre el conflicto del megacolector.[3] Participé en muchos eventos comunitarios diferentes y entrevisté a 145 personas de ambos lados del conflicto (Cocodes, miembros de la sociedad civil, líderes comunitarios, científicos, empleados de MARN, AMSCLAE y de varias ONG locales). Entrevisté también a siete empleados de AALA, incluida la directora ejecutiva, el gerente de proyectos, la coordinadora de campaña de comunicación del megacolector y promotores Indígenas. A través de esta experiencia de investigación, llegué a comprender las estrategias coloniales que utiliza AALA para imponer el megacolector en las comunidades Indígenas.
En este artículo utilizaré los resultados de mi investigación para exponer la realidad colonialista del megacolector, y que permanece oculta a la vista del público. Comenzaré brindando una descripción general del proyecto de construir un megacolector y el reciente cambio de identidad y de marca por parte de AALA. Luego indagaré en la posibilidad de que el megacolector sea una herramienta de agroextractivismo. El resto del artículo esbozará las cinco tácticas coloniales que identifiqué a través de mi investigación: “gaslighting”, denigración, cooptación, folklorización y manipulación.
El Megacolector
La idea del megacolector surgió como resultado de la incipiente degradación ambiental del Lago Atitlán y la creciente frecuencia de florecimientos de cianobacteria. En 2013, ingenieros de ERIS[4], junto con el ingeniero civil Stuart Oakley (de la Universidad de Chico, California) y sus estudiantes desarrollaron planes para construir un megacolector basados en un proyecto similar en Lake Tahoe (EE. UU.). Su idea básica es evitar que las aguas residuales de las comunidades ingresen al lago, exportándolas fuera de la cuenca. Para lograr este objetivo, el megacolector requiere la implementación de dos elementos principales: la construcción de sistemas de alcantarillado dentro la cuenca del lago, y una tubería grande que conectaría todos estos sistemas formando una sola red de drenaje sanitario para todo el territorio (ver Mapa 1). Esta gran red de tubos está diseña para drenar al sureste de la cuenca por el pueblo de San Lucas Tolimán, desde donde las aguas residuales serían bombeadas a una planta de tratamiento en la finca San Julián propiedad de la USAC (Universidad de San Carlos) (AALA, 2018a).
Mapa 1: Plano del Colector en la Cuenca del Lago Atitlán
El costo del megacolector se estima en US $215.6 millones,[5] y según su sitio web, se espera que al estar construido tenga una vida útil de al menos 25 años. Pero aunque el gobierno ya dio su visto bueno para la solicitud de préstamos bancarios internacionales (Gordillo, 2018), todavía existe una especulación considerable sobre cómo se financiaría el proyecto. No obstante, AALA afirma que el megacolector será económicamente autosuficiente y generará ingresos a través de tres medios principales[6]:
- El metano producido en el proceso de tratamiento se vendería como biogás.
- Tres pequeñas hidroeléctricas generarían electricidad vendible.
- Las aguas residuales ricas en nutrientes se venderían como fertilizante líquido a la agroindustria de la boca costa y costa sur, donde se estima que podría sustentar la producción de 5,000 hectáreas.
El proyecto del megacolector fue inicialmente impulsado principalmente por AMSCLAE[7] en su llamado “Plan Maestro” y “Plan de Rescate” para el lago, y fue promovido agresivamente en las comunidades Indígenas del lago en 2014/2015 bajo la dirección de Iván Azurdia (director ejecutivo de AMSCLAE en ese momento). Debido a la recepción hostil de las comunidades Indígenas a las agresivas tácticas promocionales de AMSCLAE, el proyecto se detuvo. Sin embargo, fue revivido públicamente a fines de 2017, esta vez bajo la única dirección de AALA, que ha intentado disipar sus connotaciones negativas con un cambio de estrategia en la campaña de promoción. El aspecto principal de este cambio de estrategia consiste en enfatizar que el proyecto del megacolector es solo una “propuesta”, cuando en realidad, como mostraré en este artículo, AALA solo utiliza esta retórica de inclusividad para maquillar que en realidad impone el megacolector como la única solución.
El otro aspecto clave del cambio de estrategia es el intento de AALA de restarle protagonismo al megacolector como un proyecto de intervención ambiental único, lo que se ha logrado al sumergirlo dentro de un concepto más amplio y abstracto de bienestar, que identifican con el eslogan “ni una gota más de agua sucia al lago”. AALA presenta “ni una gota más” como un objetivo global que incluye el mejoramiento de la calidad del agua y de la calidad de vida de los habitantes de la cuenca, buscando con ello que el megacolector sea menos visible y al mismo tiempo más difícil de generar oposición por razones morales. De hecho, AALA gestiona varios títulos para el megacolector simultáneamente. Su sitio web, por ejemplo, no hace ninguna referencia a “ni una gota más”, sino que ahí utilizan otro eslogan: “Agua Limpia Ya”. Esta parece ser una estrategia deliberadamente indefinida, para que sea más difícil oponerse directamente al megacolector.
