Llegaron hacen 20 años a Totonicapán, la razón fue acercar la salud a comunidades olvidadas del departamento, adaptarse a la cultura fue un reto, atienden a los pobladores de los rincones más escondidos de las comunidades, ahora son parte del personal de salud que combate durante la pandemia.
Por Gilberto Escobar
En una casa, ubicada en la zona 3 de la cabecera departamental de Totonicapán, es normal escuchar que suene el timbre de manera recurrente, porque los vecinos se acercan a preguntar “¿dónde están operando los médicos cubanos de los ojos?”. Pero para poder ingresar se debe cumplir con los protocolos de desinfección: dejar las mochilas en un lugar específico, utilizar la mascarilla y otras medidas para reducir el contagio de la covid-19, porque en esa casa también es el hogar de 12 médicos cubanos, que atienden diversos problemas de salud en la mayoría de municipios de Totonicapán.
Cada especialista cubano que llega al país viene por 3 años. Es un ciclo cambiante según el acuerdo de cooperación, relató Tomas Gonzáles Proenza, el coordinador de la brigada cubana en el departamento. Gonzáles Proenza apoyó en la emergencia nacional provocada por la erupción del volcán de Fuego, en el 2018, y ese suceso fue de los primeros en impactarlo tanto que aún lo guarda su memoria.
González Proenza es especialista en higiene y epidemiología y máster en enfermedades infecciosas y comentó que para la brigada que llegó al departamento, la comida fue uno de los primeros impactos culturales que tuvieron que enfrentar.
“La primera vez que tuve una tortilla en la mano, pensé que era plastilina”, comentó brevemente entre sonrisas y asombro, otro de los médicos cubanos que pasaba cerca del lugar donde González Proenza brindaba la entrevista.
A lo lejos, desde otra habitación se esuchó que añadió con nostalgia “otros ya somos fanáticos de las tortillas y los tamales, pero no olvidamos nuestra recetas de origen”.
Gonzales Proenza retomó la conversación: “los días laborales son de lunes a viernes, pero los fines de semana se atienden jornadas médicas, en distintos lugares de la región, pero por el momento estas han sido canceladas debido a la pandemia”.
La brigada que se encuentra en Totonicapán se incorporó a los pocos años de iniciar actividades en Guatemala, aproximadamente en 2000, detalló el coordinador. “Nosotros no decidimos a dónde ir, todo responde al acuerdo de cooperación entre Guatemala y Cuba”, aseguró.
“A Guatemala le hacen falta médicos y nosotros no estamos usurpando el espacio de algún profesional como se quiere hacer creer”, puntualizó Gonzales Proenza.
El salario que reciben los médicos cubanos es de Q7 mil, con eso deben cubrir su alimentación, el transporte y el pago de alquiler de la casa donde viven y donde brindan orientación a la población sobre las jornadas médicas, cada vez que los vecinos tocan su timbre.
Brigadas solidarias
Las brigadas médicas de Cuba en Guatemala están compuestas por 418 doctoras y doctores que prestan atención en 16 departamentos de Guatemala, uno de esos departamentos es Totonicapán.
Totonicapán tiene 418 mil 569 habitantes, según el Censo Nacional de Población del 2018, el departamento cuenta con 12 médicos cubanos que cubren cinco de sus ocho municipios, pero la atención se centra en los lugares más alejados de la cabecera departamental.
El 25 de agosto, el diputado Felipe Alejos, de la bancada Todos, pidió al canciller Pedro Brolo expulsar a los más de 400 médicos cubanos que prestan atención a las comunidades del país, con una justificación que a muchos les pareció retórica.
Para leer más sobre este tema:
Menos médicos y más pobreza
Según la Organización para la Economía Cooperación y Desarrollo (OECD) en una estadística de 2018, sobre el personal médico y enfermería en América Latina, Guatemala se encuentra en el último lugar, porque no tiene ni a un médico por cada mil habitantes.
En la estadística de la OECD, pero de 2017, Guatemala estaba entre los tres últimos lugares, por debajo de Honduras y Haití.
Otro estudio, pero del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (IFECI) detalló que Totonicapán tiene el 70 por ciento de desnutrición crónica, que lo sitúa en primer lugar con ese padecimiento a nivel nacional.
Los médicos cubanos han sido testigos que varias familias de Totonicapán se alimentan durante el día con un tamalito y sal, “la población es muy pobre”, relató Gonzales Proenza.
A pesar de la realidad y de las condiciones, la experiencia de trabajo con esas comunidades ha sido valiosa para el personal cubano, porque se han acercado a las comadronas, con la gente y los líderes comunitarios. “Afortunadamente las enfermeras nos asisten con la traducción cuando vamos a comunidades, donde la mayoría solo habla el idioma materno”, indicó el líder de la brigada.
Los médicos que se encontraban en la casa rápidamente hicieron comentarios entre ellos, sobre las palabras “buenos días, ¿qué tiene?”, que ya han aprendido en k’iche’: “saqirik, la maj k’ax chawe?
Ver a una comadrona atendiendo a una mujer embarazada ha sido otra de las grandes impresiones, para el grupo de médicos que atiende en el municipio de Momostenango.
Lugares de atención
Los municipios en los cuales atienden los médicos cubanos son: San Cristóbal, San Francisco el Alto, Santa María Chiquimula, Momostenango y en la cabecera departamental, la atención que se brinda es a nivel de medicina general, pero con énfasis en atención a las comunidades más lejanas en donde los comunitarios no tienen acceso a salud.
“Recibimos a personas con diferentes problemas de salud y llegamos a donde la salud no llega”, relató el coordinador de la brigada.
En muchas ocasiones los médicos deben cubrir el valor del servicio que los transporta a los lugares que visitan o les toca caminar grandes tramos, porque los enfermos se encuentran en lugares a donde no llega el transporte público.
Aún en esas condiciones, son optimistas y reconocen que los problemas son para la población que no cuenta con acceso a medicinas. “Hasta el momento no hemos encontrado dificultades y la ayuda del personal de salud local ha sido valiosa. La dificultad es para la población, sobre todo cuando debe acceder a medicamentos”, relató Gonzales Proenza.
En Totonicapán y a nivel nacional hacen falta médicos y la brigada cubana lo sabe, pero Gonzales Proenza recalcó “nosotros no queremos usurpar plazas de médicos” y además, reconocen el papel trascendental de las comadronas en la salud de las comunidades.
“Sí las comadronas no existieran el sistema de salud no tendría la capacidad para asumir la salud materna infantil”, reconoció Gonzales Proenza.
Lejos de casa
Aunque los 12 médicos cubanos que dan atención en Totonicapán coinciden en que brindan sus servicios con toda su entrega y profesionalismo, también indican que es duro separse de su familia, que los espera en la isla de Cuba. “Es doloroso estar lejos de nuestra familia, nuestros hijos, hijas y padres están allá, este año por la pandemia no sabemos si los veremos”, relató el líder de la brigada.
Esa brigada cubana en Totonicapán la integran nueve mujeres y tres hombres, de diferentes provincias de Cuba. La especialidad en medicina de los profesionales es: tres licenciadas en enfermería, ocho médicos especialistas en medicina general integral y un especialista en higiene y epidemiología.