5 de abril del 2019
El Estor, Izabal. En la mañana del jueves 4 de abril, el pescador artesanal Magno Cifuentes, comenzó su jornada laboral como todos los días, con su trasmallo de pesca. A eso de las 10 de la mañana, fue sorprendido con la pesca de un sábalo de 1.75 metros y 138 libras. Una “magna” pesca, si se considera que en el Lago de Izabal es muy difícil encontrar peces de este tamaño.

El lago, para los pescadores artesanales, representa una fuente de trabajo y una forma de vida. Por eso luchan contra la contaminación provocada por la actividad minera y de las empresas de palma. Pese a estas actividades nocivas para el lago y la diversidad ecológica, en este enorme ojo azul todavía se encuentra abundancia de peces, cocodrilos, lagartos. En sus orillas se pueden admirar grandes grupos de garzas y variedad de aves acuáticas, y muchos mamíferos. El Lago de Izabal es hogar del manatí, el misterioso mamífero sirénido que ha estimulado la imaginación humana al paso de los siglos.