¿Agroextractivismo?
Las comunidades Indígenas se oponen al megacolector principalmente porque lo perciben como un intento de agroextractivismo disfrazado de medida ambiental. Esta percepción se basa en dos factores principales y, más específicamente, en la interrelación de ambos:
- Los intereses que representa AALA.
- La venta de aguas residuales a través del megacolector a los finqueros de la costa sur.
Para comprender las preocupaciones de las comunidades Indígenas, es necesario examinar con exactitud quiénes son AALA.
AALA es una ONG ambiental fundada en 1990 por un grupo de “chaleteros” (élite de extranjeros y guatemaltecos que tienen casas de vacaciones en las orillas del lago). Además de promover el megacolector, la asociación ha participado en varios proyectos, como educación ambiental, programas de reforestación, reciclaje e investigación científica. AALA está dirigida principalmente por redes familiares miembros de la histórica oligarquía del país, y se financia en parte a través de las donaciones de sus miembros, muchos de los cuales se encuentran entre los empresarios más ricos de Guatemala. Algunas de las corporaciones donantes incluyen Pollo Campero, Cementos Progreso, Agua Pura Salvavidas, Supercola y la agroindustria Pantaleón S.A. (Aviña Escot, 2020). De modo que AALA es una asociación de las élites acaudaladas, ya que a pesar de describirse a sí misma como una “sociedad civil de amigos y vecinos”, sus altas cuotas anuales de membresía excluyen automáticamente a la mayoría de los residentes Indígenas del lago.
El respaldo corporativo de AALA no es fuera de lo corriente. Las corporaciones a menudo buscan mejorar su imagen a través de iniciativas de “greenwashing” o “ecoblanqueo” de responsabilidad social corporativa (RSE). El objetivo principal del “greenwashing” es que una corporación publicite sus contribuciones pro-ecológicas, sin embargo, en el caso de AALA, poca información está disponible al público sobre cuáles son y cómo funcionan sus enlaces corporativos. Esta falta de transparencia sugiere que las intenciones de las corporaciones donantes pueden no ser totalmente filantrópicas. De hecho, un empleado de AALA me admitió que esa asociación minimiza intencionalmente sus conexiones corporativas, y esta táctica habla de la situación ambivalente en que AALA está atrapada. Por un lado, AALA depende de las donaciones financieras de las élites empresariales para subsistir, y por el otro, esta relación le resta legitimidad y confiabilidad a su trabajo ante las comunidades Indígenas. Destacar sus conexiones corporativas no beneficiaría a AALA, pero tampoco los esfuerzos por ocultarlas, ya que esta falta de transparencia despierta más que amaina las sospechas.
Dados los altos niveles de corrupción que imperan a todo nivel en Guatemala, y el contexto de escándalos recientes como el del “Agua Mágica” que derrocó a Roxana Baldetti en 2016 (Pernas, 2018), AALA debió cuidarse de ser transparente con respecto a sus vínculos corporativos. Sin embargo, la venta de aguas residuales a los finqueros de la costa sur, que constituye un aspecto fundamental del megacolector, no se menciona en ninguna parte del sitio web de AALA. Esto es preocupante debido a que las elites que están impulsando ese proyecto a través de AALA, son las mismas que se beneficiarían con la venta de las aguas residuales. Con razón entonces las comunidades Indígenas del lago creen que el megacolector está motivado por la ambición de lucro. Temen que los finqueros codician algo más que aguas residuales, y que usarán el megacolector para extraer también el agua del lago, privatizándola efectivamente para sus fincas.
Los Cocodes de San Pedro han analizado con detalle cómo esto podría ocurrir, y sus ideas se exponen en un artículo reciente titulado “El Proyecto Silencioso de Privatización del Lago Atitlán”. Se argumenta la probabilidad de que la privatización del lago siga el modelo francés de privatización, según el cual el Estado retiene una participación del 51%, para darle apariencia de asociación público-privada. Asumen que el gobierno financiaría la construcción del megacolector con préstamos externos de bancos como BCIE (Banco Centroamericano de Integración Económica), el cual ya ha mostrado interés en financiar el proyecto (AGN, 2018; Gordillo, 2018).
…lo que buscan realmente es controlar la gestión del agua y reservarse su uso para hidroeléctricas, riego de agroindustria; incluso el agua será fundamental en un futuro mediano para la industrialización de la costa sur contemplado en el proyecto Katún 2032. Por ello están preparando todo el andamiaje necesario y los cambios estructurales para este proceso de largo plazo.
