Por: Prensa Comunitaria
Tras los violentos disturbios del miércoles 6 de enero, en el Capitolio de Washington DC, Estados Unidos, protagonizados por simpatizantes del presidente Donald Trump, el expresidente George Bush emitió un comentario que generó polémica porque refirió: “Así es como los resultados de elecciones son disputados en una república bananera”; pero ¿a qué se refería el expresidente Bush al hablar de ese término y compararlo con una república bananera, y qué significado tiene usar ese término para Centroamérica?
Lo ocurrido en el Capitolio también ha desatado una avalancha de memes en las redes sociales sobre la experiencia que vive Estados Unidos, aduciendo que por primera vez experimenta una situación similar a la que ha provocado en países de Latinoamérica y Centroamérica, como apoyar abiertamente golpes de estado, intervenciones y su visible injerencia en la política local. En tanto, las declaraciones de Bush han incluso generado análisis cortos en la plataforma de Twitter, por el uso del término de república bananera, considerado racista y clasista.
Para la historiadora Matilde González, el significado histórico que tiene el concepto “república bananera” en nuestros países se refiere al proceso de hegemonía norteamericana que comenzó a inicios del siglo XX y que basó su economía en el enclave bananero y, finalmente, cómo las empresas bananeras en países como Guatemala y Honduras definieron los ritmos de la política local, en términos de países pequeños, en el que unas elites negociaron amplios márgenes de poder a potencias como Alemania.
Luego ya se habla de República Bananera, que es más bien el inicio de hegemonía norteamericana en Centroamérica.
A decir de González, esto se refiere a la influencia de Estados Unidos y las alianzas que ha hecho con elites corruptas como las de nuestros países, para cambiar a su antojo no solo presidentes, sino legislación, institucionalidad estatal y definir los márgenes del estado de Guatemala.
“Se habla de la república bananera asociada con imperialismo yanqui, una noción usada en los años 80, donde pareciera que nuestros países no tienen un margen de acción. Es importante retomar el tipo de agencia política que permite que nuestro país funcione como república bananera…que tiene que ver con agentes, como pudo ser en su momento el MLN y ahora muchos de estos partidos vacíos, huecos, que lo que quieren es llegar al poder y pactan y negocian con cualquiera, y ceden muchos espacios de poder a empresas extranjeras en general, no solo a empresas norteamericanas”, señala.
Agrega que países donde lo político no está relacionado necesariamente a una fuerte ciudadanía y no hay construcción de esta, lo político se vuelve un circo a merced del mejor postor, “eso es una república bananera”, indica.
Sobre la alusión que hizo el expresidente Bush sobre una república bananera en Estados Unidos, González señala que “fue la manera en que actuó Bush en toda la región y particularmente en Guatemala. Actores como Bush y Trump han contribuido a los regímenes autoritarios en Latinoamérica en general y son actores que utilizan o más bien impactan y/o negocian con estos operadores políticos que son racistas, ultraviolentos, en nuestros países y que son bastantes retrógrados pero que conectan precisamente con esta política norteamericana más conservadora”
Añadió que “No es que los demócratas no sean conservadores, ofrecen márgenes básicos que permiten una agencia política más diversa, menos autoritaria”, menciona.
Sandoval: Guatemala nunca hizo valer su soberanía, seguimos siendo una república bananera
Para el columnista y político Miguel Ángel Sandoval, las repercusiones que tuvo en nuestro país la revolución de 1944, en relación al concepto de república bananera en ese tiempo, es que este movimiento intentó romper con esa idea, con el monopolio que imponía la frutera en las comunicaciones y en la producción.
No obstante, menciona que el problema fundamental es que Guatemala nunca hizo valer su soberanía y precisamente la ausencia de soberanía, la dependencia de EE.UU. y el monocultivo son los ingredientes de las denominadas repúblicas bananeras.
“Yo creo que fundamentalmente hace referencia aun modelo democrático, formal, incipiente, subdesarrollo, raquítico, famélico” donde las instituciones son decorativas, indicó.
Para Sandoval, la Revolución del 44 no logró romper con eso, ya que después vino la contrarrevolución. “No se ha podido, seguimos siendo un estado finca, un país finca, esta ideología donde lo que impera y define todo son los intereses de la pequeña oligarquía” señala.
Lo que dijo Bush es despectivo, pero seguimos siendo una república bananera
Sandoval está de acuerdo en que usar el término como lo hizo Bush es despectivo “pero es la realidad, seguimos siendo una republiqueta bananera”, asegura.
El entrevistado indica que un término como ese lo haya usado alguien como el expresidente Bush, denota “una especie de frustración de un expresidente ante el evidente retroceso democrático que está teniendo Estados Unidos. El supremacismo blanco, la lucha antiinmigrante, todo eso es un retroceso democrático”.
Agrega que más allá de esta discusión, espera que la victoria electoral de Biden y Kamala Harris, junto a la mayoría demócrata en la Cámara Baja y el Senado deberían permitir un proceso democrático importante, que también beneficie a países como el nuestro.
