Texto y fotografías: Juan Calles
En la diminuta sala de audiencias en el nivel doce de la Torre de Tribunales se amontonaban abogados, acusados, familiares, periodistas, acompañantes, todos lucían incómodos y acalorados y no era únicamente por el lugar, se esperaba el inicio de la audiencia en donde se decidiría si el juez Pablo Xitumul era recusado del caso o continuaba presidiendo el mismo.
Habían nervios y ansiedad, la gente se amontonó en la entrada, las condiciones de la sala de audiencias no eran adecuadas; si el Tribunal presidido por la jueza Anabella Cardona declaraba con lugar la recusación, todo el proceso legal realizado hasta hoy en el caso debería regresar a su etapa previa, lo cual retardaría gravemente el caso; si por el contrario se rechazaba la recusación todo seguiría su curso con normalidad en este juicio reconocido como histórico.
La defensa se lamenta e intenta argumentar
Todos los abogados de la defensa tomaron la palabra, incluido el abogado de la Procuraduría General de la Nación (PGN) quien representa al Estado de Guatemala como tercero implicado. Todos repitieron exactamente lo mismo, la defensa no está interesada en mostrarse creativa.
Sus argumentos, quejas y lamentos giraban en torno a la forma en la que el juez les habla y se refiere a ellos, a que ordenó expulsar a la esposa de uno de los acusados por gesticular durante la declaración de un perito, además de afirmar que el juez Xitumul sentía odio por los militares porque el ejército asesinó a su padre en los años 80 y que tenía enemistad con los acusados.
Ninguno de los abogados argumentó algún elemento diferente al otro, o algún dato o hecho que sumara a su causa, únicamente el abogado Waldermar Leonardo, ornamentó su argumentación con citas de teóricos del derecho que hablaban sobre la imparcialidad de los juzgadores.
Al final la jueza decidió que sus argumentos, quejas y lamentos no acreditaban ninguna razón para recusar al juez Xitumul, ni legalmente, ni lógicamente, pues por ejemplo, si alguien odia a otra persona no se puede medir tal cosa, entonces ¿Cómo demostrar que el juez odia a los acusados?
Los documentos presentados tampoco ayudaron a la causa de los acusados, pues tampoco demostraban que los argumentos de la defensa fueran verdaderos.
El juez Pablo Xitumul continuará presidiendo el caso en el que se acusa a la cúpula militar de los años 80, época durante la que desaparecieron miles de guatemaltecos y guatemaltecas, incluido en este caso Marco Antonio Molina Theissen de 14 años de edad. La próxima audiencia será el miércoles 9 de mayo usted puede acompañar a la familia Theissen para mostrar su solidaridad.