COCODES San Pedro la Laguna (2019, p.5)
Como afirma el informe, los sampedranos sospechan que el megacolector está planeado para redistribuir recursos hídricos hacia la costa sur, con el fin de asegurar el suministro de agua para los finqueros a largo plazo, ya que la agroindustria requiere grandes cantidades de agua para los cultivos de caña de azúcar, banano, café y palma africana. Además, es previsible que en el futuro esta demanda de agua se agudice por el cambio climático y la creciente probabilidad de escasez. Por dichas razones, en algunas regiones del país los finqueros han desviado ríos y extraído el agua subterránea, dejando a las comunidades desafortunadas sin acceso al agua.[8] Alrededor del lago Atitlán, en 2016, se descubrió que una finca de café de San Lucas Tolimán llevaba muchos años extrayendo el agua del lago a través de un tubo (Julajuj, 2017), demostrando cómo una expropiación extractiva ilegal de agua puede ocurrir en la práctica sin el consentimiento de la comunidad.
Las Estrategias Colonialistas de AALA
1. “Gaslighting”
A pesar de la bien conocida corrupción e impunidad que impera en Guatemala, que le resta confiabilidad a cualquier propuesta, venga ésta del sector público o privado, AALA espera que las comunidades Indígenas confíen en la participación de los finqueros en este caso, abandonen su comprensión de cómo se sabe que funcionan y olviden su historia de expropiación. Sin embargo, para lograrlo AALA no brinda ninguna garantía o evidencia de sus buenas intenciones, y cuando planteé este asunto en mis entrevistas, AALA argumentó que los finqueros que los patrocinan no necesitan el agua del lago, que su interés real en el megacolector es únicamente el de mejorar su imagen pública, y que solo querrían comprar aguas residuales para demostrar públicamente su compromiso patriótico para salvar el lago. Sin embargo, esta defensa es defectuosa por el hecho de que si esto fuera cierto, se publicitaría la participación de los finqueros en la construcción del megacolector, pero como expliqué anteriormente, lejos de hacerlo AALA la oculta activamente.
Aunque los temores de los sampedranos sobre el megacolector están justificados, AALA presenta la oposición Indígena como alarmista e irracional a través de lo que sugiero es una estrategia de “gaslighting”, es decir “una forma de abuso psicológico con la intención de hacer que alguien dude de su propia percepción de la realidad” (Porzucki, 2016). En el caso del megacolector, AALA está tratando de engañar a las comunidades Indígenas para que acepten una realidad deformada, la cual sugiere que en Guatemala tanto los megaproyectos como los finqueros que los patrocinan y se benefician de ellos son confiables. La evidencia de esta estrategia se puede distinguir en la insistencia de AALA de que la preocupación acerca de las verdaderas intenciones de los finqueros, y la oposición reactiva a todo lo que de ellos proviene, son producto de la “desinformación”. Tomemos por ejemplo una conferencia de prensa del 14 de marzo de 2019, que los líderes comunitarios de San Pedro organizaron en la Capital para protestar contra el proyecto del megacolector (Aguilar, 2019). Al concluir la misma, los periodistas se acercaron a Chesley Smith (el presidente de AALA en ese momento) para escuchar sus comentarios, pero en lugar de abordar las preocupaciones específicas discutidas por los sampedranos en la conferencia, respondió con condescendencia:
“Tristemente, entiendo la punta (sic) de vista de ellos, creo, desafortunadamente que hay muy mala información”
Debido a su poderosa red de contactos, AALA tiene mayor acceso a los medios de comunicación que los sampedranos y por ello pueden monopolizar su versión de los hechos como la única “verdad” sobre el megacolector. Cuando los sampedranos intentaron romper este monopolio con su propia conferencia de prensa, fueron interrumpidos por un miembro de AALA que intentó callarlos y gritó con arrogancia para imponer la narrativa de AALA. Sus expresiones mostraron racismo y de una ignorancia ilustrada, rechazaron todos los conocimientos de los pueblos que no logran entender. Niegan la realidad de la dual gestión comunitaria del lago y las formas de organización propia por estar al margen de la institucionalidad.
La fuerza con la que AALA afirma públicamente que el megacolector es la solución objetiva a la contaminación del lago constituye un argumento poderoso. De hecho, podría haberme convencido yo mismo si no hubiera entrevistado a otras partes interesadas importantes en el conflicto. Sin embargo, cuando lo hice, la estrategia de AALA de “gaslighting” salió a la luz, ya que estas personas confirmaron la validez de los temores de sampedranos de que el megacolector podría ser una medida de expropiación de agua:
“Como alguien que lo sabe un poco, no puedo asegurarles que no. Quizás pueda suceder.”
Empleado de MARN
“…pues ahora a mí me llama la atención te digo la verdad ¿Por qué la insistencia? Por eso da dudas”
Director de una ONG ambiental
“No tenemos todas las cartas sobre la mesa, no sabemos si hay algo detrás de este proyecto, o si realmente solo están tratando de ayudar a las comunidades y la calidad ambiental del lago.”
Empleado de AMSCLAE
Incluso Luisa Cifuentes, la directora ejecutiva de AMSCLAE en ese momento, me admitió que el megacolector podría utilizarse de la manera exacta que teme la oposición:
“El agua es un recurso como el oro, y [la oposición] pensarán que solo van a llevar que se lo van a robar, ellos piensan que se van a robar el agua del lago. Eso es un problema, y tienen razón, tienen que haber una vigilancia, […] porque podría hacer, aprovechando el colector, cualquiera puede.”
