Créditos: Cortesía.
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Por Carlos Ernesto Choc 

13 de septiembre 2019

Mientras el ejército y el gobierno cambian una y otra vez la versión de lo ocurrido en Semuy II, las voces de las comunidades maya q’eqchi´ siguen buscando como romper el cerco mediático y expresarse. En Semuy II buscan denunciar la ocupación militar de la comunidad y las graves restricciones y presiones de las cuales son objeto por los oficiales y la tropa. A las demás comunidades del área sur de El Estor la preocupación y el recuerdo reciente de la represión durante la guerra los trasladan a los años 80.

 “Los soldados no perdonan y nos tratan como si fuéramos animales o perros’’ las comunidades del área sur del municipio de El Estor, Izabal, manifestaron que se encuentran atemorizadas por la presencia del ejército de Guatemala. También rechazan el estado de sitio que fue decretado por Jimmy Morales el 4 de septiembre, entre lágrimas y tristeza hablan de la experiencia que vivieron durante la guerra, la masacre que realizó el ejército en la Sierras de las Minas y en el Valle del Polochic.

 “La verdad es que hay mucho miedo por las experiencias vividas anteriormente, no digamos en las aldeas de Sepur Zarco, San Marcos, Ponbaha’k y Esperanza, quienes fueron víctimas del ejército en el tiempo del conflicto armado’’ esto manifestó un comunitario.

Caserío La Esperanza. Foto: cortesía

Fue hasta el estado de sitio que el gobierno puso atención en la región, pero previo a este confuso incidente, el gobierno municipal y el Estado nunca aparecieron. La realidad que viven las comunidades es de extrema pobreza por el abandono del Gobierno. La gente tiene que sufrir en carne propia, los fenómenos del cambio climático, los desbordamientos de ríos que han dejado pérdidas de cultivos,  animales de crianza  y cosas materiales.

Caserío La Esperanza. Foto: cortesía

El problema más reciente fue el desbordamiento del río Roqpur que afectó al caserío La Esperanza y la comunidad de Pombaaq el 17 de julio del 2019. Los líderes comunitarios manifestaron que la Conred visitó el lugar después del desastre, pero que jamás informó de las necesidades de las familias afectas.

Comunidad Pombaaq. Foto: cortesía

Para la gente q’eqchi’ con el estado de sitio se están violando sus derechos, “el Gobierno de Jimmy Morales no respeta a los niños, ancianos, maestros y a nuestras autoridades comunitarias’’, con los militares las autoridades como el alcalde comunitario y COCODE quedan sin efecto, ya que no pueden ejercer su función, limitan las reuniones o manifestar el descontento por la presencia del ejército.

La voz de un q’eqchi’ del área sur de El Estor    

‘’Nosotros entendemos claramente las leyes. El que ha quebrantado las leyes de Guatemala debe ser juzgado ante un tribunal, y si aún no hay responsable se debe investigar para encontrar al responsable. ¿Por qué no llegó al lugar de los hechos el presidente? para tomar una decisión muy sabia, pero él está condenando a todos con esta acción del estado de sitio. Las leyes también dicen que tenemos el derecho de ser escuchados y así expresar lo sucedido, para saber quién comenzó primero y así debe ser siempre, como en este caso, si el ejército comenzó o los que viven en la comunidad para así juzgar a los responsables’’

En las comunidades del área sur de El Estor trabajan la tierra sembrando maíz, frijol, arroz, cardamomo, también se dedican a la pesca artesanal, otros trabajan por temporadas en el cultivo de la palma, ya que durante 15 días la empresa NaturAceites los contrata.

“Tenemos el temor que en un servicio religioso o en la fiesta de cumpleaños, o la reunión de las mujeres cocinando para una fiesta puedan ser retenidas o llevadas a prisión’’ expresó el comunitario.

Con la militarización las actividades diarias de las personas han cambiado, la vida de la gente perdió la normalidad, por ejemplo: las mujeres ya no pueden madrugar para ir al molino, los hombres no pueden madrugar para ir al campo, lo mismo para quienes van a vender o productos en lancha al centro de El Estor, Izabal.

Otro comunitario q’eqchi’ expresó: ‘’El dolor de los golpes físicos desaparece, pero el dolor que hizo el ejército está en lo profundo de nuestros corazones, no puede desaparecer y jamás se puede olvidar’’, por temor a represalias tampoco quiso dar su nombre. 

La presencia de los vehículos militares ocupando la comunidad, las carreteras, el monte y el pueblo de El Estor, les revive la represión más dura de la guerra, las heridas siguen abiertas y el gobierno al decretar esta medida sigue profundizando el trauma de la represión.

Muchas de estas familias q’eqchi en área sur de El Estor siguen buscando a sus familiares que fueron detenidos y desaparecidos por el ejército de Guatemala, siguen buscando justicia para esclarecer la razón de la desaparición.

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