Por Francisco Simón Francisco
Un agente de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) de Pastores, Sacatepéquez multó a un ciudadano de esa localidad por grabarle un video en la vía pública -persona cuyo nombre y contexto que provocó la grabación se desconocen-.
En el vídeo, publicado ayer en el perfil de Facebook de Noticias Región Norte GT, se observa al agente, del que no se tiene ningún dato, con una actitud molesta y sin tener una explicación clara del hecho decidió multar a esta persona. Fue “por insulto a la autoridad y por tomar vídeos, es un insulto para mí tomarme video”, respondió a la persona que lo captó en un video. Al cual el ciudadano cuestionó, ¿Por qué insultó, te maltraté, insulto no es?, “claro que lo es”, reiteró el agente.
Los agentes de la PMT han recurrido al abuso de poder y autoridad para el ejercicio de su función, por dos razones, principalmente: primero, porque fueron entrenados sin estrategias de abordaje para la atención de eventos o incidentes público y responden con violencia y no el uso de la mediación, además en algunos casos demuestran desconocimiento de leyes, en este caso la de libre emisión del pensamiento.
Segundo, en su mayoría fueron contratados de forma clientelar sin haber obtenido un proceso de formación, en algunos casos el uniforme lo asocia con el ejercicio del poder que imitan de quienes los dirigen o el último caso de una herencia de autoritarismo de larga data.
La Constitución en su artículo 35 sobre libre emisión del pensamiento, expresa que nadie puede ser perseguido ni molestado por sus opiniones y los funcionarios públicos están sujetos a observación y fiscalización de la población, por lo que no pueden ser superiores con la función que ejercen.
Pero la realidad es otra. Cada día la libertad de emisión del pensamiento, de prensa y de expresión es restringida y censurada por servidores y funcionarios públicos, políticos, grupos empresariales y otros sectores de la sociedad.
Prensa Comunitaria registró hasta el 5 de marzo 19 casos de violencia contra periodistas, entre restricciones a reuniones de carácter público, censura de acceso a la información pública, hostigamiento e intimidaciones, agresiones, discriminación, amenazas y censura de trabajo, amenazas de muerte, robo de equipo, descalificaciones y ataques cibernéticos.
La acción de los agentes de la PMT no es ajena a esta realidad. En la actualidad, algunos de ellos han sido filmados despojando a comerciantes informales en lugares públicos, agrediendo a ciudadanos, como el caso más reciente ocurrido en Antigua Guatemala en donde tres agentes de esta entidad golpearon haciendo uso excesivo de la fuerza a Luis Armando Solárzano hasta dejarlo sin vida.