Luisa Cifuentes
2. Denigración
Acompañando la estrategia de “gaslighting”, AALA intenta denigrar a la oposición Indígena presentándolos como enemigos prejuiciosos del lago. Tomemos por ejemplo las siguientes palabras de José Toriello, quien reemplazó a Chesley Smith como presidente de AALA en 2018:
“Estamos tratando de demonstrar el apoyo que tenemos para hacer esta infraestructura para poder callar a las personas que se opongan. […] ¿Increíble verdad? Hay gente que quiere oponerse a que prevengas que entra la contaminación al lago.”
(Álvarez, 2018)
En el podcast donde habla Toriello, transmite al público la narrativa de que quienes se oponen al megacolector, están necesariamente en contra de salvar el lago.[9] Esta narrativa de que “matar al megacolector” es “matar al lago” se repitió muchas veces durante mis entrevistas con AALA. Al igual que con el cambio de tema del megacolector como “ni una gota más”, es una estrategia astuta que permite a AALA evadir las críticas.
En lugar de una oposición matizada con preocupaciones específicas, AALA presenta la situación en términos absolutos: “estás con nosotros o contra el lago”. Como lo expresó un líder comunitario:
“Dicen que tienen razón y nos equivocamos, y que al oponernos al megacolector estamos a favor de la desnutrición y la contaminación del lago.”
Es por eso que las autoridades Indígenas se ven constantemente obligadas a gastar mucha energía en defender la legitimidad de su oposición al megacolector:
Nuestra voz como pueblos originarios de Sololá en relación a la construcción del proyecto megacolector en el lago de Atitlán; aclaramos no estamos en contra del desarrollo y las acciones en pro del lago de Atitlán siempre y cuando nos consulten como pueblos si el proyecto realmente beneficia a los pueblos
ALCALDÍA INDÍGENA DE SOLOLÁ (2019)
De esta manera podemos ver como AALA intenta sacar el tema del megacolector del mundo de la política para trasladarlo al ámbito de la ética. Apoyándose en el binario simplista de “el bien” versus “el mal”, AALA niega el megacolector como una solución políticamente situada, y en su lugar lo presenta como un objetivo moral, porque ¿quién podría estar en contra de mejorar la salud del lago y los pueblos?
Los jefes de AALA pintan a la oposición como prejuiciosa, combativa y radical, una acusación que a menudo se dirige hacia los pueblos Indígenas que bloquean el desarrollo extractivista en Guatemala. Sin embargo, luego de haber entrevistado a numerosos líderes comunitarios, descubrí que la mayoría de los sampedranos no tienen prejuicios contra el megacolector en principio. No están oponiéndose ciegamente, más bien como lo expresó un líder comunitario:
“Si lo vemos así, nada más, es para no contaminar el lago, perfecto. Así a simple vista es algo muy bien porque no tenemos contaminante. Pero habría que ver en qué país estamos nosotros para poder aceptar, qué nivel de país, y que ha ocurrido con nuestros gobiernos para poder decir “Muy bien, hagámoslo””
La oposición de sampedranos es pragmática, se oponen a la venta de aguas residuales por parte del megacolector a los finqueros. De hecho, muchos sampedranos sugirieron que estarían a favor del megacolector si en su lugar las aguas residuales se vendieran a los campesinos locales de la cuenca, una posibilidad considerada “inviable” por AALA.
AALA frecuentemente afirma que son los únicos preocupados por salvar el lago y que la oposición rechaza su propuesta sin ofrecer ninguna solución alternativa. Sin embargo, esta opinión es incorrecta, la oposición Indígena está muy preocupada por la contaminación del lago y han estado formulando sus propias propuestas de solución basadas en tecnología seca más sostenible. Si AALA está desatendiendo intencionalmente sus propuestas, o si simplemente las desconocen, es difícil de establecer. Pero aun si fuera por ignorancia, eso apuntaría otro problema subyacente profundo, la falta de comunicación de AALA con las comunidades Indígenas.
AALA presenta sus interacciones con las comunidades Indígenas como “diálogos”, utilizando una retórica de inclusión, pero los sampedranos argumentan que AALA solo ha realizado monólogos, intentos unilaterales de imponer al megacolector como un hecho consumado.[10] Para los sampedranos la propuesta se construyó desde una visión centralista donde priman las formas de construcción de conocimiento excluyente y desde los discursos hegemónicos de privatización y mercantilización del líquido vital. Esta imposición que excluye su opinión es algo que los sampedranos condenan específicamente en su amparo contra el megacolector:
3) Nuestro amparo condena la exclusión del Pueblo de San Pedro La Laguna del derecho fundamental a la participación […] Hemos sido excluidos en la discusión desde la génesis del proyecto,
COLECTIVO COMUNIDAD TZ’UNUN YA’ SAN PEDRO (2019, P.2)
El unilateralismo de AALA también es bien conocido por quienes trabajan en otras instituciones en la cuenca, como me confió un científico guatemalteco:
“Es una cuestión de ego. Amigos del Lago realmente necesita crear un diálogo, pero el problema con ellos es que dicen, “Ok, hablemos”, pero cuando les hablas y les dices esto es como, “¡No!”, así que no están realmente abiertos a otras opiniones, lo cual es un gran error.”
