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Una conversación con el antropólogo Edgar Esquit Choy autor del libro Comunidad y Estado durante la Revolución

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Créditos: Cortesía.
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Andina Ayala

16 de octubre 2019

Una de las pocas maravillas de andar en transporte colectivo es que a veces se corre con la suerte de elegir el asiento indicado para tener una buena charla. Así sucedió esta mañana cuando en una ruta extraurbana y al ritmo de la música de Bronco tuve una conversación con el doctor en ciencias sociales, Edgar Esquit Choy.

Edgar Esquit. Foto: tujaal.org

Esquit es un cientista social kaqchikel, originario del municipio de Patzicía, Chimaltenango. En 1993 obstuvo el título de licenciado en historia por la Universidad de San Carlos (USAC), En 2002 obtuvo el grado de maestro en Antropología Social por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-Guadalajara), y en 2008 alcanzó el doctorado en Antropología social por el Colegio de Michoacán (COLMICH), en México. Esquit fue director Instituto de Estudios Interétnicos (IDEI) de la USAC en 2018, y actualmente se desempeña como investigador del mismo centro de investigaciones.

Ha realizado varias publicaciones a nivel nacional y ponencias en distintos países de Latinoamérica. De su trabajo podemos mencionar las obras: Proyecto Politico Maya y reconstrucción de la historia (1997); Otros poderes, nuevos desafíos. Relaciones intrínsecas en Tecpán y su entorno departamental 1871-1935 (2002); y Camino hacia la utopía (2003).

Este miércoles 16 de octubre a las 4:30 de la tarde, en el Museo de la Universidad de San Carlos (MUSAC), presentará su más reciente libro: Comunidad y Estado durante la Revolución. Política comunal maya en la década de 1944-1954 en Guatemala.

A continuación compartimos la conversacion con el doctor Esquit:

PC: ¿Cómo fue tu juventud, y el espacio donde creciste?

ES: mi papá perteneció a una generación que cuestionó la tradición agrícola de toda la comunidad. Cuando mi abuelo le preguntó si quería tierras o la maquina de coser, elegió ser sastre, al elegir la máquina de coser y no la tierra, interpeló el trabajo agricola en el que estaban siempre los indígenas. Él pensó que podía adelantar otro tipo de relación con los ladinos del pueblo. Trabajó por 16 años en la sastrería. También recuerdo las vivencias en la escuela, en mi niñez. Después salí a estudiar a Chimaltenango a la Escuela pública Pedro Molina, en donde estuve internado 5 años. Yo tenía 14 años en 1981, cuando asesinaron a mi padre. No sabemos quiénes cometieron el asesinato, pero él trabajaba mucho en las organizaciones políticas locales, colaboró con el Partido Revolucionario (PR), y también cuestionó mucho el trabajo de los maestros locales de Patzicía.

Mi mamá, vendía en el mercado del Trébol, en la zona 11 capitalina, y mis hermanos mayores asumieron la responsabilidad de la familia de siete miembros. Después de que me gradué de la Escuela Pedro Molina, como maestro de educación primaria, trabajé con niños en una aldea de San José Poaquil, al mismo tiempo que venía a estudiar a la Escuela de Historia.

PC: ¿Qué te motivó a desarrollarte como científico social?

ES: las experiencias en mi comunidad me condujeron a tratar de entrar a la Universidad. Pensé en la posibilidad de sacar el profesorado, nunca en la licenciatura. Llegué a la licenciatura con temores y mucha expectativa. Pero encontré mucha ayuda en la Escuela de Historia.

PC: ¿Qué ambiente encontraste en la escuela de historia?

ES: hay gente que tendrá sus críticas. La escuela para mí ha sido un espacio donde encontré temas vínculados a mi espacio familiar y comunitario.

Encontré una discusión sobre los indígenas, que desde el inicio cuestioné. Veía que el discurso etnográfico de mediados del siglo XX consideraba a los indígenas como atrasados o ignorantes. Mi impresión sobre mi comunidad era que eramos una comunidad moderna y no veía reflejado esto en el discurso de ciertos antropólogos de ese tiempo.

PC: ¿Cuáles son tus reflexiones ahora como investigador?

ES: a lo largo del tiempo he llegado a pensar que las comunidades se vuelven nuestro propio país, porque es el único espacio que el Estado guatemalteco nos ha dejado para construir nuestras vidas, y nuestra historia.

Lo que un maya o indígena está pensando siempre es en su comunidad. Ese pensar sus multiples contradicciones, su relación con el Estado o su construcción cotidiana, es lo que me ha motivado a realizar mis trabajos de investigación. Como profesional poder construir un discurso y una narrativa sobre las comunidades. Creo que he aportado algo a la historia de las comunidades indígenas.

PC: ¿De qué trata libro que presentarás hoy por la tarde?

ES: mi libro habla sobre la relación entre la política comunitaria y la política estatal durante los 10 años de la revolución (1944-1954). Planteo que había una construcción política desde las comunidades que se encontró con la política revolucionaria. La primera aprovechó el espacio para continuar dando poder a las comunidades indígenas y construir cierta forma de autonomía local. Esto se rompió con la contrarevolución. Pero esa autonomía local, implicaba muchas otras cosas relacionadas con el trabajo y el acceso a tierras por parte de las comunidades.

PC: ¿Cuándo se presenta este trabajo?

ES: hoy a las 5 de la tarde en la 9ª avenida 9-79 de la zona 1, en el Museo de la Universidad de San Carlos (MUSAC).

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