Nosotros, los Pueblos Mayas, activistas y académicos que hemos sido históricamente desplazados de nuestras territorios ancestrales y países de origen, denunciamos públicamente a los gobiernos de los Estados Unidos, México y Guatemala por su trato inhumano y políticas opresivas hacia nuestros pueblos. En particular, expresamos nuestra indignación contra el maltrato absoluto de nuestras niñas y nuestros niños, y jóvenes mayas que buscan asilo y refugio político en Estados Unidos. Desde diciembre del 2018, cinco niñas y niños mayas han muerto bajo la custodia del Departamento de Seguridad Nacional de los EE. UU., en la frontera de los EE. UU./México, y uno más, bajo la custodia de los funcionarios de inmigración mexicanos en la Ciudad de México.
Jakelin Caal Maquin (nación maya q’eq’chi ’, 7 años de edad), murió de una infección bacterial el 8 de diciembre. Felipe Gómez Alonzo (Nación Maya Chuj, 8 años), murió de complicaciones de gripe en la víspera de Navidad. Juan Leon Gutiérrez (nación maya ch’orti ’, de 16 años de edad), falleció a causa de una infección cerebral causada por la falta de tratamiento a una infección nasal, el 30 de abril. Wilmer Josué Ramírez (2 años y medio) de la ciudad de Chiquimula, que es territorio maya Ch’orti ‘, murió de neumonía el 14 de mayo. Al día siguiente, una niña guatemalteca de diez años, cuyo nombre aún no es conocido, murió en un centro de detención migratoria en la Ciudad de México. Carlos Hernández (nacion maya achi, 16 años), murió de influenza el 20 de mayo. Antes de diciembre, Claudia Patricia Gomez González (nacion maya mam, 20 años) fue asesinada por un agente de la patrulla fronteriza en Texas después de cruzar la frontera el 23 de mayo de 2018.
El tratamiento violento e inhumano de los gobiernos de los Estados Unidos, México y Guatemala a nuestra gente ha causado estas muertes de gran repercusión mediática. No son las únicas. Innumerables niños sufren violencias y continúan falleciendo mientras viajan a los Estados Unidos. Como personas mayas, nos preguntamos: ¿cuántas niñas y niños más deben morir antes de que los gobiernos de los Estados Unidos, México y Guatemala se den cuenta de que esta es una crisis que afecta específicamente a los niños y jóvenes Indígenas? ¿Cuándo asumirán estos gobiernos la responsabilidad de sus violaciones nacionales e internacionales a los derechos humanos que han resultado en estas trágicas muertes? ¿Cuándo ofrecerá los Estados Unidos soluciones humanitarias para Indígenas que solicitan asilo político ya que las condiciones sociales de las que mucha gente escapa son el resultado directo de la histórica y continua intervención de los Estados Unidos en nuestros territorios ancestrales?
Los pueblos mayas son mayoría en Guatemala. Desde el fin oficial de la Guerra Civil Guatemalteca (1960–1996), en la cual el estado-nación implementó políticas genocidas y adoptó tácticas terroristas para eliminar a los Pueblos Indígenas, hemos enfrentado desafíos extraordinarios debido a que en casi todos los ámbitos sociales, culturales, económicas, espirituales y físicos, nuestras comunidades y familias han sido impactadas de manera particular y negativa. El gobierno de Guatemala, a través de la implementación de reformas económicas neoliberales, ha creado una crisis humanitaria que, específicamente, ha afectado a los pueblos mayas. Los altos niveles de corrupción e impunidad de los funcionarios de alto rango, así como también la falta de fondos para servicios sociales, hospitales y educación han contribuido a la violencia y la represión ejercida por el estado hacia nuestros pueblos. Además, si bien las pandillas transnacionales se han convertido en una creciente preocupación, la respuesta del gobierno a este problema solo ha empeorado las condiciones puesto que al militarizar nuestros territorios ancestrales, se ha buscado desarticular nuestras estructuras gubernamentales tradicionales y a la sociedad civil, criminalizando a los jóvenes y dejando impunes actos de violencia ejercida contra niñas y mujeres en general. Las mujeres y los niños mayas, y en particular las niñas y niños Indígenas, son los más victimizados e impactados por estas tácticas represivas y violentas.
Además, es en nuestras tierras y territorios ancestrales donde operan las empresas transnacionales y las industrias extractivistas. Tales industrias han creado daños y degradaciones ambientales que también han resultado en la contaminación del agua, lo cual ha empujado a miles de personas a salir de sus comunidades. Los líderes Indígenas que luchan por la defensa de nuestras tierras y territorios ancestrales, y aquellas y aquellos que disputan y desafían estas políticas extractivistas, son criminalizados, encarcelados, perseguidos y asesinados. Además, muchas personas tienen que lidiar con el tráfico de drogas, la violencia de pandillas y la extorsión, lo que deja a muchas personas sin otra opción que vender sus tierras y emigrar en busca de asilo político en los Estados Unidos. Los impactos del cambio climático profundizan las injusticias que nuestra gente enfrenta en nuestros territorios ancestrales. Muchos agricultores han perdido sus cosechas debido a las inconsistentes precipitaciones, y el aumento las sequías.