Científico Guatemalteco
AALA no conoce las propuestas de los sampedranos para el lago porque sus “diálogos” no brindan la oportunidad de que se escuchen las voces de éstos. El principal problema aquí no es la ignorancia de AALA con respecto a las soluciones propuestas por sampedranos, ya que esto se podría rectificar fácilmente, sino su falta de voluntad de conocerlas. Una posible razón de este desinterés puede ser que simplemente no consideran que las comunidades Indígenas sean capaces de generar soluciones valiosas por sí mismas. Los propios sampedranos sugieren que esta postura es racista:
Esta imposición conlleva una postura racista, porque los empresarios que impulsan este proyecto aducen que solo ellos cuentan con la capacidad tecnológica y científica para administrar el proyecto del Megacolector. […] Afirman que los Pueblos indígenas carecen de la tecnología y de la ciencia necesaria para abordar los problemas ambientales.
COLECTIVO COMUNIDAD TZ’UNUN YA’ SAN PEDRO (2019, P.1)
Existen formas en que AALA podría hacer realidad su retórica inclusiva y considerar propuestas alternativas. Por ejemplo, podrían realizar lo que se conoce como “Evaluación Ambiental Estratégica” (EAE) antes de imponer el megacolector.[11] Una EAE requiere el desarrollo y evaluación de alternativas viables a un proyecto propuesto. Además, expone un proyecto como el megacolector al escrutinio comunitario a través de la participación pública (UNECE, 2020). Sin embargo, los jefes de AALA me dijeron que cualquier tipo de estudio de impacto ambiental solo se llevaría a cabo“más tarde”.
Hay una marcada incoherencia entre la retórica de inclusividad de AALA y sus prácticas de exclusión. La estrategia de AALA de denigrar a la oposición como prejuiciosa, ignorante e indiferente es injusta. En realidad, es AALA no los sampedranos quien está cerrada al diálogo. Solo ahora, después de años de imposición, algunos sampedranos se resisten a sentarse con AALA, porque han visto que esta asociación no tiene intención de escucharlos ni de facilitar un diálogo genuino en el que se pueda debatir abiertamente y con sentido crítico la propuesta del megacolector. Otra razón importante es su temor ante los intentos de AALA de cooptación.
3. Cooptación
“Amigos del Lago han hecho algunas campañas en los pueblos, pero una campaña de manipulación. Van de grupo de grupo, tratan de buscar ‘lideres’ de ciertas organizaciones y venden esas ideas.”
Líder Comunitario
De manera clandestina, que recuerda el comportamiento de las empresas mineras, AALA ha realizado esfuerzos para neutralizar la oposición Indígena a través de una política de cooptación. Han intentado comprar a los líderes comunitarios, y aunque los sampedranos me dijeron cómo rechazaron estos avances, AALA ha logrado emplear algunos como promotores oficiales del megacolector. Estos individuos fueron cuidadosamente seleccionados sobre la base de su capital social dentro de las comunidades y han sido utilizados en la campaña de comunicación del megacolector. Los jefes de AALA describen el papel de estos promotores Indígenas como encargados de contrarrestar la “desinformación” sobre el megacolector mediante la difusión de la “verdad”, de una manera casi evangelística. Curiosamente, sin embargo, uno de los promotores de AALA me explicó que había recibido instrucciones explícitas de no mencionar el megacolector en sus actividades promocionales.
De esta manera, la llamada campaña de comunicación no solo incumple con proporcionar información logística sobre el proyecto (como cuánto les costará a las municipalidades del lago), sino que además, ciertos elementos clave como la venta de aguas residuales a finqueros y la existencia misma del megacolector se ocultan intencionalmente. Sampedranos creen que esta escasez de información es una estrategia deliberada para mantener a las comunidades Indígenas apartadas e ignorantes del proyecto y sus verdaderos fines:
[El megacolector es] Sigiloso porque es muy difícil de conseguir evidencias sobre el proyecto ya se han reservado los derechos de información y lo realizan a escondidas de las comunidades
COCODES SAN PEDRO LA LAGUNA (2019, P.4)
Aunque esta política paternalista de la campaña de comunicación parece errónea e inconveniente, ocultar la información de esta manera conlleva una serie de ventajas para AALA. En primer lugar, la falta de información concreta sobre el megacolector dificulta que la oposición construya contrapropuestas. En segundo lugar, permite que AALA muestre la oposición Indígena como surgida de la ignorancia, y no de preocupaciones válidas acerca del megacolector y sus propósitos. En otras palabras, crea una especie de profecía autocumplida en el estereotipo del Indígena ignorante y combativo bloqueando el desarrollo.