Estados Unidos con gran influencia en la región
Gilberto Morales, investigador independiente, señala que desde el punto de vista político, este tipo de manifestaciones que se vieron en Estados Unidos, esperpénticas, se le asignan al comportamiento de las repúblicas bananeras. “Son propias de niveles de bajo desarrollo democrático, el aparecimiento de caudillos, de jefes máximos, todo eso obedece a un viejo concepto del caudillismo más cercano de la república bananera que de la democracia. Lo que sucedió ayer fue una cosa estrambótica, fuera de la historia, del anuncio principio rector de la democracia gringa, que sienten que son los adalides de la democracia” opinó.
Eso los retrotrajo al nivel de un país subdesarrollado económica y políticamente.
Morales enfatiza que el término obedece, más que a la producción de bananos a un comportamiento político esperpéntico, raro, inusual, propio del realismo mágico que del ejercicio político maduro en una democracia.
Al preguntarle si la región sigue vinculada a Estados Unidos desde un punto de vista económico y político, Morales opina que no solo está relacionada, sino que depende de ellos.
“Todas las decisiones que se tomaron durante el periodo anterior presidencial iban enfocadas a ganar todo el favor de los Estados unidos” indicó.
Morales está de acuerdo en que usar dicho término es despectivo pero señala que la población no vive en una república bananera. “Los que hacen la república bananera son los otros, los esperpénticos, los inusuales, pero la población cuando actúa lo hace en el marco de la democracia y con contundencia, estoy pensando en el 2015, eso no fue comportamiento de una república bananera. Los que hacen el ridículo, los que denigran el país, son especialmente los políticos buscando el apoyo norteamericano” indica.
Agrega que este concepto, despectivo y peyorativo no retrata al país sino al ejercicio de la democracia, donde la población está excluida. “Esa participación de cada cuatro años votando es una farsa, no es una democracia. Hay una dictadura de clase, de partidos, la oligarquía siempre usa a sus títeres”.
Añade que “Si lo tomamos como despectivo vamos a asumir la responsabilidad de otros”, apunta.
Sobre el impacto que pueden tener para Centroamérica los hechos ocurridos ayer en EE.UU. señala que esta vez ellos fueron los que copiaron a Centroamérica.
Lo que habría que esperar como efecto, no tanto de este fenómeno, sino de planteamientos de los demócratas en el proceso eleccionario, es que van a haber cambios de política en migratorio. “Recordemos que Obama expulsó más gente que Trump. Trump publicitaba sus actos en función de ganar respaldo político de esa banda de delincuentes que convocó ayer, es su base electoral”, agrega.
Morales indica que con la llegada de Joe Biden, se hace un planteamiento en contra de las políticas de Trump y que debe haber, por ejemplo, un mejor trato a los migrantes. “Porque pedirles que dejen de influir en la política de nuestro país, eso es falso”.
El entrevistado señala que en el periodo de Jimmy Morales, después de la demostración de fuerza que hizo la población y que logró a sacar al entonces presidente Otto Pérez Molina, la injerencia de la embajada estadounidense fue notoria.
Remarcó que varios hechos sucedidos en la reciente historia de Guatemala muestran como Estados Unidos aún tiene gran influencia y si bien el anterior embajador, Luis Arreaga, no siguió la línea dura, no significa que no estuviera de acuerdo con esa línea, el de la política anticorrupción.
¿Por qué están interesados en parar la corrupción? No porque sean buena gente sino porque esta práctica lleva a perder capital que debería ser destinado a atender los problemas de la población guatemalteca en temas de salud, vivienda, educación y trabajo, ellos actúan para detener las migraciones, mas que la corrupción misma, analiza el entrevistado.
Término peyorativo y un estereotipo
En un extenso artículo “La Banana Republic: imaginarios bananeros de la Identidad Hondureña representados en 100 tarjetas postales”, Jorge Alberto Amaya, doctor en Estudios Latinoamericanos, señala que el término Banana Republic es de uso corriente y ha sido incorporado a los diccionarios de lengua inglesa con tres connotaciones distintas.
Uno de ellos es el de un país pequeño, especialmente de América Central, especializado en la exportación de bananos; un país dominado por intereses extranjeros, representados por unas pocas compañías, dueñas de concesiones y un país con un gobierno inestable, usualmente dictatorial, en el que se presentan revoluciones frecuentes o Golpes de Estado y una continua presencia de militares en la política.
Asimismo Banana Republic es un término peyorativo para un país que es considerado políticamente inestable, empobrecido y atrasado cuya economía depende de unos pocos productos, de escaso valor agregado, gobernado por un dictador o una junta militar. También se les suele llamar republiquetas bananeras.
Otro rasgo notable en este estereotipo es que en la república bananera, la corrupción es práctica corriente en cada aspecto de la vida cotidiana, siendo comúnmente desobedecidas las leyes del país.
El término fue acuñado por O. Henry, humorista y escritor de cuentos cortos estadounidense que pasó varios años en Centroamérica.