Como pueblos y naciones Indígenas, enfrentamos el racismo, la discriminación, la violencia y la muerte en nuestras tierras, lo cual obliga a muchos de nosotros a huir. Sin embargo, en lugar de comprender estas condiciones sociales, los mayas reciben un trato inhumano, enfrentan un racismo virulento, violaciones a sus derechos humanos y hasta la muerte en las fronteras de Guatemala / México, y México/ Estados Unidos, todo lo cual constituye una violación de la Declaración de los Derechos de las Naciones Unidas y la de los Pueblos Indígenas (UNDRIP). La Agencia de Protección de Fronteras y Aduanas de los Estados Unidos ha informado que desde octubre del 2018, más de 44,000 menores no acompañados y más de 248,000 familiares (padre/madre y niña/niño, o guardian y niña/niño) han sido detenidos y apresados.[1]Teniendo en cuenta que los Pueblos Indígenas son la mayoría en Guatemala y que existen 68 naciones Indígenas en México, y que los Pueblos Indígenas están presentes en otros países de América Central, creemos firmemente que la mayoría de los niños y las unidades familiares que provienen de estos países son Indígenas y necesitan leyes migratorias particulares. Trágicamente, se les está negando el pleno derecho humano a solicitar y obtener asilo político en Estados Unidos.[2]
Los gobiernos de Guatemala, México y los Estados Unidos deben tomar responsabilidad por la muerte de nuestras niñas y niños. La impunidad por su muerte no es una opción, y exigimos justicia para sus familias, así como una solución humana a una crisis que es el resultado directo de las políticas económicas neoliberales de estos países.
Contrariamente a erróneas suposiciones de la sociedad dominante, como Pueblos Mayas, activistas y académicos en la diáspora, hacemos importantes contribuciones a nuestros respectivos países de origen no solo enviando remesas que son la base de las economías de América Central y México, sino también pagamos impuestos en los países que en los que nos hemos asentado y hecho nuestros hogares hoy en día. Por lo tanto, exigimos:
– La anulación inmediata de las políticas de separación de familias, y una reunificación inmediata de las niñas y niños con sus padres o guardianes.
– El fin inmediato de la detención de niñas y niños.
– Una investigación exhaustiva, justa y transparente que aclare las muertes de niños migrantes mayas.
– Una investigación y enjuiciamiento de funcionarios que han violado los derechos humanos de las niñas y niños mayas.
– La renuncia inmediata de los funcionarios de inmigración a cargo de los centros de detención donde han fallecido estos niños.
– El fin de contratos a centros de detención privatizados.
– Anular las tácticas inhumanas y de tortura a las personas en detención, como aislamiento solitario, y ubicando a personas en hileras.
– Atención médica completa a migrantes, y personas buscando asilo político.
– El respeto pleno y completo de los derechos de las personas que solicitan asilo político.
– Provisión y acceso a intérpretes en idiomas mayas e Indígenas para personas que solicitan asilo político en conformidad con la Orden Ejecutiva 13166 y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas, en particular el artículo 13.
– La suspensión inmediata de leyes temporales que ofrecen poner en adopción a niñas y niños detenidos, con familias estadounidenses.
– Un diálogo con los líderes de la diáspora maya para el desarrollo de políticas de inmigración humanitaria.
Académicos y activistas del Mayab’ en la diáspora:
– Gio B’atz’ (Giovanni Batz). Maya K’iche’ de Los Angeles, CA. Doctor en Antropologia social.
– Floridalma Boj Lopez, Maya K’iche’, Profesora titular de sociologia, Universidad del estado de California, Los Angeles
– Juanita Cabrera Lopez, Nacion Maya Mam, Quetzaltenango & Washington, D.C.
– Gloria E. Chacón ( Maya Ch’orti’ origin), Profesora asociada, Universidad de California en San Diego
– Daniel Hernandez, Winaq: K‘iche‘, Tz‘utujil, Mam, Kaqchikel, candidato de doctorado, Te Whare Wānanga o Tāmaki Makaurau, Aotearoa (Nueva Zelanda).
– Jessica Hernandez, Zapotec & Ch’orti Maya, doctoranda en ciencias ambientales y forestales, Escuela de ciencias ambientales y forestales, Universidad de Washington.
– Emil Keme (aka Emilio del Valle Escalante), Maya K’iche, Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, EE.UU.
– Vicenta Lopez Mateo, Maya Q’anjob’al, MSW Candidate, USC Suzanne Dworak-Peck School of Social Work
– Carla Osorio Veliz, Maya Tzotzil de Los Ángeles, CA y Eugene, Oregon. Doctoranda en Geografía en la Universidad de Oregon.
– Ana Ramirez, Maya Akateka, estudiante de doctorado, Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, EE.UU.
– Jesse Ramirez, Maya Akateko, estudiante de grado, Princeton University
– Emilio Vicente, Maya K’iche’, Activista por los derechos de los inmigrantes .
– Yesenia Pedro Vicente, Maya Q’anjob’al, Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill
[1] Ver: https://www.cbp.gov/newsroom/stats/sw-border-migration
[2] Ver:https://www.milenio.com/cultura/cuantos-indigenas-viven-