AALA también está cooptando a las comunidades a través de una estrategia más indirecta. Han intentado atraer a la juventud Indígena para que apoyen al megacolector a través de “Agua Limpia Ya”. Como mencioné anteriormente, este eslogan se usa para referirse al megacolector, pero AALA también lo define como un “movimiento social”. Además están utilizando la cultura juvenil para publicitar “Agua Limpia Ya”. Por ejemplo, recientemente organizaron la plataforma mediática para que un joven rapero y voluntario del movimiento improvisara un maratón de rap, que se transmitió en vivo en su página de Facebook. Sin embargo, esta estrategia ha sido denunciada por las comunidades Indígenas en una carta abierta a AALA:
AALA está creando un ambiente peligroso y de confrontación usando a la propia juventud de la cuenca en contra de sus legítimas autoridades ancestrales. De esta manera se manipula y se aliena el joven a su propia cultura para que los mismos sean incapaz de ver la realidad en su contexto.
COMISIÓN CIUDANA POR LA TRANSPARENCIA DE SANTIAGO ATITLÁN (2019, P.2)
La carta abierta también argumenta que los otros proyectos ambientales de AALA están orientados de manera similar por este objetivo de cooptación:
Los programas Educando para Conservar, Atitlán Recicla, Reforestando Atitlán y apoyo para planteo de Tul tienen un mérito incuestionable. Es una realidad muy triste y una injusticia que estos programas se utilizan descaradamente para consolidar el “capital social” alrededor de Amigos del Lago y el Megacolector
COMISIÓN CIUDANA POR LA TRANSPARENCIA DE SANTIAGO ATITLÁN (2019, P.2)
El aspecto más preocupante de “Agua Limpia Ya” es su intento de recoger firmas. El sitio web del megacolector (agualimpiaya.org) ahora proporciona un medio para “ser parte de este movimiento y mostrar su apoyo” firmando con su nombre y DPI una declaración, parte de la cual dice:
Hoy, yo declaro que estoy comprometido con la población de Sololá, a la mejora de su calidad de vida, la conservación y preservación de nuestro medio ambiente.
La declaración no menciona en absoluto al megacolector, solo un vago compromiso con el bienestar del lago. Sin embargo, AALA podría tener la intención de que estas firmas se utilicen mañosamente como prueba del apoyo público al megacolector (Toriello en Álvarez, 2018). De hecho, dos Pedranas me explicaron cómo AALA había intentado obligar a sus asociaciones de mujeres a proporcionar firmas a favor del megacolector. En el futuro, estas firmas podrían usarse para socavar los esfuerzos de las comunidades Indígenas para rechazar al megacolector a través de una consulta comunitaria.
4. Folklorización
La otra posible razón por la que AALA emplea a promotores Indígenas podría ser mostrar su supuesta vocación multicultural al público, haciendo creer que toman en consideración los valores culturales y la cosmovision de las comunidades Indígenas. La folklórica señalización de la virtud es una práctica común en Guatemala, especialmente para promover turismo (Xinico Batz, 2019). Sin embargo, la folklorización también tiene como objetivo fijar a lo Indígena y lo ancestral en un lugar determinado donde no cause ruido. Esto podría explicar porque al inicio AALA invitaba a las autoridades ancestrales a sus reuniones en una mesa denominada “Mesa de Toma de Decisión de Autoridades” o para realizar invocaciones o ceremonias mayas en eventos públicos.
Además, esta dinámica folklórica se ve claramente en el uso de los promotores Indígenas, quienes parecen ser valorados por AALA más por su apariencia y lo que transmite su presencia que por el trabajo que realizan. Tomemos como ejemplo al atiteco promotor quien, durante mi trabajo de campo, estuvo presente en todos los eventos públicos de AALA. Su comportamiento siempre seguía el mismo patrón, se levantaba después de las presentaciones de AALA y se identificaba solo como un maya Tz’utujil de Santiago Atitlán, nunca como un empleado remunerado de AALA. Después de esto, en lugar de hacer una pregunta, profería una declaración genérica sobre la importancia de la cosmovisión maya. De esta manera, parecía plantado por AALA para llamar la atención sobre la presencia Indígena en sus eventos públicos (algo que a menudo falta). Él actuaba casi como una mascota multicultural, asegurándose de que siempre se mencionara la cosmovisión maya, pero nunca de una manera que entrara en conflicto con el megacolector.
Las comunidades Indígenas han adivinado la intención de esta estrategia de AALA y se han difundido denuncias en Facebook contra el uso de los promotores Indígenas del megacolector. El hecho de que AALA continúe con dicha estrategia a pesar del rechazo que genera, indica que estos esfuerzos están dirigidos a otros grupos de cuyo apoyo político y financiero depende el megacolector (el gobierno, la comunidad internacional, las élites empresariales y la clase media urbana), más que a las comunidades Indígenas del lago.
El uso superficial de la espiritualidad maya por parte de AALA es a lo que el académico Santiago Bastos (2009) se refiere como “multiculturalismo cosmético”, y es perceptible no solo en la utilización de promotores Indígenas por parte de AALA, sino también en el material promocional del megacolector. Tomemos como ejemplo el caso del eslogan/movimiento social “Agua Limpia Ya”, que reemplazó al nombre anterior “Imox Ya”. La palabra “Imox” es el sagrado nahual maya para el agua, y su uso folklórico fue condenado por sampedranos en Facebook:
“IMPONEN SUS PROYECTOS EN NUESTRAS COMUNIDADES Y USAN NUESTRA CULTURA PARA QUE LAS ACEPTEMOS. AHORA AMIGOS DEL LAGO UTILIZA LOS NAWALES PARA IMPONER EL MEGACOLECTOR…”
Eventualmente, AALA sustituyó “Imox” por “Agua”, pero su utilización cosmética de la espiritualidad maya continuó en diferentes áreas, como sus videos promocionales. Las imágenes que se muestran a continuación fueron tomadas de un video promocional reciente, que muestra a una niña Indígena en ropa típica arrodillada ante el sol y hablando en Tz’utujil sobre el carácter sagrado del lago. No aprendemos nada de la niña misma, solo se la utiliza como una herramienta para comunicar una imagen agradable de la espiritualidad maya con fines promocionales (Xinico Batz, 2019). Esto es un ejemplo de la folklorización de la cultura maya, mostrando una vaga y superficial alusión de lo sagrado del lago para las comunidades Indígenas, pero separada de las implicaciones prácticas y políticas de su relación con el lago. La peor ironía de todo es que mientras AALA usa la espiritualidad maya para promover el megacolector, éste es en realidad un proyecto que excluye el conocimiento ancestral, ya que se basa totalmente en un modelo occidental de “desarrollo” que va en contra del pensamiento maya y su respeto a la naturaleza, porque fomenta un uso derrochador del agua.
5. Manipulación
La palabra de las autoridades ancestrales tiene un gran peso en las comunidades Indígenas, y por eso AALA ha intentado utilizar su poder simbólico para promover el megacolector. Cuando relanzaron el megacolector en el simposio “Xocomil Científico” en octubre de 2017, invitaron a hablar a representantes de las autoridades ancestrales del lago. Se les asignó solo un espacio de cinco minutos en el programa, sin embargo, mientras Juan Carlos Queché (el representante de Panajachel) estaba hablando, como muestra la foto de abajo, fue alejado abruptamente del podio cuando el vicepresidente Jafeth Cabrera llegó al edificio. AALA ha intentado borrar esta interrupción irrespetuosa del registro, eliminándola de sus videos del evento. Sin embargo, el daño está hecho, porque AALA dio la impresión de que le interesaba menos las autoridades ancestrales por sus opiniones que por su imagen.
AALA no ha podido convencer a ninguna de las autoridades ancestrales del lago para que se pronuncie en apoyo al megacolector. Sin embargo, esto no les ha impedido utilizar su imagen de forma manipuladora para dar la impresión de que cuentan con su apoyo. AALA ha producido videos promocionales que presentan breves segmentos de líderes Indígenas hablando sobre la importancia de cuidar el lago.[12] Su inclusión en videos que promueven explícitamente el megacolector implica que ellos también están a favor, sin embargo, hay más en este pretendido “respaldo” de lo que parece.
Me di cuenta de que algo andaba mal cuando vi a un líder comunitario hablar en uno de estos videos promocionales, a pesar de saber que su postura estaba firmemente en contra del megacolector. Cuando se lo planteé en persona, me explicó que AALA había sacado sus palabras de contexto de forma manipuladora. Más tarde descubrí que él no estaba solo en esta situación, otros líderes Indígenas habían sido tratados de la misma manera y también objetaron la apropiación engañosa de su imagen. De hecho, las dos autoridades ancestrales más poderosas de la cuenca han desafiado legalmente a AALA y AMSCLAE por este motivo. La Cabecera del pueblo de Santiago Atitlán denunció públicamente a AALA por su inclusión en un video promocional que no consintió, y la Alcaldía Indígena de Sololá obligó en una reunión a AMSCLAE a retirar un video promocional de su sitio web.
Las críticas de las autoridades ancestrales al megacolector representan un problema para AALA. Muchas de ellas provienen especialmente de Ajpop Tinamit[13], una alianza de las autoridades ancestrales del lago que surgió a fines de 2017 para coordinar esfuerzos contra las amenazas extractivistas al territorio. Cuando mencioné a AALA la oposición de Ajpop Tinamit al megacolector, intentaron deslegitimarlos. Blanco particular de su burla fue una de las representantes de Ajpop Tinamit (Maggie García), una joven activista Indígena de San Lucas Tolimán. Es una de las caras individuales del movimiento de oposición por haberse pronunciado contra el megacolector en varios artículos que informan sobre el conflicto.[14] Para desacreditarla, AALA argumentó que ella no es una representante “auténtica” de Ajpop Tinamit, e incluso uno de ellos de manera irresponsable e irrespetuosa cuestionó su cordura. Además, afirmó falsamente que ella había trabajado para AALA, y esta fue una estrategia que también utilizó contra Ajpop Tinamit como organización,[15] quizás con el objetivo de poner en duda su integridad y compromiso al oponerse al megacolector.
Ajpop Tinamit y otras autoridades ancestrales recién restablecidas en la cuenca son un inconveniente para AALA porque dificultan la imposición del megacolector. Sin embargo, no son ilegítimos como acusa AALA. En los conflictos extractivistas en Guatemala, la legitimidad de las autoridades ancestrales a menudo se cuestiona (Abbott, 2020), y desafortunadamente parece que AALA está usando la misma táctica para neutralizar la oposición Indígena al proyecto del megacolector.
Conclusión
A primera vista, el conflicto del megacolector se diferencia de otros conflictos extractivistas en Guatemala por no ser dirigido desde una empresa minera o de generación eléctrica, sino por una ONG ambiental. Sin embargo, bajo un examen más detenido, se puede descubrir que tiene las mismas características y utiliza las mismas estrategias que aquellas. AALA parece ser solo una fachada para los intereses de las elites y la agroindustria, y está mostrando los mismos comportamientos coloniales de “gaslighting”, denigración, cooptación y manipulación que utilizan las empresas extractivistas contra las comunidades Indígenas en otras partes del país. Dado el contexto del lago de Atitlán como centro turístico y zona de actividad de varias ONG con intervención comunitaria, es posible que sus comunidades Indígenas vayan a salvarse de la peor violencia del extractivismo representado por mineras y generadores de energía. Debido a ello, se explica la razón de por qué la imposición del proyecto del megacolector esté adoptando una apariencia más sutil, como lo demuestra la folklorización de AALA; pero aunque menos violentas, las estrategias coloniales de AALA son igualmente insidiosas.
Como investigador extranjero, comencé mi trabajo de campo con la mente abierta y la intención de examinar de manera justa las perspectivas de ambos lados del conflicto del megacolector. Sin embargo, mi investigación apuntó a una sola conclusión: el megacolector es una imposición colonial. Mi investigación disipa la narrativa de AALA de que las comunidades Indígenas del lago están en oposición al proyecto debido a la “desinformación”. Más bien, se oponen como resultado de las acciones coloniales que han experimentado de parte de AALA. Por supuesto, es natural y previsto que las organizaciones cometan errores, pero lo preocupante en el caso de AALA es que son conscientes de sus errores, pero no muestran ningún interés en aprender de ellos ni en cambiar su comportamiento. A pesar de promover el megacolector como una propuesta inclusiva, y ante las denuncias numerosas de las autoridades ancestrales, AALA sigue imponiendo el megacolector como la única solución para el lago (Ravinal Catú, 2020). Solo hay una salida a esta situación, y es que AALA abandone el proyecto del megacolector y permita que las comunidades Indígenas tengan la libertad de proponer y desarrollar sus propias soluciones.
[1] Ver Aburawa (2021); Aviña Escot (2020); Bordatto (2019); Escalón (2020); Esswein y Zernack (2019).
[2] Bordatto (2019); Romero (2014); Skinner (2016); Travieso (2016).
[3] ‘Friends of the Lake? The Megacolector Conflict and the Revindication of Tz’unun Ya’’ (May, 2021).
[4] La Escuela Regional de Ingeniería Sanitaria y Recursos Hidráulicos de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC).
[5] Este dato no es publicado por AALA directamente, sino que artículos de prensa (AGN, 2018; Escalón, 2020).
[6] Esta información proviene principalmente de un informe de AALA “Propuesta de Ingeniería para el Manejo Integral de Agua Potable y Aguas Residuales de la Cuenca del Lago de Atitlán” (AALA, 2018a) y su sitio web (agualimpiaya.org), aunque ahora alguna de esta información no está disponible (Bordatto, 2019).
[7] La Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago Atitlán y su Entorno.
[8] Alonso-Fradejas (2018); Pomadreda García (2018).
[9] Ver también Escalón (2020).
[10] Por ejemplo, AALA frecuentemente afirma que el megacolector es el único medio para cumplir con los reglamentos que definen los límites máximos permisibles para las descargas al lago.
[11] Las EAE son un procedimiento estándar para proyectos de la escala del megacolector, aunque Guatemala se queda atrás con respecto a otros países de América Latina (Rodrigo-Ilarri et al., 2020).
[12] “Possibles solutions to lake Atitlan contamination” [https://www.youtube.com/watch?v=MrmC6Xi5BCU] y “¿Qué está pasando con el Lago de Atitlán?” [https://www.youtube.com/watch?v=VAO0wThAjXk].
[13] La Alianza Ajpop Tinamit Oxlajú Imox.
[14] Duprat (2020); Esswein y Zernack (2019).
[15] Insinuando que la formación de Ajpop Tinamit en 2017 fue una iniciativa de AALA.
Referencias
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